Las novedades del atípico 12-O: mascarillas, mano al corazón y sin desfile
Lo que sea para evitar que el coronavirus se extienda...
La nueva normalidad también es esto. El acto de la celebración del Día de la Fiesta Nacional, presidido por los reyes, se ha celebrado este mediodía en la plaza de la Armería del Palacio Real de Madrid, pero ha sido eso, “acto”, sin más, porque el tradicional desfile que se celebra cada año en el centro de la ciudad ha sido suspendido en 2020, así como la posterior recepción en el Palacio Real.
Por eso, frente al paso de militares y guardias civiles, lo que hemos visto este lunes han sido uniformados en formación, a la espera de la revista de Felipe Vi, que es quien ha presidido el evento, junto a la reina Letizia y sus hijas, Leonor y Sofía.
El acto en la Plaza de la Armería ha consistido en el izado de bandera, un homenaje a los que dieron su vida por España, una imposición de condecoraciones y un breve desfile terrestre. Sólo han participado en este desfile 527 efectivos de unidades ubicadas en Madrid a excepción de la Legión que, con motivo de su centenario, tendrá un protagonismo especial. Además de la Patrulla Águila.
Todos con sus mascarillas, una estampa inusual. Estamos acostumbrados a verla en los ciudadanos, no en las Fuerzas Armadas o la Guardia Civil, concentradas en un acto solemne.
Como homenaje a todos los participantes en la lucha contra la pandemia, además de la representación de las Fuerzas Armadas también están presentes miembros de organismos civiles como el Cuerpo Nacional de Policía, la Dirección General de Protección Civil y Emergencias, el SUMA, el ERICAM, el Cuerpo de Agentes Forestales de la CAM, el SAMUR, la Policía Municipal de Madrid y el Cuerpo de Bomberos tanto del ayuntamiento como de la Comunidad madrileña.
En reconocimiento a todos ellos se ha inspirado el lema de la celebración, “El esfuerzo que nos une”, y que da título a un vídeo divulgado por el Ministerio de Defensa con motivo de este 12 de octubre.
La anécdota ha estado también en el saludo del rey Felipe VI a las autoridades asistentes. Nada de manos, por supuesto, ni de contacto alguno: inclinaciones de cabeza y manos al corazón, que es lo que imponen estos tiempos de Covid-19. Ya empieza a ser costumbre, pero no es lo mismo verlo en un acto pequeño, que en la Fiesta Nacional, donde el reguero de manos estrechadas era un ritual clásico.