"Quise desaparecer porque no quería volver a sentir miedo y vergüenza", la dramática confesión de Rocío Carrasco
Así ha contado la hija de 'La más grande' su verdad en el estreno de su docuserie, después de 25 años de silencio.
Una hora antes de comenzar la anunciada —a bombo y platillo y con todos los recursos disponibles en Telecinco— docuserie Rocío, contar la verdad para seguir viva, el hashtag #RocioVerdad1 ya era tendencia en Twitter.
Las expectativas estaban muy altas, condicionadas por lo que la cadena había dejado ir cayendo sobre una entrevista que llega para desmontar “la gran mentira de la prensa rosa”. ¿Por qué hace años que la hija de La más grande no tiene ningún tipo de relación con sus hijos, Rocío y David? ¿Por qué no se habla con los familiares a los que La Jurado protegió y acogió durante tanto tiempo? ¿Qué lleva a la hija de Pedro Carrasco a afirmar que Antonio David, el que fuera su marido y padre de sus hijos, es un ser diabólico? ¿Cuándo y por qué se intento suicidar?
Esto es lo que ha dado de sí la emisión de estos dos primeros capítulos:
El tema musical elegido para la cabecera del documental es la canción Tout l’univers, interpretado por el músico suizo Gjon’s Tear, una épica composición que ha sido la elegida para representar a Suiza en el próximo festival de Eurovisión.
Telecinco ha contado con la actuación en directo del joven músico para ambientar el estreno de los dos primeros capítulos de Rocío, contar la verdad para seguir viva.
Además de los colaboradores habituales del mundo del corazón, como Lydia Lozano o Belén Esteban, entre los periodistas invitados al estreno estaba Ana Pardo de Vera, directora del periódico digital Público, ajena a la crónica rosa y una activa feminista.
De Vera ha llegado al programa dispuesta a escuchar el relato de Rocío Carrasco y reivindicar la cruel historia de cientos de mujeres que viven una existencia de renuncia por el maltrato de sus parejas o exparejas.
“El testimonio representa el de muchas mujeres. Es un testimonio muy valiente porque se entrega con el corazón en la mano. Corre muchos riesgos y aún así lo hace. Además, nos manda un mensaje muy claro: la violencia machista no entiende de clases”, ha comentado la directora de Público al acabar el primero de los capítulos.
Mirando a la cámara y entre lágrimas, Rocío Carrasco ha enfrentado los primeros minutos de entrevista nerviosa y muy emocionada. La periodista, sentada enfrente, le ha preguntado por qué se ha decidido a hablar ahora. Y sus palabras no han podido ser más aplastantes.
“Se lo debo a mi marido, a mi suegra, a mis amigos... A mi otra familia. No la de sangre, la que he elegido”, ha afirmado.
Enfadada, destilando rencor y con la respiración entrecortada por el llanto, Rocío no se ha mordido la lengua a la hora de hablar de sus hijos y de destrozar a su exmarido.
“Te los voy a quitar, hija de puta, te van a odiar”, ha contado que le increpaba Antonio David cuando llegaba a su casa a dejar a los niños. “Ella —decía refiriéndose a la niña, Rocío Flores— tenía pasión por su madre, que soy yo, y arrebató a su hija el vínculo materno”. “Me ha quitado lo más importante que tengo en mi vida que son mis hijos”, concluía.
Antes, había dejado claro que estaba segura de que su hija pensaba que ella es mala madre y que la odia. “Mi hijo, por su situación, se amolda y es feliz de por sí. Yo sé que el me ama”, explicaba del pequeño de los hermanos.
“Yo he tenido que hacer como que no los tengo aunque están vivos”, clamaba entre suspiros y lágrimas. “Eso no se hace con una madre”.
Rocío ha reconocido que desde 2011 está diagnosticada de un síndrome ansioso-depresivo moderado y grave cronificado en el tiempo.
Ese día, Rocío Carrasco decide acabar con su vida con una sobredosis de pastillas. “Fue Fidel el que entró en la habitación porque no me levantaba”, ha detallado. “En urgencias entré dormida. No me acuerdo de nada”
Días antes, se había enterado de que su hija iba a acudir al plató de Telecinco a defender a su padre cuando éste entró a concursar en el reality Gran Hermano Vip. “Yo no veía a mi hija desde el 27 de julio de 2012”, relata. “En esos días se me vienen a la cabeza los últimos veinte años, pero con un elemento mayor que era mi hija en un plató defendiendo a su padre. Ese día determino que no quiero seguir. Yo no quería volver a sentir miedo ni a sentir vergüenza”.
“Prefiero ahorrarle a mi hija el dolor de que descubra quién es su verdadero padre”, ha sentenciado justificando su distancia en estos últimos años.
Ni la ministra de Igualdad, Irene Montero, ha podido abstenerse de comentar el testimonio de uno de los personajes del corazón más perseguido.
La hija de la tonadillera y el boxeador comienza el segundo capítulo de la docuserie rememorando los inicios de su historia de amor con Antonio David, cuando ella sólo tenía 17 años.
A él se refiere continuamente como “esta persona”. ”¿Por qué no le nombras?”, le pregunta el periodista. ”Porque no lo nombro, porque no”, contesta. “Porque no quiero y porque no puedo. No me hace bien nombrarle”, termina pronunciando.
El 17 de febrero de 1995, Rocío Jurado y el torero José Ortega Cano celebraron su boda por todo lo alto en la finca Yerbabuena, en Sevilla.
“Cuando salí de mi habitación y ella salió de la suya, vestida de novia, empecé a llorar”, ha contado Rocío de ese especial día, que fue la presentación en sociedad de Antonio David como su novio oficial.
“Yo a José le tenía mucho cariño. Ahora los sentimientos son diferentes... Creo que no fue una decisión acertada por parte de mi madre..”, ha terminado afirmando sobre el que fuera marido de su madre.
“Él —refiriéndose a Antonio David— tenía una cara dentro y otra cara con los medios”, ha aclarado. Rocío Carrasco ha ido detallando desprecios, humillaciones y episodios de malos tratos físicos que, según la hija de La Jurado, fueron la tónica general en la relación.
Luego venían las disculpas y las justificaciones en la intimidad : “Yo te quiero, lo hago todo por tu bien’, me decía. En ese momento no lo ves, no te das cuenta de la gravedad que eso tiene y lo normalizas”, ha explicado rotunda la hija de Pedro Carrasco, tranquila y sin lágrimas.
“Hubo un momento que me tiró del pelo hacia abajo, pero no recuerdo de dónde vino aquello. Me dio con la cabeza en la mesa”, cuenta. “Solo sentí que quería irme, pero no lo hice”.