Las claves del polémico homenaje al etarra Parot en Mondragón
Los jueces se negaban a prohibirlo, mientras las víctimas denunciaban un "acto de enaltecimiento del terrorismo" para el asesino de 39 personas.
Henri Parot es un nombre que puede no sonar de nada a las nuevas generaciones, teniendo en cuenta que el 60% no sabe ni quién es Miguel Ángel Blanco, pero merece la pena recordarlo: Parot fue un miembro de la banda terrorista ETA que fue arrestado en Sevilla en 1990 cuando pretendía volar con explosivos la Jefatura Superior de Policía, primera escala en su ruta de terror para reventar la Exposición Universal del 92. Su detención fue una pieza de caza mayor porque tenía sobre sus espaldas 39 asesinatos y más de 200 víctimas. Recibió 26 sentencias condenatorias con las que sumó casi 4.800 años de prisión.
Su figura copa titulares estos días porque varios jueces, en el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco y en la Audiencia Nacional, han rechazado suspender el homenaje que se prepara para él en Mondragón (Guipúzcoa), para festejar su salida de prisión. Al final, la presión ha hecho que los organizadores cambien de idea y anulen la convocatoria, con el fin de “no posibilitar la confrontación”. Sustituyen el homenaje por concentraciones contra la “cadena perpetua”.
¿Qué razones daba la justicia? ¿Qué decían las víctimas? ¿Y los políticos? Estas son las claves de la última política con ETA de fondo.
Quién es ‘Unai’
Unai, el alias con el que operaba Parot (Argel, Francia, 6 de enero de 1958), fue un relevante etarra, muy esquivo, porque formaba parte del comando itinerante de ETA o Argala, iba ayudando a comandos fijos para cometer sus ataques, cobijado en parte con su nacionalidad francesa. Estuvo 12 años matando hasta ser apresado, mientras llevaba una vida ordinaria en Francia, la de un empleado de una empresa de tubos de plástico en Bayona, donde residía con su mujer y sus dos hijos.
Parot se salvó en 1975 de un atentado de ultraderecha en Bayona, gracias a su hermano Jean, luego también militante de ETA. Entró en la banda en 1978 y ese año cometió su primer atentado. Vinieron luego 39 muertos y más de 200 heridos, causados por su propia mano.
La mayoría de las víctimas fueron guardias civiles y policías nacionales. Cometió una decena de atentados en Madrid, varios contra militares, o los que acabaron con la vida de Cristóbal Colón de Carvajal y Maroto en 1986 y el de la fiscal Carmen Tagle en 1989. Entre sus carnicerías destaca la voladura de la casa cuartel de Zaragoza en 1987, con la que causó 11 muertos; cinco eran niñas.
El 2 de abril de 1990 fue detenido en Sevilla, conduciendo un coche cargado de 300 kilos de explosivos con el que pretendía volar la Jefatura de Policía, tras intentar sobrepasar un control rutinario de la Guardia Civil, con cuyos agentes sostuvo un tiroteo hiriendo a dos de ellos. En los cuarteles la noticia se recibió con un estallido de alegría, por lo evitado y porque Parot era ya el cabecilla del comando, el ideólogo de las masacres.
Le fueron imputados 82 asesinatos, que le supusieron 26 sentencias condenatorias, con las que sumó casi 4.800 años de prisión. En abril de 1990 ingresó en prisión por delitos de asesinatos, atentados, estragos, lesiones y terrorismo. Ha pasado la mayor parte de su pena en El Puerto de Santa María (Cádiz), pero el pasado marzo fue trasladado a la cárcel leonesa de Mansilla de las Mulas, dentro de la política de acercamiento de presos etarras acelerada por el Gobierno central.
Su apellido se ha seguido citando, mientras seguía entre rejas, porque ha bautizado una doctrina jurídica sobre cómo deben aplicarse los beneficios penitenciarios en la reducción de las penas: la doctrina Parot, una sentencia del Tribunal Supremo que ha permitido que presos con condenas largas, principalmente de ETA, retrasaran su salida de prisión. Cambia el sistema de cómputo de la pena máxima que se puede cumplir en España: 30 para los juzgados con el Código Penal de 1973, que es a los que se aplica esta doctrina. Hasta una serie de televisión se ha inspirado en ella.
Cuál es la razón de la polémica
Parot sale ahora de prisión y este sábado hay convocada una marcha de homenaje en Mondragón. Será a mediodía, en la Plaza Biteri, y está convocada por Sare, la red en favor de los derechos de los presos de ETA, junto al colectivo Elkartasun Eguna de Arrasate-Mondragón, un entorno cercano a Sortu.
