Las dos lecciones que España debe aprender de Uruguay para frenar el coronavirus
Nueva Zelanda se lleva los titulares, pero Uruguay ha conseguido grandes resultados con una estrategia en la que han sido claves la rapidez, el consenso político y la responsabilidad ciudadana.
Junto con Nueva Zelanda, a Uruguay el rápido y efectivo control de la pandemia le ha valido el reconocimiento internacional.
Montevideo ha sido aplaudida por “su gestión de riesgos como estrategia de control sanitario y por su respuesta temprana y coordinada con el Gobierno nacional”, lo que ha situado a la capital como una de las ciudades más eficaces en la lucha contra la covid-19.
El país llegó a frenar en seco los contagios, incluso durante su invierno, dejando en 0 los casos confirmados durante algunos días del mes de junio.
A pesar de que en la actualidad el número de positivos ha aumentado, 16 en las últimas 24 horas, las cifras siguen siendo ínfimas en comparación con las registradas tanto a su alrededor como en Europa.
Respuesta temprana
El coronavirus ha seguido acelerándose en toda América Latina y en prácticamente el resto del mundo, sin embargo, Uruguay ha conseguido desmarcarse.
La clave, aseguran, fue adoptar medidas desde el inicio, lo que evitó llegar a un confinamiento obligatorio para la población.
Tras registrar el primer caso, el Gobierno decretó la emergencia sanitaria: suspendió las clases, las grandes reuniones y cerró fronteras. Todo ello sumado a un rastreo efectivo, un testeo cada vez mayor y un aislamiento a conciencia -desde los primeros meses los análisis diarios oscilaron entre los 400 y los 1400-.
Consenso político y responsabilidad ciudadana
A pesar de que el presidente del país, Luis Lacalle, había llegado al cargo apenas dos semanas antes de que comenzara el brote, su Ejecutivo logró un consenso político amplio para llevar a cabo acciones decisivas en la lucha contra el virus.
Una de las apuestas más llamativas fue la rebaja de salario tanto de ministros de su gabinete como de legisladores del país, quienes recortaron un 20% sus sueldos para destinar parte de los mismos a la creación de un ‘Fondo Coronavirus’.
“Esto es para la gente, esto es solidaridad pura por parte de la sociedad. Eso no tiene nada que ver con el ahorro”, aseguró Lacalle entonces.
La respuesta ciudadana fue, sin duda, el otro factor clave en el éxito de su estrategia. Si bien nunca se impuso una cuarentena obligatoria en el país, ésta fue acatada de forma voluntaria por una amplia mayoría de los uruguayos.
Además, la nación goza de un sistema de salud universal, con una cuidada atención primaria que ha permitido atender en los propios domicilios a los pacientes, evitando así un mayor riesgo de contagio.