La verdadera labor de un socorrista (y las peticiones surrealistas a las que se enfrentan)
Muchos todavía no tienen claro cuáles son realmente las obligaciones de estos profesionales.
En verano, con la afluencia de gente en playas y piscinas, entran en escena los socorristas. Son los encargados de velar por nuestra seguridad en el medio acuático y alrededores, sin embargo se enfrentan a ciertas exigencias de la gente que pueden parecer surrealistas y que no encajan entre sus funciones. Todas ellas ponen en evidencia que, a día de hoy, todavía no sabemos cuál es el verdadero cometido de un socorrista, más allá de rescatar a alguien que se está ahogando en el agua.
La responsabilidad de la seguridad en playas depende del ayuntamiento de la zona. Es el consistorio el que marca la normativa. Por eso, la primera exigencia fuera de lugar llega a veces por parte del propio ayuntamiento, que en ocasiones intenta obligar a las empresas que dan el servicio en la playa a que coloquen hamacas y sombrillas. "Para mí es una disfunción que un socorrista tenga que hacer esto al margen de su labor diaria de vigilancia. Como institución nunca vamos a admitirlo. El socorrista está para lo que está", apunta Miguel Ángel Sánchez Arrocha, responsable nacional del proyecto de playas de Cruz Roja. La organización cubre 289 playas españolas, piscinas municipales y aguas de interior como el pantano de San Juan (Madrid).
"La labor principal de un socorrista acuático es prevenir. Los rescates no nos gustan, si entramos en el agua es porque hemos hecho algo mal en la fase previa. No es normal tener 20 y 30 rescates diarios en determinadas playas. Será porque hemos hecho algo mal en la prevención y porque la población no ha hecho caso a los avisos que se colocan", explica el canario. Por tanto, su trabajo cuando se incorporan al servicio empieza por una composición de lugar, es decir, analizar cómo está la situación ese día: meteorología, situación del mar, afluencia... Con esos datos podrán decidir sobre qué color de bandera poner.
Sánchez Arrocha señala las principales funciones de los socorristas, siempre teniendo en cuenta que no tienen la categoría de autoridad:
1. Vigilancia y salvamento
Hay bañistas imprudentes que deciden ignorar las indicaciones y hay otros que se pueden marear dentro del agua o sufrir un calambre, por ejemplo. La labor del socorrista en estos casos es la vigilancia permanente y el rescate. Por ello, existen zonas estratégicas de vigilancia: cada 300 metros hay un socorrista de Cruz Roja elevado, a pesar de que ninguna normativa especifica cuál debe ser la distancia.
2. Los responsables de las banderas
La bandera roja es una indicación. El socorrista debe informar de ello, "pero la gente muchas veces no hace caso y no podemos pedirles el nombre, tenemos que apoyarnos en la Policía para que haga acto de presencia, identifiquen y denuncien".
Por ello, los socorristas ponen la bandera roja en coordinación con un representante municipal. Además, tal y como indica Sánchez Arrocha, "una bandera roja es un problema para un municipio o para una red hotelera que gira en torno a una playa". Lo ideal, entiende, sería que una patrulla de Policía se desplazara hasta la playa para acompañar a los socorristas: "Cuando vemos que nos van a sancionar lo entendemos de manera diferente a una recomendación".
3. Llevar a efecto la normativa municipal
Deben llevar a efecto la normativa municipal. Si ven que alguien salta al agua desde una zona que no es segura (porque no hay suficiente profundidad o porque hay gente nadando en la zona, por ejemplo), tienen que acercarse y decirle que desista, pero si no lo hace no pueden retenerlo. En ese caso, solo les queda recurrir nuevamente a la Policía.
