La técnica de respiración que cambiará tu vida sexual
La clave está en la producción de óxido nítrico, el gas en el que se basa el principio activo de la Viagra.
Cierra la boca, es lo mejor que puedes hacer para mejorar tu vida sexual. Al menos eso piensa Patrick McKeown, autor del libro The oxygen advantage, en el cual defiende a capa y espada los beneficios de la respiración nasal para mejorar la condición física. ¿Es posible que quienes respiran por la nariz experimenten un mayor deseo? Las conchas nasales, recubiertas por un tejido similar al del clítoris y los pezones, funcionan como reservorios de óxido nítrico, una molécula clave para abrir las vías respiratorias y también para la vasodilatación de determinados cuerpos cavernosos. Inhalar y exhalar exclusivamente por la nariz asegura al cuerpo un suministro constante y fluido de este gas.
Sin ir más lejos, la famosa pastilla azul que ha hecho de oro a una farmacéutica está basada en el descubrimiento de los efectos del óxido nítrico, que también parece incrementar la líbido en la mujer al mejorar la vascularización hacia los genitales. Sin embargo, hasta los años 80, esta molécula sólo era conocida por su efecto negativo en el medioambiente. Poco a poco, la comunidad científica se hizo a la idea de que un gas tóxico en el exterior tuviera un papel indispensable para mantener, no solo la erección, sino la buena salud del cuerpo humano. En 1992, la revista Science proclamó el óxido nítrico como molécula del año y en 1998 el premio Nobel de medicina fue para Furchgott, Ignarro y Murad, tres investigadores que descubrieron la importancia de este compuesto para el sistema cardiovascular.
Respirar por la nariz está en boga en EEUU. La segunda temporada de la serie Cobra Kai abrió con un insulto, mouthbreathers, para definir a los novatos del dojo, que son aquellos que aún respiran por la boca. Y es que tanto en el yoga, como en el tai chi, el qigong y otras artes marciales orientales, la respiración nasal es un prerrequisito. Y lo es porque proporciona un buen número de beneficios que, mirados de cerca, son esenciales no solo para el rendimiento deportivo, sino para preservar la salud general. La nariz no solo calienta el aire y lo humidifica, sino que también funciona como filtro para un buen número de virus y bacterias y reduce el ritmo cardíaco. El Tao no mide la vida en años, sino en latidos y respiraciones.
Inhalar y exhalar exclusivamente por la nariz es lo primero que le recordará un instructor de yoga a quien acuda por vez primera. El pranayama, uno de los elementos del yoga, enseña diferentes técnicas de respiración que cubren campos tan diversos como calmar la mente o calentar el cuerpo. En el fondo, no es sino una forma de hackear el sistema nervioso autónomo que funciona normalmente de forma inconsciente. Una de las técnicas básicas de pranayama, Bhramari, que forma parte del curso de instructor de yoga, consiste en mantener la boca cerrada mientras se inhala por la nariz y se exhala emitiendo un zumbido similar al de una abeja. Esta técnica activa el sistema parasimpático y puede incrementar la producción de óxido nítrico hasta 15 veces, según recoge el artículo de los investigadores Weitzberg y Lungberg en el American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine.
La gestión consciente de la respiración es un arma secreta en la que pocos runners reparan. Los indios tarahumara, conocidos por su ultra resistencia, son capaces de completar una maratón sin respirar ni una sola vez por la boca. Son la prueba de que nuestros ancestros empleaban la nariz para respirar durante las partidas de caza y los largos desplazamientos. Mientras el atleta occidental completa una maratón entre 160 y 180 pulsaciones por minuto, el corazón de un Tarahumara rara vez pasa de 130. Algunos expertos opinan que mejorar la técnica respiratoria puede tener una incidencia de hasta el 6 por ciento en el rendimiento.
Los Tarahumara, habitantes de la Barranca del Cobre, no son los únicos que corren así. El antropólogo Wade Davis, quien además es triatleta, estudió los hábitos de 15 pueblos indígenas de la Amazonía, entre ellas una tribu cuyo olfato está tan afinado que pueden distinguir la orina de un animal desde 40 metros y saber si es macho o hembra. Wade consiguió que le incluyeran en sus expediciones de caza. Las batidas, que duraban horas o incluso días, comenzaban de madrugada e incluían trotar y correr tras la presa y rastrearla cuando ésta se perdía de vista. El experimentado deportista lo pasó mal tratando de mantener el ritmo de unos cazadores que rindieron al animal por cansancio mientras que ellos no respiraron por la boca ni una sola vez.
Ahora bien, si respirar por la nariz es tan bueno... ¿por qué la mayor parte de los atletas de élite respiran por la boca? La respuesta de McKeown es que nuestros hábitos se han alejado tanto de lo natural que se han convertido en la nueva norma. Existe un creciente grupo de “pulmonautas”, como los define James Nestor en su libro Breath, que consideran la respiración por la boca como un fenómeno relativamente moderno que es más bien un impedimento que una ventaja para mejorar el rendimiento atlético. En el libro Science of Breath, del yogi Ramacharaka, publicado hace más de un siglo, ya se atribuyen muchas de las enfermedades propias de occidente al incremento del hábito de respirar por la boca.
Quizás el primer occidental moderno que prestó atención a la importancia de la respiración nasal fue George Catlin, un americano con mala salud, pintor y etnólogo, que decidió irse a estudiar a los indios nativos americanos en el siglo XIX. Entre ellos descubrió a varias tribus que destacaban por su altura, fortaleza y complexión, sobre todo en comparación con los malnutridos y enfermizos colonos. Según ellos mismos, su secreto era que jamás respiraban por la boca.
En las largas noches, las madres indias permanecían en vela y gentilmente cerraban los labios de sus bebés para asegurarse de que ni una gota de aire entraba a través de la boca. George Catlin decidió cambiar su forma de respirar, tapando su boca por las noches para obligarse a respirar por la nariz. En su libro El aliento de la vida o la mala-respiración, publicado hace 150 años, defendió que “una gran proporción de las enfermedades prematuramente fatales para la vida humana, así como ciertas deformidades físicas y mentales y la destrucción de los dientes son causadas por el abuso de los pulmones y la mala respiración durante el sueño”. La segunda edición cambió el título por Cierra la boca y salva tu vida. Si además salva tu vida sexual, pues eso que te llevas.