Los sanitarios valoran la gestión de Ayuso y (spoiler) no sale bien parada
La Sanidad de la Comunidad se encuentra en un estado crítico.
La Comunidad de Madrid ha sido una de las que peores datos ha registrado durante la pandemia del coronavirus, a pesar de ser de las que más recursos económicos tiene. El milagro de Isabel Díaz Ayuso resultó ser solo un espejismo.
La lucha contra el coronavirus en Madrid no ha hecho más que encontrarse con escollos. Primero fue la falta de material sanitario y EPIS. Después, los rastreadores invisibles y la petición de voluntarios para trabajar. Luego, la dimisión de la directora de Salud Pública, Yolanda Fuentes en plena pandemia. El continuo pulso de la Comunidad con el Gobierno central y el rechazo a las medidas acordadas con el resto de comunidades, como el cierre perimetral. También se vivió -más de una vez- el colapso de la atención primaria. Fue la última comunidad en aprobar el uso obligatorio de la mascarilla. Y sí, tiene un nuevo hospital, pero sin quirófanos, especialidades ni plantilla propia.
La gestión de la presidenta madrileña en materia de Sanidad ha dejado mucho que desear, según denuncian los propios trabajadores sanitarios. “Esta crisis le venía muy grande a las autoridades sanitarias en general”, recuerda Ángela Hernández, cirujana y portavoz de la Asociación de Médicos y Titulados Superiores de Madrid (AMYTS). Se refiere no sólo a Madrid, sino también al Gobierno central: “Si fuese cualquier otro partido también lo diríamos”.
Se cometieron errores desde el principio: “No se hizo caso de las alertas, de China, de los compañeros médicos italianos... Aquí vivíamos en los mundos de yupi”. Hernández opina que en Madrid podría haberse gestionado todo “mucho mejor”. Recuerda el desconcierto inicial, con una “situación de absoluto descontrol y semanas de apagón informativo por parte de la Consejería de Sanidad”. “Era un momento en el que necesitábamos grandes hombres y mujeres de Estado y no los tuvimos”, lamenta.
Disparidad entre la realidad y el relato político
Quedaron entonces de manifiesto dos cosas: “La debilidad del sistema sanitario que llevábamos años denunciando y que no teníamos a los mejores al frente”. Tras el desconcierto inicial, en Madrid vino “una parte de negación”, cuenta Hernández, “mientras los médicos y enfermeros atendían a los enfermos como podían y sin protección, Madrid no pedía ayuda”. Uno de los momentos que siempre recordará son las palabras del consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero que, “cuando teníamos a los compañeros intensivistas pidiendo ayuda y quedándose sin poder atender a pacientes, dijo que la ocupación de las UCI estaba al 80%”. Tampoco olvidará a Ayuso diciendo que Madrid estaba en disposición de ayudar a otras comunidades mientras ella y sus compañeros se partían el lomo. “Recordamos la disparidad entre la realidad y el relato político que nos querían vender”, lamenta.
Lo que sí recuerda con claridad es la aparición de “figuras de tipo ejecutivo que nunca antes habían estado en el Gobierno pero venían a tratar de solventar cosas, como Antonio Zapatero, que llevaba todo el tema de Ifema o Juan González Armengol, vicepresidente de Asistencia Sanitaria, nombrado por Ayuso y Lasquetty, cinco días después de unas duras declaraciones contra Sanidad en El Programa de Ana Rosa. “Lo que vamos a criticar es la falta de coordinación”, señala Hernández..
Fueron los sanitarios quienes insistieron en que se reforzasen médicos cuando se podían reforzar, que era cuando acababan los residentes en may. Pero no se hizo, porque “dijeron que ya se reforzaría cuando fuese necesario”. La misma respuesta que cuando preguntaban por los rastreadores, “de los que nadie sabía nada”.
La primera ola se doblegó, las demás no
Llegó entonces la segunda ola y una “sensación de absoluta sobrecarga”. Tras doblegar la primera, los médicos no han vuelto a notar que nos acerquemos a vencer al virus completamente: “Para nosotros, la segunda, tercera y cuarta ola no se han doblegado y para eso no hay más que ver los niveles de Atención Primaria y a los intensivistas, que ahora vuelven a tener problemas”. Un año después, Hernández habla en nombre de todos los médicos de su asociación cuando dice que la situación es “inabordable”: “No se puede mantener este nivel de presión de una forma indefinida”.
También les afecta a nivel psicológico. Uno de cada cuatro médicos ha necesitado asistencia psicológica desde 2020 y el 90% de enfermeros sufre ansiedad por la pandemia. “Lo que más hemos visto son residentes sanitarios que no se imaginaban nunca vivir 15 ó 20 muertes en una guardia y la sensación de tener que levantarte al día siguiente y volver a ir para que pase lo mismo”, cuenta Hernández, que asegura que “nadie estaba preparado para esto”.
Esto hace que muchos de estos profesionales se estén yendo de Madrid. Habría que “reforzar al personal porque el que queda ya no aguanta y, de los que aguantan, cada semana recibimos noticias de alguien que lo deja por irse a otra comunidad, a otro país o que directamente se ha pedido una excedencia porque no lo soporta más”, cuenta Hernández.
La Atención Primaria, la más golpeada
No sólo pasa entre los médicos. Como cuenta Jesús García, portavoz del sindicato de enfermería (SATSE), uno de los grandes problemas que tiene Madrid es que “cada vez es menos atractiva para los sanitarios porque tiene peores condiciones que en otras comunidades”. Señala, como su compañera, que la situación de la Atención Primaria es crítica y recuerda que en Madrid “somos los últimos en ratio de enfermeras por paciente, lo que hace que aumente la mortalidad”.
En este sentido, García recuerda que este nivel hospitalario es “la primera toma de contacto entre paciente y sanitario y la que evita que el ciudadano enferme o empeore y tenga que acudir al hospital”. La culpa, dice, no es de la gerencia de los hospitales: “Si no se dan los recursos económicos desde la Consejería pues difícilmente se va a mejorar”.
García enumera problemas “enquistados” entre los trabajadores de enfermería como la jornada electoral de 35 horas que les retiraron “de manera puntual” y siguen sin devolvérsela. También la temporalidad, ya que “un 50% de la plantilla en Madrid no es fija”. “La sensación de los profesionales es de abandono y de maltrato porque, después de todo lo que ha pasado, esperábamos algún cambio, pero no nos escuchan”, lamenta.
“Los profesionales sanitarios están agotados, quemados. No entienden qué pasa. Seguimos teniendo miedo a contagiar a los familiares... ¿nadie se acuerda ya de cuando se trabajaba con bolsas de basura en vez de EPI?”, pregunta el portavoz de SATSE.
“Actuaciones concretas”
Hernández pide, para la próxima legislatura, “actuaciones concretas” y que se deje de hablar de “planes que no se llevan a cabo”. Sobre todo en la Atención Primaria, “que agoniza”. Una de las cosas que “no perdonan” a la actual presidenta es que prometiese planes en este sentido en septiembre con un plazo de tres meses y “los haya incumplido todos”. “Basta ya de anuncios, necesitamos actuaciones concretas sobre todo en la Atención Primaria, que afecta a todos los demás y si cae, se resiente todo el sistema”, alerta.
Como diría Isabel Díaz Ayuso, a estos profesionales siempre quedarán unas cañas después de un mal día de trabajo.