4. Llamar la atención a bañistas ebrios
Sí, existen incidencias de ese tipo también y deben abordar a la persona en estado de embriaguez. Al igual que si detectan a un bañista con movilidad reducida, deben hacerle saber el riesgo que asume al entrar al agua. Detectan la situación de riesgo y la vulnerabilidad de cada persona y el aviso cae inmediatamente. Sin embargo, es complicado porque no pueden "montar un servicio específico para cada persona. Las playas están masificadas, sobre todo en el Levante. Es muy complicado detectarlo", indica el responsable del servicio.
5. Activar el protocolo de actuación ante la presencia de tiburones y medusas
El pasado verano aparecieron varios tiburones pequeños en las playas del levante. En el caso de tener la más mínima sospecha de su presencia o si se ha visto alguna aleta, se coloca inmediatamente la bandera roja y hay que desplegar a todos los socorristas ante la lámina de agua para que el mensaje llegue lo antes posible. Además, se apoya el servicio con embarcaciones o motos de agua para avisar a quienes están dentro del mar.
Con las medusas también existe el protocolo. "La bandera no solo habla del oleaje. Si se detecta que hay muchas medusas, existe una bandera específica que acompaña a la otra (es blanca con dibujos de medusas)", explica.
6. Prestar asistencia sanitaria
Se encargan de las rozaduras de las medusas, picaduras de insectos u otros problemas por el estilo. Los socorristas complementan siempre el servicio con la asistencia sanitaria, aunque por niveles. Puede haber incluso un médico en la playa dando servicio, o que haya dotación sanitaria de un enfermero, pero siempre se da ese tipo de asistencia. Si la lesión es solo cutánea y no hay reacción nerviosa se le da el alta en la misma playa, igual que con cualquier herida leve. A veces ponen ellos mismos la ambulancia y en otras ocasiones se encarga de ello el sistema público.
7. Acabar con la música y otras prácticas molestas
No es extraño encontrarse con personas que ponen música en la playa o con las que juegan con el balón o las palas en la arena o en las piscinas. Los socorristas tienen que llamarles la atención. "Los españoles funcionamos a golpe de multa, porque hay países en los que no entra en la cabeza usar un altavoz en la piscina. He podido ver las playas de España a nivel global y te encuentras de todo: familias enteras con música y altavoces de discoteca con los que se escucha a kilómetros la música. Te acercas, le pides que baje el volumen porque la normativa lo impide, y muchas veces te hacen caso dos minutos y lo vuelven a subir. Entonces solo nos queda llamar a las autoridades. En la piscina igual", indica.
8. Velar por la limpieza del agua y de la playa
Si detectan que el agua no está en condiciones normales tienen que llamar al técnico competente. En ocasiones, deben recoger muestras de agua y avisar al técnico municipal cuando ven una mancha de algún hidrocarburo. En Canarias se cerraron varias playas el año pasado por la presencia de microalgas.
Si alguien deja la basura en la playa, le deben llamar la atención. Se les recuerda que puede ser sancionado. No pueden identificarlo con nombre y apellidos, "pero pueden señalarlo ante las autoridades".
9. Llamar la atención a quien no cumpla las normas de higiene
Para quien todavía no lo tenga claro, García Arrocha recuerda que lo del líquido que deja en evidencia a quien orina en la piscina es una leyenda, por lo que no es fácil identificar al que lo hace. Pero sí que pueden llamar la atención a quien no pasa antes por la ducha o no respeta la limpieza.
Las quejas de los bañistas
En muchas ocasiones, cuando los socorristas informan a la gente de que están haciendo algo que la normativa prohíbe, llegan a recibir insultos. De hecho, el responsable de Cruz Roja se queja de el socorrista "es una figura que no está reconocida por nadie": "Tenemos la visión de que viene a fastidiarnos las vacaciones, de que nos pita cuando hacemos algo. La gente piensa que estas ahí para molestar, cuando realmente estas ahí para evitar momentos de riesgo". Además, en las reuniones o conferencias de estos profesionales de Cruz Roja, siempre comentan que es mucho más difícil reconducir a la gente de la zona. El perfil, concretamente, es el de una persona adulta-madura y local, que siempre argumenta que "se ha criado en la playa" y le cuesta admitir las indicaciones de alguien más joven.
