La víctima de La Manada de Alicante: "Me sujetaron la cabeza contra el suelo y me rompieron la ropa"
La joven, de 19 años, recuerda haber sufrido una fuerte presión que le impedía reaccionar. Estando ya inmovilizada, los agresores le rompieron la ropa. Los análisis sostienen que estaba narcotizada.
La presunta víctima de la violación múltiple cometida durante la madrugada del pasado 1 de enero por cuatro jóvenes en Callosa d'En Sarrià (Alicante) ha declarado que sus agresores la inmovilizaron, le rompieron la ropa, la obligaron a acostarse boca abajo en el suelo y se colocaron encima de ella para agredirla.
"Estaba tumbada en le suelo, boca abajo, con varios chicos encima", detalló la joven en su relato de los hechos, al que ha tenido acceso el programa Espejo Público de Antena 3. "Me sujetaban la cabeza fuertemente contra el suelo. No sé si lo hacían con los pies o con las manos, pero era una presión muy fuerte", recuerda la víctima, que refiere por ello sufre dolores en "la parte izquierda de la cara, debajo de la mandíbula".
La chica también recuerda "haber escuchado" como si le "rompieran la ropa", y más tarde haber comprobado que algunas de sus prendas estaban efectivamente rotas. "Tengo también arañazos en la espalda", añade.
"¡No, no, no, parad!"
Uno de los presuntos violadores grabó la escena con su teléfono móvil, unas imágenes que han corrido como la pólvora en determinadas redes sociales, sobre todo en grupos de amigos de la zona donde se produjeron los hechos.
Este documento audiovisual ha sido decomisado por la Guardia Civil y analizado por los investigadores y por el abogado de la víctima, que aclara que "en el video se ve que se trata de cuatro agresiones sexuales plenas por parte de cuatro varones" y que "pueden escucharse las conversaciones entre ellos, en las que se organizan para proceder a la agresión".
El letrado destaca además que los hombres "están completamente conscientes y es ella la que dice: '¡No, no, no, parad'!". La chica habría tratado de defenderse, incluso con mordiscos. "El documento es clarísimo en uno y otro sentido", concluye el abogado. Los psicólogos encargados de la víctima durante el proceso han recomendado que la joven no vea las imágenes.
Narcotizada
Los investigadores del caso y el propio abogado de la víctima sospechan que la joven pudo haber sido narcotizada a base de escopolamina, popularmente conocida como burundanga, que habría favorecido el estado de semi-inconsciencia del que los presuntos agresores se beneficiaron para violarla en grupo.
Por el momento, el estudio toxicológico ha confirmado ya una intoxicación con cocaína, cannabis y alcohol. La detección de la burundanga requiere un análisis más complejo y todavía no se han obtenido resultados, indican fuentes cercanas al caso al citado programa. En el momento del arresto, uno de los cuatro detenidos -todos españoles de origen ecuatoriano- llevaba encima un gramo de cocaína.
La investigación realizada hasta el momento por la Guardia Civil apunta a que Joffre G., de 22 años de edad, era el líder del grupo. Ha confirmado además que ya tenía antecedentes por violencia de género y ahora, al conocerse esta denuncia, otras tres mujeres se han decidido a denunciarlo por otros casos de violación y abusos sexuales, que ya se están investigando. Entre las denunciantes hay una menor, de 17 años. La Guardia Civil, según ha trascendido hoy, busca a un acompañante de este joven, por su posible relación con uno de estos casos antiguos, que data de enero de 2018. Pudo participar, igualmente, en la agresión sexual.
Los otros tres acusados en el caso de la violación de la pasada Nochevieja son Carlos B., Álex C. y Jonathan B, todos con edades comprendidas entre los 19 y los 24 años. En sus testimonios, insisten en que no se acuerdan de "nada" de lo ocurrido, pues estaban drogados.
Los hechos
La agresión tuvo lugar en la casa familiar de Joffre G., en la que se encontraban durmiendo los padres y una hermana de este. De hecho, fueron la madre y la hermana las que alertaron a la Policía tras percatarse de lo que estaba ocurriendo, a través de una llamada telefónica que fue esencial.
La comisaría de Policía está tan solo a unos 700 metros de la vivienda, por lo que los agentes se personaron casi inmediatamente en el lugar de los hechos.
Cuando llegaron los agentes, uno de los chicos ya se había marchado, pero se encontraron a otros dos en la puerta y uno todavía dentro del inmueble, recostado sobre la víctima. Tras su detención, el juez decidió enviarlos a prisión a la vista del informe policial y las pruebas recabadas.