La Asociación Profesional de la Guardia Civil (Jucil) y el Sindicado de la Policía Nacional (Jupol) solicitaban la suspensión cautelar “de urgencia” de esta marcha, primero ante la justicia vasca. Los jueces especificaron en su resolución que este tipo de marchas no están sujetas al régimen de autorización administrativa, sino de comunicación de sus convocantes, por lo que no cabe suspenderla.
La asociación de víctimas Dignidad y Justicia decidió pasar de la vía contencioso-administrativa de los tribunales vascos a la vía penal, en la Audiencia Nacional. Y el juez José Luis Calama ha dicho que no existen en este momento datos y elementos necesarios para determinar si los hechos denunciados podrían llegar a constituir un delito de enaltecimiento del terrorismo. Lo que aún no ha pasado no se puede saber.
Sin embargo, ha pedido a las Fuerzas de Seguridad del Estado que procedan al seguimiento y control del acto y adopten las medidas necesarias para evitar que se realicen actos de enaltecimiento o justificación del delitos terroristas o de quienes hayan participado en su ejecución, así como actos de desprecio o humillación de las víctimas del terrorismo o sus familiares.
Ahora, Sare sustituye por concentraciones contra la “cadena perpetua” el homenaje previsto. Habrá concentraciones “en todas las plazas de Euskal Herria” bajo el lema “No a la cadena perpetua. Derechos Humanos, convivencia y resolución”, sin hacer alusión expresa a ningún preso de ETA en concreto.
Los portavoces de Sare Joseba Azkarraga y Bego Atxa han explicado, en una rueda de prensa celebrada en Arrasate, que buscan “no alimentar ningún espacio de confrontación”. No hablan de la presión política, hasta con el Gobierno vasco en contra, ni de la orden judicial de vigilar intensamente los actos, sino que sostienen que lo que no quieren es que haya formaciones que se presenten al acto a “confrontar”, en alusión a la concentración convocada por el colectivo Voces contra el Terrorismo, a la que ha anunciado su asistencia el presidente de Vox, Santiago Abascal. También el Partido Popular ha convocado una movilización mañana en esta localidad, aunque en un punto diferente y a otra hora, que no coincide con la celebración de los actos que se habían previsto en apoyo a Parot, informa EFE.
Las críticas
La Asociación Víctimas del Terrorismo (AVT) ha denunciado que Sare, la plataforma de apoyo a los presos de ETA, “sigue mostrando como víctimas a los terroristas” pese a desconvocar la marcha. “Aunque cambia de nombre y de lugar, estas concentraciones siguen teniendo como objetivo mostrar como víctimas a los terroristas por una supuesta legislación de excepción, y ensalzar a quienes han sido condenados por pertenecer o colaborar con ETA”, señala en un comunicado.
La AVT mantiene sus cuatro actos convocados a las 11.00 horas este sábado en Madrid, San Sebastián, Zaragoza y Granada, puntos en los que el etarra Henri Parot provocó las 39 muertes por las que cumple condena por delitos de terrorismo. La asociación se queja de los actos que sirven de enaltecimiento del terrorismo pese al “sangriento historial criminal de ETA”, lo que implica “menosprecio y humillación a las víctimas y sus familiares”.
El PP es el partido que más se había movilizado contra el homenaje, convocando un “acto de desagravio” en el municipio, con presencia de la dirección nacional. La vicesecretaria de Organización del partido y presidenta del PP de Navarra, Ana Beltrán ve una “humillación” a las víctimas ese homenaje y ha criticado que el Gobierno lo permita “cruzado de brazos”, pese a la visión de los jueces.
La polémica de los homenajes
Parot sirve para rescatar el debate sobre los homenajes, que es candente y cíclico en Euskadi. Este verano, ha sido especialmente intenso, por coincidir varios de ellos en el tiempo.
El delegado del Gobierno en el País Vasco, Denis Itxaso, afirmaba en agosto que recibimientos de este tipo “reabren heridas de forma inmisericorde” y buscan “romantizar un pasado de sangre y lágrimas”. Los presos de ETA “tienen derecho a salir de la cárcel y rehacer su vida, pero estos homenajes cuando se alaba y se idealiza su pasado, cuando se le da una visión romántica a todo lo hecho en el pasado, a esa persona se le hace volver al punto inicio”, añadió.
Desde el Gobierno central han puesto en manos de la Fiscalía varios de estos homenajes, actos que considera todo “un insulto a las víctimas del terrorismo y a la sociedad”.
Desde el Gobierno vasco, el lehendakari Iñigo Urkullu también ha manifestado también su total repulsa a este tipo de actos. “Rechazamos este tipo de celebraciones de recibimiento y mostramos la repulsa del Gobierno también por el acoso sufrido por los medios de comunicación. Exigimos a quienes organizan este tipo de acto que si tienen un mínimo de sensibilidad humanista piensen también en el dolor y el sufrimiento de las víctimas y sus familiares”, ha dicho.