Las conspiraciones de fraude electoral en EEUU pueden acabar matando a alguien
Mientras las afirmaciones de Donald Trump continúan siendo respaldadas por los republicanos, los funcionarios policiales temen la violencia.
Autorizados por los principales miembros del sector republicano, el presidente Donald Trump y su campaña han hecho afirmaciones descabelladas y sin fundamento sobre el fraude electoral masivo en las elecciones de 2020, amenazando con socavar la fe estadounidense en el proceso electoral y la democracia representativa. Pero también pueden poner en riesgo vidas.
Funcionarios policiales en el cargo -y anteriores- reconocen a la edición estadounidense de El HuffPost que les preocupa un auge de la violencia por parte de los teóricos de la conspiración si estos se aferran a las afirmaciones ridículas de que los funcionarios electorales participaron en una conspiración criminal masiva para robarle las elecciones a Trump.
No hay verdad en esa afirmación. Ni un solo experto en elecciones creíble dirá lo contrario. Ni siquiera la campaña de Trump ha hecho directamente acusaciones de fraude masivo en los tribunales, sino que se centra principalmente en quejas electorales tangenciales que probablemente no tendrán ningún impacto en el recuento de votos en estados como Pensilvania, donde, por ejemplo, el presidente electo Joe Biden lidera con más de 45.000 votos (superando el margen por el que Trump ganó hace cuatro años).
Sin embargo, Greg Brower, un exfiscal de Estados Unidos designado por los republicanos y exfuncionario del FBI, cuenta a El HuffPost que está preocupado por la violencia extremista y que está seguro de que el FBI y otros agentes del orden también están alerta. Asimismo, señala que es “asombroso” que un presidente no ayude a descartar las teorías de conspiración con potencial para provocar violencia y dificultar el trabajo de las fuerzas del orden.
“Ha sucedido durante cuatro años, pero todavía nos sorprende que el presidente no haga absolutamente nada para tratar de acabar con esto. De hecho, lo alienta”, apunta Brower. “Sé que es muy frustrante para las fuerzas del orden, pero el presidente no parece estar dispuesto todavía a afrontar lo sucedido, pedir a sus seguidores que mantengan la calma y aceptar el hecho de que ha perdido y tirar hacia delante”.
El FBI se negó a hacer comentarios al respecto.
Los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley en áreas donde Trump ha centrado sus falsas acusaciones también están alerta.
El fiscal del distrito de Filadelfia, Larry Krasner, le dijo a El HuffPost que estaba agradecido de que las milicias armadas no terminaran en los lugares de votación el día de las elecciones, pero reveló que su oficina recibió numerosas llamadas de personas que habían sido engañadas por la desinformación en redes sociales que nada tenían que ver con la realidad.
La amenaza de la violencia
Hubo temores generalizados de que el proceso de votación de la semana pasada pudiera estar bajo la amenaza violenta de grupos de derecha. La amenaza no se materializó, pero eso no significa que el peligro haya desaparecido.
Mary McCord, exfuncionaria de seguridad nacional del Departamento de Justicia, asegura que con el aumento de las fuerzas de seguridad, hubo menos grupos armados en las calles después de las elecciones que cuando se impusieron las restricciones relacionadas con el coronavirus, o durante las protestas por la justicia racial. Aun así, las teorías de conspiración que apuntan hacia “un robo electoral” ciertamente podrían representar una amenaza real para Estados Unidos.
“No hay duda de que la desinformación proveniente del presidente y de sus representantes sobre el fraude electoral está alimentando a los grupos de extrema derecha de una forma que representa una amenaza para la seguridad pública”, explica McCord. “Pero las fuerzas del orden público federales, estatales y locales les están prestando más atención y eso está teniendo impacto”.
Bill Fulton, un ex informante del FBI y experto en terrorismo interno de extrema derecha que trabaja con los gobiernos estatales y federales, contó a El HuffPost que los extremistas nacionales consideran a los demócratas “gente malvada” y capaz de robarle las elecciones a Trump.
“La última ronda de teorías de la conspiración es sólo una continuación del infierno que han sido los últimos cuatro años trabajando contra el extremismo nacional”, señala Fulton. “Esto no es nada nuevo, pero es un poco más peligroso ahora”.
“Es lo que se conoce como llevar a la gente al límite”, agrega Fulton. “Tienes al presidente de los Estados Unidos llevando a estas personas al límite, y en el momento en que algo suceda, se dará la vuelta y dirá: “Bueno, yo no les dije que hicieran eso”. Hará esa negación, y eso es lo que da miedo ”.
“Cuanto más dure todo esto, más peligroso se vuelve”, añade. “No se puede mantener a la gente al límite durante tanto tiempo. Muchos de estos muchachos piensan que es realmente la manera de defender a Estados Unidos. Creen que son patriotas. Eso les da poder. Los patriotas van a la guerra por su país todo el tiempo... Cuando comienzas a mezclar eso, termina desembocando en cosas realmente malas”.
