Laila, la bebé de ocho meses muerta a manos del Ejército israelí
Estaba junto a su familia a un kilómetro de las protestas en la frontera de Gaza, pero los gases lacrimógenos se extendieron y no pudo resistirlos.
Se llamaba Laila al-Ghandour y tenía apenas ocho meses de vida. Ayer murió debido a la asfixia producida por los gases lacrimógenos lanzados por el Ejército israelí en Gaza durante las protestas contra la inauguración de la embajada de EEUU en Jerusalén y en el marco de la llamada Marcha del Retorno, que dejan ya 60 muertos y 2.000 heridos. Ashaf al Qedra, portavoz del Ministerio de Salud palestino en la franja, ha sido quien ha confirmado esta muerte.
A las protestas de ayer acudieron familias enteras, atendiendo al llamamiento de Hamás. Padres, madres, ancianos y niños, algunos de los cuales se situaron en la vanguardia de las protestas frente a la divisoria. Sin embargo, en el caso de Laila, su madre estaba junto a un grupo de personas a un kilómetro de distancia de la línea fronteriza, cerca de tiendas de campaña instaladas por los organizadores. El gas lacrimógeno se extendió hasta esa zona, lanzado por medios de largo alcance.
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Además de la bebé, al menos otros cinco niños murieron en la represión de las protestas, según denunció la Oficina de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas (OCHA). Por su parte, el portavoz de UNICEF, Christoph Boulierac, citando a la directora ejecutiva de la entidad, Enrietta H. Fore, denunció que en Gaza el lunes "fue el día más violento desde la guerra de 2014" y recordó que uno de cada cuatro niños en la franja necesitan asistencia psicosocial y que la mitad de ellos necesita ayuda externa para sobrevivir.
También contra un hombre amputado
Por su parte, la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos denunció que Israel mata de una forma que "parece indiscriminada" y recordó que querer saltar o dañar una valla fronteriza (la de la Franja de Gaza) no justifica el uso de munición letal. "Parece que cualquiera puede ser asesinado o herido; mujeres, niños, reporteros, personal de primeros auxilios, si se acercan a más de 700 metros de la valla. Dispararon a un amputado doble, ¿qué amenaza es un amputado?", afirmó el portavoz en Ginebra de la Oficina, Rupert Colville.
"El uso de la fuerza letal debe ser el último recurso, no el primero y debe responder a una amenaza a la vida. El intento de saltar o dañar una valla, o lanzar cocteles molotov no es claramente una amenaza de muerte", subrayó el portavoz.