'Las chicas de cable' apartan la etiqueta feminista
Los protagonistas prefieren hablar de "una serie liderada por mujeres" que puede despertar sentimientos feministas en el espectador.
Feminismo ha sido la palabra que más se ha usado en los últimos meses para definir a Las Chicas del Cable. La primera serie producida por Netflix en España, que se estrena este viernes 28 de abril en todo el mundo, se centra en la amistad que entablan cuatro mujeres que trabajan en la misma compañía telefónica del Madrid de los años 20 y que luchan juntas para superar sus problemas, tanto personales como laborales o incluso sociales.
Pero no es feminismo la palabra que utilizan ninguna de sus protagonistas —Blanca Suárez, Maggie Civantos, Nadia de Santiago y Ana Fernández— ni de sus secundarios de lujo —Ana Polvorosa, Yon González y Martiño Rivas, entre otros— cuando El HuffPost les pregunta cómo definirían la producción.
Blanca Suárez: "Es una serie femenina apoyada por personajes masculinos. Una serie protagonizada por cuatro mujeres que, sin esperarlo, se encuentran con una lucha de la que quizás hasta entonces no eran conscientes. Es una lucha por ser ellas mismas y por labrarse su propio futuro".
Yon González: "Es una serie mágica, divertida, atractiva... pasional".
Martiño Rivas: "Una serie de entretenimiento. Un melodrama con tintes de comedia".
Ana Fernández: "Diría que es una serie deseada por muchas mujeres que han visto que la cartelera estaba llena de series protagonizadas por hombres y que en su interior a lo mejor pensaban que podía haber una serie que las protagonistas fueran las chicas y que contaran las cosas que nos ocurren. No siempre ir de maléficas o de princesas, de apoyo del hombre, de mujer, de hija, de madre..."
Nadia de Santiago: "Melodrama romántico con toques de humor".
Maggie Civantos: "A mí la definición de Nadia me gusta mucho".
Ana Polvorosa: "Está liderada por mujeres y trata historias interesantes con peso para la mujer... Por eso creo que el lado femenino cobra fuerza".
Blanca Suárez es Lidia, el personaje a través de cuyos ojos se narra la historia y que tiene más peso en la trama. Desenmascarar su pasado y saber qué le ha llevado hasta esa compañía de teléfonos centra parte de la primera temporada de la serie, que ya está en pleno rodaje de la segunda. "Es la protagonista absoluta. Aunque sea una serie coral, ella es la protagonista, la que cuenta la historia", asegura Yon González, que da vida a Francisco, el primer amor de Lidia y ahora también su jefe.
"Por eso, decir que es feminista me parece una visión muy reduccionista", apostilla Martiño Rivas, quien interpreta a Carlos, amigo de Francisco e hijo del fundador de la compañía telefónica donde transcurre la historia. "Como dice el título son Las Chicas del Cable. Nosotros las acompañamos y las reforzamos. No tiene nada que ver con feminismo", añade González.
Al final todos coinciden en que es una cuestión de perspectiva. Martiño Rivas lo tiene claro: "Es la clave. Aquí la cámara está colocada para que veamos desde los ojos de las mujeres".
"No creo que la intención sea ser feminista", continúa Maggie Civantos, que da vida a Ángeles, la más veterana de las trabajadoras y la única que está casada. "Es que no es una serie sólo para el público femenino, es una serie para todo tipo de público", añade Nadia de Santiago, que interpreta a Marga, recién llegada del pueblo y quizás la más naif del grupo.
"Obviamente al contarse a través de los ojos de mujeres se cuentan los problemas que había en la época. Ellas, como otras, luchan con los obstáculos e inconvenientes que tienen a la hora de ser felices y ser mejores. Es inevitable que al final se hable de cosas como la búsqueda de la independencia, pero no con la intención de hacer una serie feminista porque ahora está de moda el feminismo", añade Civantos.
Que el estreno coincida con la marcha de las mujeres de Washington, las polémicas fotos de Emma Watson sin sujetador en Vanity Fair EEUU o la portada continuista de la edición española "ha sido una casualidad", señala Ana Fernández, que da vida a Carlota, la más moderna de las cuatro y la que tiene una familia más tradicional. "Esta serie está planificada desde hace muchísimo tiempo y esta revolución que hay ahora no estaba tan de actualidad. Lo del feminismo sería meternos en temas muy delicados. Esto es ficción, es entretenimiento y, dentro del entretenimiento, Netflix ha apostado por hacer una serie protagonizada por mujeres y que no sean el apoyo de los protagonistas masculinos", añade la actriz, que sí cree que Las Chicas del Cable puede despertar sentimientos feministas en los espectadores que se sientan identificados con alguna trama.
"Es el momento en que la mujer empieza a trabajar y a labrar su camino hacia la independencia. No tanto usaría el término feminista sino el término liderado por mujeres", añade Polvorosa, la jefa de las cuatro protagonistas y una de las que abandera la lucha por la igualdad de las mujeres.
