La mascarilla en el recreo, una "incongruencia" politizada y con poco sentido
Los epidemiólogos ven "incoherente" que se mantenga el uso obligatorio de cubrebocas en patios de colegio.
La polémica surgió hace justo una semana, cuando la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, anunció que las mascarillas dejaban de ser obligatorias en los recreos, aunque instantes después su Consejería de Sanidad tenía que matizar: sólo se podrían retirar en caso de mantenerse la distancia de un metro y medio entre niños.
Al momento, surgieron sus defensores y detractores, y el Ministerio de Sanidad recriminó que esta decisión se tomara de manera unilateral, y no consensuada en el Consejo Interterritorial. Muchos colegios de la región, conscientes de la dificultad de garantizar esa distancia requerida, directamente optaron por comunicar a padres y alumnos que las mascarillas seguían siendo obligatorias.
Curiosamente, cuando se pregunta a los epidemiólogos por esta controversia, su respuesta es distinta a todas las anteriores: es una “incongruencia” que los niños sigan llevando mascarilla en exteriores, dicen. Eso sí, están molestos por que la cuestión se haya politizado, en lugar de ser debatida por los técnicos. Este miércoles, las comunidades y el Ministerio volvieron a sentarse a la mesa del Consejo Interterritorial, pero no hubo ningún anuncio sobre este tema.
Una “incongruencia”
Quique Bassat, pediatra y epidemiólogo, explica que la principal “incongruencia” reside en que cualquier persona, ya sea adulto o niño, puede ir por la calle sin mascarilla desde julio, pero no hacer lo mismo si es en un patio de recreo y tiene más de 6 años. Bassat es consciente del temor (lógico) de padres y profesores a que la distancia no se cumpla en los recreos; no obstante, “se puede asumir ese riesgo”, defiende.
“Los niños no van a dejar de tocarse, no van a dejar de jugar, pero el riesgo de transmisión es tan bajo entre niños, y en el contexto epidemiológico actual, que podemos probarlo”, sostiene Bassat. E insiste: “Habría que ser honestos y decir: no hace falta que los niños lleven mascarillas en exteriores, con o sin distancia. No pasa nada; el riesgo es claramente asumible”.
Al experto le parece “muy chocante” que los adultos, que sí tienen riesgo de sufrir enfermedad grave por covid, puedan no llevar mascarilla en interiores en hostelería —ya al 100% de su aforo— y, en cambio, “a los niños se les restrinja este derecho” en exteriores, donde el riesgo de contagio es aproximadamente veinte veces menor. “Creo que ya no toca”, considera Bassat. Es consciente de que los menores de 12 años todavía no pueden vacunarse, pero también recuerda que los niños “son menos infecciosos” que los adultos.
En un artículo publicado esta semana en Madrid Diario, los diputados de Más Madrid Tania Sánchez y Javier Padilla —médico de familia—, defienden una postura similar a la de Bassat. Entienden que si se sigue obligando a los niños a llevar cubrebocas en el recreo es simplemente porque se puede tener a alguien “vigilando su cumplimiento” (a diferencia de lo que ocurre en cualquier parque o dentro de un restaurante), y porque en esta medida no hay intereses económicos de por medio. Lo tachan de “incoherencia”.
Por otro lado, ¿por qué hay que dar por hecho que los niños no cumplirían la norma de usar mascarilla en caso de no haber distancia?, se preguntan Padilla y Sánchez. Sobre todo cuando los menores “se están adaptando estupendamente” al uso de mascarilla y al resto de protocolos pandémicos, apunta Pedro Gullón, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública. “Mucho mejor que muchos adultos”, añade.
“Es una medida bastante menor”
Lo que no entiende Pedro Gullón es que una medida aparentemente tan simple se esté dilatando tanto y generando tantas ampollas. “La retirada de mascarillas en los patios es una medida bastante menor”, asegura. “No hablamos de algo que vaya a cambiar la pandemia, y más cuando tenemos discotecas abiertas”, comenta el epidemiólogo.
En su opinión, otro de los problemas en torno a esta cuestión es que se ha politizado, no se ha debatido como se debía en el Interterritorial y, al final, “se acaba generando caos”. “Parece que hay una pequeña lucha [en los gobiernos] por ver quién da más libertad ahora que las cosas van bien, y entonces batallan por cosas totalmente menores y superficiales, como la mascarilla en el recreo, que al final son las que generan más debate porque se utilizan políticamente”, sostiene Gullón.
El epidemiólogo apunta que “nunca está de más llevar mascarilla”, pero retirarla de los recreos no cambiaría el curso de la pandemia y, quizás, incluso podría aliviar ese rato a los niños y “facilitar que la lleven mejor puesta el resto del tiempo”.
Qué tiene que pasar para retirar las mascarillas
La experiencia, hasta ahora, ha demostrado que los colegios son lugares muy seguros y que, en general, reflejan el panorama epidemiológico que hay en el resto del país. Actualmente, España se encuentra en una situación de riesgo bajo, con una incidencia acumulada estable en 50 casos por 100.000 habitantes, y con el 90% de la población diana vacunada.
Quique Bassat, que coordinó el Grupo de Trabajo de la Asociación Española de Pediatría para la Reapertura de la Escolarización tras la pandemia, señala que entre los expertos hubo “cierto consenso” sobre los supuestos en los que se podría relajar alguna de las medidas en los colegios. El pediatra menciona tres requisitos, que a día de hoy se cumplen: “Que la incidencia comunitaria fuera baja, que la cobertura vacunal entre los adolescentes fuera alta y que la reapertura del curso escolar presencial no hubiera supuesto un aumento de los contagios”.
Sobre esta última condición, Bassat replica: “La curva de los casos ha sido prácticamente plana desde el inicio del curso”. Sobre la vacunación de adolescentes, están los datos: el 82,3% de los jóvenes de entre 12 y 19 años ya tiene la pauta completa, un porcentaje superior al de la media nacional vacunada, un 78,6%. “En el contexto actual, tiene todo el sentido del mundo quitar las mascarillas en los patios; no en interiores, pero sí en el patio”, asegura Quique Bassat.
Las mascarillas, “arma arrojadiza” en política
Del mismo modo que Pedro Gullón, Bassat lamenta “las formas” con las que se ha tomado esta decisión en la Comunidad de Madrid, que, por otro lado, ya estaba siendo debatida en Cataluña y Comunidad Valenciana. “Si esto hubiera venido de un Consejo Interterritorial, con el consenso de las comunidades, no habría habido polémica, y se habría celebrado como una victoria de que las escuelas no son factores de riesgo, que se pueden ir relajando medidas, y que los niños también tienen derecho a ir volviendo a la normalidad”, dice.
En su opinión, “el factor ‘electrón libre’ de Ayuso” ha hecho que “se politice un asunto que tenía que ser puramente técnico y sencillo de resolver”, y no “un arma arrojadiza contra el Gobierno”.