La victoria del nacionalismo de Orbán complica las relaciones en la UE
Su triunfo en una Europa en vías de refundación dificulta la gestión de los flujos migratorios.
La rotunda victoria del ultranacionalista Viktor Orbán en las elecciones legislativas en Hungría, en las que la extrema derecha ha sido la segunda fuerza, complica las relaciones dentro de una Unión Europea (UE) en vías de refundación, en particular en relación con la gestión de los flujos migratorios.
"Haber gestionado la crisis de refugiados no es lo mismo que encontrar el conjunto de medidas (...) que nos permita hacer frente a las dificultades migratorias sobre una base permanente", ha declarado este lubes el portavoz jefe de la Comisión Europea (CE), Margaritis Schinas, al ser preguntado por el impacto de los comicios húngaros en las políticas migratorias de la UE.
El portavoz del Ejecutivo comunitario señaló que la Unión Europea necesita "un acuerdo rápido, preferiblemente en torno al Consejo Europeo de junio" y, en cualquier caso, antes de las elecciones al Parlamento Europeo de 2019, y ha adelantado que el presidente de la CE, Jean-Claude Juncker, escribirá hoy a Orbán y le telefoneará mañana.
Orbán, que en 2015 construyó una valla en la frontera húngara para impedir la entrada de demandantes de asilo, ha construido su nuevo éxito electoral alrededor de un discurso alarmista contra la inmigración.
Tras cosechar el 48,9 % del voto, con el 98 % escrutado, y más de 4 puntos porcentuales por encima de su resultado en los comicios de 2014, Orbán ha advertido a la Unión Europea de que "las cosas no pueden seguir así".
El éxito del líder húngaro engrosa, además, el peso del llamado grupo de Visegrado (Hungría, Polonia, República Checa y Eslovaquia), un bloque de países excomunistas que representa a más de 60 millones de ciudadanos europeos y que mantiene posturas más nacionalistas que el eje franco-alemán, que busca dar un nuevo impulso integrador a la UE tras el Brexit.
APLAUSO DE LOS EURÓFOBOS
El discurso populista y xenófobo de Orbán ha recabado el aplauso de los principales líderes eurófobos europeos, como el holandés Geert Wilders, el británico Nigel Farage o la francesa Marine Le Pen, quien ve en la victoria reforzada del líder húngaro un empuje con vistas a las elecciones a la Eurocámara de 2019.
Pero más allá de los populistas euroescépticos, el primer ministro húngaro también ha recibido la enhorabuena del grupo parlamentario del Partido Popular Europeo (PPE), en el que está inscrito su formación, Fidesz, si bien su pertenencia genera debate dentro de los conservadores europeos.
El líder parlamentario del PPE, Manfred Weber, felicitó por su "clara victoria" a Orbán, con quien espera "seguir trabajando hacia soluciones comunes para los desafíos europeos".
Pasar de puntillas sobre el proyecto político del mandatario húngaro le ha valido a Weber que el líder del grupo liberal (ALDE) en la Eurocámara, Guy Verhofstadt, afease que su mensaje no incluyera un llamamiento a respetar "los valores europeos".
"VIL CAMPAÑA"
"Legitima su vil campaña, su ataque al imperio de la ley y su intento de instalar el autoritarismo", dijo Verhofstadt en su cuenta de Twitter.
Por su parte, el líder del grupo socialista del Parlamento Europeo, Udo Bullmann, interpretó el resultado electoral en Hungría como un "claro signo" para el resto de Europa de que la transformación de las sociedades "a menudo crea heridas que llevan a reacciones de temor".
"Debemos cuidar el futuro de nuestras sociedades y asegurarnos de que la integración funcione para todos, tanto los que llegan del exterior como los que dan la bienvenida a los refugiados", dijo Bullman, quien acusó al PPE de ignorar "las digresiones de extrema derecha de Orbán".
Más dura fue la crítica del grupo de Los Verdes, que señaló que el triunfo de Orbán, cuyo Gobierno "logró silenciar a los medios de oposición, cubrió una gran cantidad de puestos clave con personas que se están moviendo para realizar una campaña agresiva impulsada por noticias falsas cuando se trata de la inmigración", señalaron los ecologistas.
Ese grupo parlamentario insistió en que se aplique el artículo 7 del Tratado de la UE contra Hungría, que impediría a Budapest votar en las reuniones del Consejo de la UE, tal y como solicitó el pleno de la Eurocámara en 2017.