La sombra de Cristóbal Colón es alargada

La sombra de Cristóbal Colón es alargada

La fiesta del 12 de octubre sigue levantando ampollas, entre el revisionismo de la conquista de América y las reivindicaciones de los colectivos antirracistas en España.

Trabajadores municipales limpian una estatua de Cristóbal Colón, protegida por una valla de metal después de que numerosos activistas pidieran su derribo, en México, el 12 de octubre de 2020. PEDRO PARDO via AFP via Getty Images

La drag peruana Gad Yola lo resume muy bien en su cuenta de Instagram: “Un año más se acerca el día de la hispanidad y un año más hay un problema con esto”. En el vídeo, la artista, residente en Madrid, explica sus sentimientos encontrados –y los de muchas personas migrantes y racializadas– con respecto a la celebración del 12 de octubre. En su opinión, no se trataría tanto de pedir perdón por lo que ocurrió hace siglos con la conquista de América, sino de adoptar, por parte de España, una postura más “madura”, más “decolonial”, más autocrítica, más justa y menos “rancia”, con menos “desinterés”, menos “blanqueo” e hipocresía hacia unos pueblos que ahora reclaman más por su presente que por un ‘rencor’ del pasado, y que ven en la colonización “el inicio de unas diferencias que se viven a día de hoy”.

Porque lo que unos venden como mestizaje y crisol de culturas otros lo denuncian como masacre y punto de partida de unas relaciones desiguales que llegan hasta la actualidad. El foco del movimiento antirracista se ha ido alejando en los últimos tiempos de esa idea de perdón que supuestamente tendría que pedir el reino de España a los pueblos latinoamericanos por el expolio, las muertes y la destrucción. No sería, en cualquier caso, el primer país o el primer mandatario que pide disculpas –aunque sean simbólicas– por unos hechos acaecidos siglos atrás, pero desde España esta idea se ha solido ridiculizar, cuando no se ha dicho abiertamente que “España llevó la libertad” a América y que “el indigenismo es el nuevo comunismo”, en palabras de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso.

Entre historiadores (y aficionados) siempre habrá discusión y matices sobre la carga de responsabilidad, de violencia, de azar o de culpa de quienes perpetraron la conquista, sobre la importancia del contexto histórico, y sobre la parte de todo esto que recae sobre los ‘herederos’ de este episodio a un lado y a otro del océano Atlántico. También habrá divergencias sobre las cifras –de población indígena muerta, de población viva, de fallecidos por enfermedades o por agresiones–, pero estos dimes y diretes no tienen por qué convertirse en negacionismo, humillación o “hipocresía”, como apunta Gad Yola. 

“Revisar el pasado colonial para esclarecer el presente”

Lo que defienden los colectivos antirracistas es que el racismo actual no se da por casualidad, que hay un hilo conductor que tiene su origen en el colonialismo. “Hay que revisar el pasado colonial para esclarecer cosas del presente [y] contar cómo vivimos todavía atravesados de una cosa estructural, lo colonial”, explicaba la escritora peruana Gabriela Wiener, autora de Huaco retrato, en una entrevista con El HuffPost.

Wiener señala en esa entrevista que “el colonialismo sigue presente en nuestras vidas”, que “en Perú hoy sabes perfectamente a qué casta perteneces” –cuán negro, cuán indio, cuán cholo, cuán europeo eres–, y que al venir a España se dio cuenta de que ese “sistema de castas” seguía funcionando también aquí. Por eso la mujer que le daba clases de Geografía a Gabriela Wiener en Perú se dedica a cambiar pañales a los ancianos en España. Por eso incluso voces progresistas españolas que pretenden hacer un discurso pro-inmigración frente a la derecha acaban defendiendo a las personas migrantes porque, básicamente, alguien tiene que cuidar al abuelo o recoger la fruta de los campos.

  Cristóbal Colón con Hernando Cortés recibiendo como "regalo" a una mujer nativa americana, en una ilustración.Historica Graphica Collection/Heritage Images/Getty Images

¿Gloria o agravio?