Incluso les llegan reclamaciones de quienes piensan que el socorrista le ha dicho algo en un tono inadecuado. Otras quejas que escuchan habitualmente cuestionan quién es un socorrista para prohibirles algo, o las procedentes de personas que practican surf y quieren entrar en el agua con bandera roja. "El bando municipal no distingue si usted es deportista profesional o amateur, con bandera roja no se entra", sentencia Miguel Ángel Sánchez.
Para lidiar con todas ellas, Cruz Roja somete a sus socorristas a pruebas físicas, pero también les aportan formación en resolución de conflictos. "Hemos visto un montón de situaciones en las que tenemos que lidiar. Te ves siempre en desventaja porque estamos solos frente a varias personas. El socorrista solo hace su trabajo", indica el responsable del servicio. Además, les interesa que sus vigilantes sean del municipio en cuestión, que conozcan la zona e incluso que hagan surf, porque controlarán las corrientes, las mareas y manejarán la tabla, que es un elemento de salvamento. Personas que, además, estén en un buen estado físico.
Las peticiones más surrealistas a las que se enfrentan
No son niñeros, pero por surrealista que parezca, los socorristas se encuentran en muchas ocasiones a las exigencias de los padres que les piden que echen un ojo a sus hijos mientras se echan una siesta. "Seamos serios. No es la labor del socorrista educar al hijo de nadie. Por muy bien que el niño se pueda defender en el agua, no deja de ser un crío. Cuando el chaval pierde la conciencia en el agua entonces es responsabilidad del socorrista, ¿no?", apunta el canario.
Tampoco son hamaqueros ni camareros, pero hay otras peticiones que van en esa línea: que traigan una copa del bar, que pongan la hamaca, la sombrilla, que se encarguen de la limpieza. "Hay gente que llega a decir 'sácame a pasear con la embarcación'. Sobre todo en servicios preventivos, en los municipios que celebran una fiesta y llevamos la embarcación o las motos y te dicen que por qué no les montas en el barco; en las procesiones marítimas nos dicen 'déjame el barco para estar al lado de la Virgen'. He estado en embarcaciones trabajando y me han llamado, me he acercado a la línea de costa diciendo '¿qué pasa?' y me han contestado 'nada, es para que me deje estar ahí'. Imagínate en 60 años de historia de la Cruz Roja en playas las anécdotas que podemos contar", desvela.
Los socorristas también tienen sus propias peticiones
La cobertura de la vigilancia de estos socorristas en playas está limitada por el horario que pone el ayuntamiento, por lo que sería recomendable, al menos, que se adoptaran medidas de seguridad pasiva. Por ejemplo con flotadores, con los que la población pueda dar una respuesta rápida, porque "lo que una persona necesita cuando está en el agua en apuros es que te lancen algo con flotabilidad mientras llega ayuda", indican desde Cruz Roja.
Además, al no tener ese poder que sí que representa la autoridad, les parece negativo que no exista una brigada específica de la Policía que esté destinada a las playas cuando empieza la temporada, algo que sería una garantía porque "la acción disuasoria es muy importante", y no habría que esperarles cuando alguien decide meterse en el mar independientemente de los avisos. De hecho, el baño con bandera roja es motivo de multa. Está tipificado como grave, con una sanción de entre 750 y 1.500 euros. Aunque esto, evidentemente, solo lo puede hacer un agente.
Con su presencia en piscinas municipales, en aguas de interior como el pantano de San Juan (Madrid) y en 289 de las playas españolas (a fecha de 26 de julio), los socorristas de Cruz Roja han vivido situaciones de todo tipo, como falsas alarmas similares a la que ocurrió en Murcia el pasado mes de julio.