Hay muchos incidentes provocados por fanáticos de Trump que se inspiran en su retórica y después cometen actos de violencia. El “súper fan” de Trump, César Sayoc, quien envió por correo artefactos explosivos mal hechos a los críticos del magnate en 2018, está en una prisión federal. También lo están tres partidarios de Trump de Kansas que planearon un ataque terrorista contra musulmanes en 2016, después de que el entonces candidato demonizara a los fieles. Posteriormente, los acusados intentaron pedir clemencia al juez amparándose en la retórica de Trump, pero el magistrado no se lo tragó.
En Filadelfia, una ciudad con mucho peso demócrata donde Trump, sin embargo, ha obtenido un mejor resultado en 2020 que en 2016, la mayor polarización y el crecimiento explosivo de las teorías de conspiración impulsadas por el presidente de los Estados Unidos ya se notan. Los funcionarios electorales de la ciudad, como informó The Philadelphia Inquirer, recibieron amenazas de muerte, y dos hombres armados, supuestamente partidarios de QAnon, entraron en la ciudad alimentando esta teoría que se basa en que Trump está trabajando para poner fin a una red mundial de tráfico sexual infantil que conspira contra EEUU.
En Harrisburg, Pensilvania, los Proud Boys, nacionalistas blancos, creyentes de QAnon y otros extremistas gritaron ”¡Detengan el robo!” en una protesta frente al Capitolio. Una camioneta con pegatinas en el parachoques condujo alrededor del Capitolio con una bandera de “Make America Great Again” -Hagamos América grande de nuevo- ondeando en la parte trasera, mientras los manifestantes pro-Trump insistían en que sus conspiraciones de fraude electoral eran ciertas.
Una teoría sin sentido, pero peligrosa
La campaña de Trump no ha ofrecido evidencias significativas de fraude electoral generalizado en las elecciones de 2020. Hacen falta pasos de gigante para acercarse siquiera a esa conclusión. Implicaría que un grupo dispar de funcionarios electorales en diversos estados, -incluidos republicanos o aquellos donde el proceso electoral está controlado por republicanos- se coordinaran para robar decenas de miles de votos, dejándoles solo una pequeña oportunidad de hacerse con el Senado.
Más allá de lo que la gente pueda pensar ahora sobre esa información, es probable que los efectos a largo plazo sean desastrosos.
David Iglesias, un exfiscal de Estados Unidos designado por los republicanos, cuenta a El HuffPost que las escandalosas afirmaciones de Trump sobre el fraude electoral masivo huelen a “desesperación”. Pero, como advirtió un grupo más amplio de abogados estadounidenses designados por los republicanos, “pueden potencialmente socavar el estado de derecho”.
Y no se trata solo de Trump: el líder de la mayoría del Senado, Mitch McConnell (republicano por Kentucky) y el líder de la minoría de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy (republicano por California), no solo no han cuestionado las afirmaciones del presidente, sino que incluso han repetido algunas de ellas.
“Cuanto más tiempo continúen el líder McConnell y el líder McCarthy haciéndose eco de las afirmaciones infundadas del presidente, más tardarán los estadounidenses en aceptar el resultado y seguir adelante”, señala Brower.
Krasner, fiscal demócrata y progresista que ha sido el blanco del fiscal federal designado por Trump, William McSwain, dijo que estaba de acuerdo con el representante estatal Malcolm Kenyatta (D), quien afirmó que los republicanos de Pensilvania “estaban actuando más como una secta que como un caucus”, después de que se negaran a permitir que se contaran los votos por correo antes del día de las elecciones (lo que retrasó el recuento).
“Es terrible. Es increíblemente cínico”, afirmó Krasner. “Al mismo tiempo hay un Partido Republicano haciendo de todo para asegurarse de que los votos se cuenten lo más lento posible y a Trump gritando que cualquier voto recontado después de la medianoche del día de las elecciones ya no vale. Sabían lo que estaba pasando. Sabían que iba a hacer eso. Son como niños asaltando el tarro de galletas, ni siquiera son inteligentes”.
Los votantes republicanos son ya susceptibles a las falsas afirmaciones de fraude electoral masivo que los conservadores han estado aseverando durante años como parte de una estrategia para apoyar las restricciones al voto, y con el objetivo de que esto impacte de manera desproporcionada en los votantes demócratas. Por supuesto, existen casos de fraude electoral ocasionales y solo determinantes como para impactar las contiendas locales que se deciden con un puñado de votos.
Trump construyó su carrera política promoviendo, entre otras, la teoría conspiranoica de que el ex presidente Barack Obama no era ciudadano estadounidense. Ahora, sin ninguna evidencia, habla de una conspiración criminal mucho mayor que roba decenas de miles de votos. Un esfuerzo criminal inverosímil que requeriría la cooperación de miembros de ambas partes.
Vale la pena mencionar cómo de inmensa tendría que ser una conspiración criminal como la que plantea Trump con las elecciones. Desafía toda lógica.
“Es fácil de identificar y enjuiciar, pero fundamentalmente, es prácticamente imposible de lograr”, señala Brower. “En mi experiencia como fiscal, no es posible que existan conspiraciones masivas como esa y tengan éxito. Son demasiadas personas, se necesita demasiada coordinación. Afortunadamente, para nosotros, como estadounidenses respetuosos con la ley, simplemente no es posible ”.
