La subida de tipos no afecta a los compradores de casa de lujo
Pasear por las madrileñas calles de Velázquez o Serrano es como estar en el corazón de Miami hace una década, entre las élites colombianas, venezolanas, chilenas, argentinas, peruanas, mexicanas...
Los ricos también lloran, pero menos. En España la máxima se cumple a medias, porque “un rico” es aquel que ingresa unos 120.000 euros brutos al año. Unos 8.500 euros al mes de los que el 40% se va en impuesto de IRPF, un 7% en cuota a la Seguridad Social y se queda con 3.995 euros limpios al mes.
De ahí hay que pagar hipoteca, luz, agua, comida, IBI y el resto de impuestos, y, además tener capacidad de ahorro. Esa es la “clase rica” española. Parafraseando al expresidente del Banco Santander Emilio Botín, “ricos, ricos somos muy pocos”. Pues eso, en España no hay ricos, es clase media que si la comparamos con los países de nuestro entorno, su capacidad de ahorro es irrisoria.
No hablamos de ricos españoles cuando nos referimos a “ricos” en el sector inmobiliario de las grandes ciudades, sobre todo Madrid, Barcelona, Bilbao, Málaga o Valencia. Los que compran los inmuebles de lujo en las mejores zonas de nuestras grandes urbes son extranjeros. Y aquí también hay diferencias. Mientras las élites venezolanas, colombianas, argentinas, mexicanas, chilenas compran – como sino hubiera un mañana— en el barrio de Salamanca de Madrid, nuestros vecinos europeos siguen apostando por las casas en la costa. Marbella es un ejemplo, la urbanización la Zagaleta, su máximo exponente.
Para “los nuevos vecinos del Barrio de Salamanca” de Madrid, la subida de tipos de interés no es un problema. Sus fortunas no son comparables a las españolas, salvo en 10 o 15 familias. Para estos compradores, el dinero no es un problema, y la subida de tipos de interés tampoco. Nunca se había visto en Madrid en particular tanta cantidad de compra-venta de inmuebles de precios tan altos: áticos de 2 habitaciones con baño en la suite por más de cuatro millones de euros o magníficos chalets en la urbanización La Florida que superan los ocho millones de euros y que se los quitan de las manos.
Pasear por las madrileñas calles de Velázquez o Serrano es como estar en el corazón de Miami hace una década, pero con solera, porque los apellidos son de ilustres sagas empresariales colombianas, venezolanas, chilenas, argentinas, peruanas, mexicanas... Países que, con los cambios políticos en los últimos años, ven cómo sus élites viven en Madrid aunque mantengan sus negocios en sus países de origen. Las tiendas y los restaurantes de la zona están de enhorabuena, siempre llenos del español en acentos que pagan en metálico facturas que suponen la mitad del salario medio mensual del español. Son una burbuja sí, pero esa burbuja distorsiona el mercado, sobre todo el inmobiliario.