Algo parecido explica la misma Wiener en un episodio de la serie Pan y circo (Prime Video), que dirige el mexicano Diego Luna y se titula Discriminar en español. Rodado en Madrid y estrenado a finales de junio, el capítulo reúne a varias figuras hispanoamericanas para hablar sobre la relación entre España y Latinoamérica en torno a una mesa. En el vídeo aparecen fragmentos de mítines de Vox ensalzando el imperialismo español, aparece el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador reclamando a España unas disculpas, y de fondo la cuestión de por qué la conquista se sigue utilizando como un símbolo de gloria por parte de unos y como un agravio pendiente por parte de otros.

Durante la presentación del episodio en la Fundación Casa de México en España, el director Diego Luna reconoció que, de las dos temporadas que lleva la serie –que en cada capítulo sigue el mismo formato de discusión alrededor de una comida–, la de Discriminar en español había sido “la mesa que más tensión ha generado”. En esa mesa se sientan personas que prácticamente niegan el racismo y la desigualdad en España, que ven una convivencia totalmente armoniosa entre pueblos, mientras que otras les replican que el racismo contra las poblaciones latinas migrantes sí existe, tanto que lo viven en carne propia.

Si en Madrid caben todos los acentos, ¿por qué nos discriminan por nuestra forma de hablar?

“Si en Madrid caben todos los acentos, ¿por qué nos discriminan a las personas migrantes por nuestra forma de hablar?, ¿por qué la policía hace redadas por perfil racial para hacer deportaciones?, ¿por qué se niega nuestra diversidad cultural y se nos obliga a asimilarnos?”, se preguntan desde la plataforma Descolonicémonos 12 de octubre.

El mensaje está centrado en Madrid porque desde el año pasado la capital celebra el Festival Hispanidad, creado por la Oficina del Español que ‘levantó’ el ya caído Toni Cantó. Según la información institucional, este evento convierte a Madrid “en referente nacional de la celebración de la lengua y las diferentes culturas hispanas”. Para la organización Descolonicémonos, en cambio, lo que se festeja es “el supuesto brazo acogedor de la madre patria que nos regaló la lengua” en el marco de una serie de conciertos y espectáculos “que te dicen amablemente que no puedes ser más allá de esta cultura unificadora, que es un privilegio haber sido colonizadas por un país europeo que nos llevó a la modernidad para que nuestros empobrecidos territorios sigan siendo explotados”. Para empezar a revertir esas relaciones desiguales, este año las asociaciones piden la regularización de las personas extranjeras que viven en España en un limbo administrativo. 

Una alternativa a la versión del “mestizaje” armónico y neutral

Del otro lado, en el “epicentro de la programación” del Festival Hispanidad está Malinche, el musical de Nacho Cano que dice “celebrar el encuentro entre dos pueblos” –el español y el ‘nuevo mundo’– y que ha sido muy criticado por mostrar una visión racista, colonialista y evangelizadora de la conquista omitiendo de la historia cualquier rastro de violencia.

Además de a Nacho Cano, la conquista de América ha interesado a otros muchos creadores, en algunos casos con visiones más actualizadas. Hace apenas unos meses Capitán Swing publicaba en español 1491. Una historia de las Américas antes de Colón, del investigador estadounidense Charles Mann, que muestra un panorama de la América precolombina radicalmente distinto a lo que suele estudiarse en clases de Historia. Mann sostiene que los españoles se encontraron un continente mucho más poblado y avanzado de lo que se creía hasta ahora, que las sociedades americanas eran más sofisticadas que las europeas en muchas cuestiones y que la conquista española no fue, en absoluto, “benigna”.

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Marina Velasco Serrano es traductora de formación y periodista de vocación. En 2014 empezó a trabajar en 'El HuffPost' como traductora de inglés y francés en Madrid, y actualmente combina esta faceta con la elaboración de artículos, entrevistas y reportajes de sociedad, salud, feminismo y cuestiones internacionales. En 2015 obtuvo una beca de traducción en el Parlamento Europeo y en 2019 recibió el II Premio de Periodismo Ciudades Iberoamericanas de Paz por su reportaje 'Cómo un Estado quiso acabar con una población esterilizando a sus mujeres', sobre las esterilizaciones forzadas en Perú. Puedes contactar con ella escribiendo a marina.velasco@huffpost.es