¿Le hablas a tu hijo sobre sexualidad? (Pues ya va siendo hora)
Estudié en un colegio de monjas en los años 80 en una ciudad del sur. Recuerdo la clase en la que nos proyectaron una diapositiva con el aparato reproductor femenino. Solo éramos chicas, nada de chicos. La educación segregada era lo habitual en la concertada. Recibimos un esquema con flechas de cómo se llamaba cada parte y ahí quedo todo. Nada más se supo. Hubo que descubrir por experiencias propias y ajenas el resto. Y el resto, lo era todo.
El famoso anuncio del póntelo, pónselo de 1990 decía públicamente y a las claras que el uso del preservativo no estaba generalizado. Por algo sería. Treinta años después, la educación sexual se introduce en Secundaria, en tercero de la ESO, cuando los chavales tienen 14 años. "Demasiado tarde", explica la psicóloga y sexóloga Nayara Malnero. La primera confusión estriba en lo que entendemos por educación sexual. Para Nayara, no es solo hablar de relaciones sexuales, prevención de embarazos y de infecciones, es muchísimo más. "¿De qué sirve enseñar a poner un preservativo si luego, a la hora de la verdad, no tenemos la seguridad en nosotros mismos para decir que no a una pareja que no quiere ponérselo? Aquí está claro, la educación sexual es educación en autoestima, autoconocimiento, valores, seguridad en uno mismo, relaciones igualitarias, habilidades sociales y emocionales", afirma Nayara.
Así que no hay razón para posponerlo, La educación sexual se puede empezar "desde ya", con independencia de la edad del niño o la niña. El camino no es fácil y dejarlo de lado es más cómodo a corto plazo. "A veces no somos conscientes de nuestro propio tabú, pero está ahí. También, a veces pensamos que sabemos de todo y son los pequeños los que nos ponen contra las cuerdas", afirma Nayara. Evadir las preguntas ni es recomendable ni es lo mejor: "No solo contribuimos al tabú, sino que les privamos de educación básica". Cuidado con las mentiras, porque la información errónea es "tan mala como el silencio".
Algunos padres se refieren a la vulva o el pene con nombres inventados. Nayara explica que no está mal la jerga que cada uno utilice salvo un caso concreto: los nombres despectivos. "Debemos de tener esto muy en cuenta. Eso sí, que podamos utilizarlos no significa que no enseñemos cuáles son los nombres correctos, y que cuando nos cuenten que en el colegio hablan de ello o estemos en determinados lugares o entornos, les enseñemos que deben de utilizar los nombres adecuados", afirma.
La educación sexual que reciban de pequeños puede ser valiosa para afrontar el futuro. "Como terapeuta de adultos, siempre indago sobre la educación sexual en la infancia y adolescencia, ya que está íntimamente relacionada con las problemáticas futuras. Los niños que reciben educación sexual de calidad suelen iniciar sus relaciones sexuales más tarde y con mayor responsabilidad que el resto. Su autoestima y la seguridad en sí mismos también es superior", dice la psicóloga y sexológa.
Una nula educación sexual en la etapa infantil tiene consecuencias relacionadas con las inseguridades, un mayor riesgo sexual y relaciones sentimentales desiguales. "Si salgo a la calle y desconozco que un coche puede atropellarme, probablemente no mire hacia los lados al cruzar y sea atropellado", compara.
Nayara cuanta que es muy habitual que un niño o niña experimenten con su propio cuerpo. Cuando lo hacen en público, debemos explicarles que lo que están haciendo no tiene nada de malo, pero que es algo para hacer en privado. Esta tutoría da algunas claves. "Nos hace mucha falta una buena inversión estatal y personal en cuanto a la educación sexual. No somos conscientes de su alta repercusión a todos los niveles", concluye.
Sobre cómo, cuándo y qué explicar a tu hijo sobre sexo, Nayara ofrece estos consejos para no perder de vista:
- Nunca debemos evadir ninguna pregunta: los niños aprenden de lo que se dice y de lo que no se dice. El silencio es la peor de las opciones.
- Nunca, bajo ningún concepto, debemos de mentir: la información errónea, junto a la desinformación, son las dos grandes catástrofes de tu futura vida íntima.
- Es importante responder a lo que ellos quieren saber, pero también aportar información de lo que deben saber: quizás, en lo que no preguntan directamente también existan cuestiones importantes que conocer o dudas no resueltas.
- Si no sabemos cómo responder (por vergüenza o por no saber adaptar el lenguaje) o desconocemos la respuesta, lo mejor es reconocerlo y comprometerse a buscar información para abordar el tema en otro momento (sin que esto sirva para escaquearse, claro)
- ¿Por qué esperar a sus preguntas? La educación sexual de los niños es su derecho y, para los padres, una obligación. ¿Por qué no llevar tú la iniciativa? Hay niños que son menos preguntones, por ello no van a quedarse sin información.
Celia Blanco es periodista y directora de Contigo dentro, el programa sobre sexualidad de la Cadena SER. Como madre, echa en falta un apoyo por parte del colegio: "Solo se explica la parte biológica, afortunadamente ya no les dicen que que los niños vienen de París. Me gustaría que ahondaran en lo que significa el sexo; por ejemplo, no se habla de la masturbación". Celia opina los padres deben responder con naturalidad y honestidad a las preguntas que planteen sus hijos. "Hay que ser claros. La transexualidad se entiende muy bien si cuentas que hay niñas que nacen con pene y niños que nacen con vulva; y que lo que hay que conseguir es que inicien ese tránsito para sentir como suyo el propio cuerpo". El reto está servido. ¿Seremos capaces de dar a nuestros hijos una mejor educación sexual que la que recibimos nosotros?