"Es que en esa época se necesitaba el feminismo, se necesitaba algo fuerte que cortase con lo que estaba ocurriendo hasta ese momento, con el lugar que se le estaba dando a la mujer en la sociedad y en la historia", añade Blanca Suárez, que reconoce sentirse feliz por los logros alcanzados. "Soy de esas personas que me encanta ver lo mucho que ha cambiado. Evidentemente soy consciente de que hay cosas que hay que erradicar y que no está todo hecho, pero hemos avanzado una barbaridad", continúa la intérprete, que lamenta que todavía se den casos de violencia de género como el que vive el personaje de Ángeles (Maggie Civantos).
Igual que el feminismo no es un término que utilicen para definir Las Chicas del Cable, los actores sí coinciden en señalar que es una serie que pone en valor la amistad. La relación que se gesta entre las trabajadoras de la compañía les sirve además para hablar de los lazos que han establecido entre el grupo.
"Somos tías muy naturales, muy normales, no tenemos competencias tontas", apunta Ana Fernández. "Evidentemente la mujer a nivel emocional es más retorcida que el hombre. El hombre es más noble en ese aspecto... pero dentro de eso creo que las cinco somos bastante nobles", asegura la actriz, que insiste en señalar que no se puede ser amiga de todos los compañeros de trabajo. "No los puedes querer a todos, básicamente porque no tienes tiempo material para conocerlos. ¿Con quién intimas más? En mi caso con maquillaje, con peluquería, con mis compañeras con las que paso todo el día... Dentro de eso tú vas a hacer un curro que lo quieres hacer lo mejor posible, ser superagradable, hacerlo ameno y si encima te sacas un colega, de puta madre".
"Sí que ha habido momentos de unión, de sinceridad y momentos de apoyo. Cuando pasas tantas horas compartiéndolas con tus compañeras y a veces bajo tanto nivel de estrés, necesitas de alguien al lado que te ayude, te pare, te menee y te diga: 'No pasa nada, respira'. Nosotras hacemos esa labor entre nosotras y hacemos la labor de que las demás no sientan solas... Estamos sujetándonos las unas a las otras", apunta Blanca Suárez, a la que le gusta diferenciar entre amigas, conocidas, compañeras... "No puedes gustar a todo el mundo, no puedes caer bien a todo el mundo y, desde luego, no todo el mundo sabe vivir y dejar vivir".
A ese apoyo del que hablan Fernández y Suárez también se refiere Maggie Civantos, que está decidida a "romper con ese tópico horrible de que las mujeres son más competitivas, más criticonas entre ellas". "Siempre lo digo porque lo puedo corroborar, he estado en otra producción en la que el elenco era femenino [Vis a Vis] y ha sido lo mismo. Con las mujeres se trabaja muy bien porque hay una comprensión, una generosidad, una escucha... También puede ocurrir con hombres, no creo que sea una cuestión de género", añade.
Martiño Rivas, que en esta serie se reencuentra con sus compañeros de El Internado Yon González y Blanca Suárez, también defiende las ventajas de trabajar con amigos: "Creo que ésa es la clave, hace el trabajo más llevadero pero no es imprescindible".
De ese reencuentro habla también Blanca Suárez: "Ha sido muy bonito. Siempre que te reencuentras con gente a la que tienes mucho cariño es muy bonito y sobre todo te hace sentirte muy a gusto, te quita de en medio todo ese proceso de conocer a tu compañero, que al principio resulta tenso". Aunque eso no impide que pueda acabar en amistad como la surgida entre Civantos y Nadia. "Hablamos de miedos o cosas que a lo mejor nos incomodan, que no sabemos cómo gestionar... Entonces lo compartes y te das cuenta de que es natural, de que es normal", dice Civantos.
Las Chicas del Cablellega a 190 países y a casi 100 millones de usuarios, la última cifra de usuarios que ha dado la plataforma. Para Ana Fernández y Ana Polvorosa esto resulta tan interesante como el propio argumento de la serie. "Cada vez se ven más proyectos liderados por mujeres con personajes interesantes y si además se va a poder ver resulta increíble. Es nuevo y lo estamos viviendo con muchísima expectación porque tampoco sabemos mucho. Desconocemos un poco todo esto", dice Polvorosa.
Yon González hace otra lectura y celebra este estreno en términos laborales."Que entren plataformas como Netflix o HBO que nos ayuden a tener trabajo porque es un gremio con un 92% de paro. Dejemos de tanto criticar a unos y otros y unámonos, que nos unimos para muchas cosas menos para defender nuestra profesión que se está yendo a la mierda", insiste.
La tercera interpretación de este estreno la hace Blanca Suárez, quien asegura que Las Chicas del Cable da un chute de autoestima a la industria española. "Espero es que cambie nuestra visión de nuestros productos, que seamos capaces de ver que han venido los señores Netflix, que hacen proyectazos internacionales, a pedirnos que hagamos una serie, que quieren llevarlo y que eso nos sirva para valorarnos y pensar: '¡Ostras, igual hacemos cosas chulas!".