Además, apunta, ”¿por qué estos teóricos conspiradores criminales permitirían perder a tantos candidatos demócratas en el Senado? No tiene sentido”.
Como fiscal de los Estados Unidos en Nevada, Brower estableció un grupo de trabajo para analizar el fraude electoral y comprobó que la historia ha demostrado que casi nunca hay incidentes importantes. Brower, quien también ocupó un cargo como republicano electo en la legislatura de Nevada, asegura que no recuerda una discusión seria sobre la posibilidad de que un fraude haya afectado el resultado de cualquier elección, incluso las más recientes.
“En realidad, nunca ha habido evidencia de ello de manera sustancial”, recalca. “No se oye a los republicanos quejarse de fraude en ninguna carrera en la que ganó el republicano ni en ninguno de los estados en los que ganó el presidente Trump”.
La campaña de Trump tampoco ha hecho ninguna acusación sustancial de fraude electoral en los tribunales. Brower señala que el equipo legal de Trump podría eventualmente convencer a “algún pobre imbécil” para que haga una declaración jurada falsa, lo que podría generar una investigación, pero matiza que, casi seguro, esta se derrumbaría con el escrutinio. “Es realmente algo patético”, confiesa.
En Pensilvania, la campaña se queja, en cambio, de la distancia a la que se mantuvieron los observadores electorales republicanos (y demócratas) durante el recuento de votos, y del hecho de que los funcionarios electorales en los condados de tendencia demócrata parecían hacer un trabajo mucho mejor ayudando a los votantes que emitieron papeletas por correo que los funcionarios de los condados republicanos.
Vanita Gupta, presidenta y directora ejecutiva de la Conferencia de Liderazgo en Derechos Civiles y Humanos y exjefa de la División de Derechos Civiles del Departamento de Justicia, argumenta que las quejas presentadas por la campaña de Trump no tienen fundamento y que los votantes “eligieron abrumadoramente” a Biden.
“Este esfuerzo se trata de disrupción, desinformación, de sembrar el caos y tratar de socavar la legitimidad de la victoria de Biden”, señala.
“Calzoncillos Gnomo”
Todas las demandas que se han presentado pueden ayudar a calmar el ego de Trump, pero casi no hay posibilidad de que tengan un impacto real en las elecciones. Justin Levitt, experto en leyes electorales, comparó la estrategia legal postelectoral de la campaña de Trump con el plan de negocios de los “gnomos de los calzoncillos”, un viejo episodio de “South Park”, en el sentido de que las demandas no ofrecen ningún camino para prevenir en última instancia la derrota del colegio electoral de Trump. (Fase 1: Recoger calzoncillos. Fase 2:? Fase 3: Beneficio.)
“Algunas de estas demandas son una tontería y perderán. Otras son legítimas en sus propios términos y pueden ganar, pero no cambiarán el resultado ”, comenta Levitt.
“El final puede ser la recaudación de fondos o una mayor deslegitimación del proceso. Pero los partidarios que creen que la actual tanda de litigios afectará el resultado se están saltando algunos pasos bastante importantes”.
Incluso algunos conservadores que han estado advirtiendo sobre la amenaza del fraude electoral durante años han intentado tomar medidas drásticas contra las afirmaciones infundadas de fraude electoral masivo.
J. Christian Adams, exfuncionario de derecha del Departamento de Justicia, dijo a The Daily Signal que había recibido más de 20 correos electrónicos solicitando investigaciones de rumores que habían estado circulando en línea. Cuando The Epoch Times, una publicación de propiedad extranjera que The New York Times calificó como “un proveedor líder de información errónea de la derecha”, escribió una historia afirmando que “10,000 personas muertas devolvieron votos por correo en Michigan”, Adams escribió en Twitter que fue “100% INEXACTO”.
Hans von Spakovsky de la Fundación ‘Heritage’, quien ha estado advirtiendo sobre el fraude electoral durante años y ha apoyado leyes estrictas de identificación de votantes que impactarían de manera desproporcionada a los votantes demócratas, dijo que hay “muchas historias y rumores que resultan inciertos” y que sería casi imposible que decenas de miles de votos hubieran ido a Biden y no a Trump, como algunos han afirmado falsamente.
No pasa desapercibido para Krasner que el hombre al que él llama “un presidente explícitamente racista” había puesto en el blanco una ciudad con una mayoría de población negra y mulata.
“Su estrategia fue racista y se desarrolló de una manera que no esperaban”, señala. “La gente que ha dado un giro, ha aumentado el número de votos demócratas y les ha hecho ganar en esos estados son negros, mulatos y jóvenes”.
En otras palabras, Filadelfia no olvida y ama la rivalidad.
“Filadelfia siempre ha tenido una actitud beligerante. Actitud. Pero esto ha sido más que merecido”.
Este artículo se publicó originalmente en El HuffPost’, edición EEUU, y ha sido traducido del inglés.