1. La estética de cada cual es asunto suyo. Si se trata de un producto artístico, nadie va a cuestionar nada. Al tratarse de una campaña de publicidad, con clara vocación persuasiva y de acción promotora, es decir, de persuadir a la consumidora y orientarla hacia lo que está de moda, hacia una compra, nos permitimos opinar o disentir.
2. La modelo hace lo que se le dice y la fotógrafa también. No nos vengan ahora a contar que cuando se hace una editorial de moda se trabaja con plena libertad artística. La plena libertad artística la tienen pocos artistas y los afortunados que la tienen no firman contratos por anticipado antes de vender la obra. Por cierto, los Reyes Magos son los padres.
3. No, es cierto, no lo está. Pero una mujer (o un hombre) no se va al desierto con botas de purpurina de tacones y plataforma de unos 30 centímetros. Al menos convendrán en eso con nosotras. De lo que deducimos que a la protagonista de la campaña igual le han dejado allí unos extraterrestres o algo, porque no ha llegado por su propio pie. Nuestra segunda deducción lógica, por lo tanto, es que la han abandonado.
4. La cuestión de si una persona participa "libremente" en algo por lo que cobra se lo dejamos a los sindicalistas y a los expertos en psicología social. En términos de filosofía o de psicología social, e incluso de derecho, ningún trabajo es totalmente libre si hay un contrato de por medio, puesto que el contrato implica unas obligaciones para con quien contrata. El único trabajo libre sería aquel en el que el flujo de la tarea viene determinado exclusivamente por los deseos de la persona que trabaja.
5. La mayoría de las mujeres llevamos bragas (algunas no) pero no necesitamos enseñarlas de forma constante en circunstancias en las que no viene a cuento. Por ejemplo, no viene a cuento enseñar bragas en un editorial sobre vestidos. Por eso nos hemos sorprendido.
6. No sabemos si han obligado o no a la modelo a pasarse una sesión entera con cara de deprimida. Sí sabemos que nos sorprende la transmisión de imágenes femeninas que parecen atacadas o abandonadas en un editorial de moda, a muchas nos impacta y a muchas mujeres les ha hecho sentirse mal.
7. Esa modelo puede,por supuesto, tener el cuerpo que ella quiera. Nos gustaría ver en editoriales de moda todo tipo de cuerpos y no el mismo cuerpo repetido una y otra vez. En particular, si es un tipo de cuerpo que no representa a la compradora. Y no la representa. Les paso datos:El Instituto de Biomecánica de la Universidad de Valencia (IBV) ha escaneado el cuerpo de 10.000 mujeres y 1.600 hombres, de tres franjas de edades distintas. El cuerpo medio de la mujer española de 18 a 34 años tiene un IMC (Índice de Masa Corporal) de 23,5 y estas medidas:
- Peso: 61,0 kg
- Estatura: 162 cm
- IMC: 23,2
- Contorno de pecho: 90,9 cm
- Contorno de cintura: 78,8 cm
- Contorno de cadera: 100,8 cm
8. Espere que me descojone. Ustedes no van mucho al campo ¿no?, Complicado ir al campo en tacones, imposible con las botas que llevaba la modelo (plataforma y tacón, unos 40 cm de alzada). Su desconexión de la realidad es tan palpable que no se dan ustedes ni cuenta de por qué tantas mujeres (y potenciales clientas) nos hemos sentido vejadas y ofendidas. En psicología de la comunicación se habla de que la función de la publicidad es la de modificar actitudes a través de tres elementos: el cognitivo, el afectivo, y el conductual. Su campaña nos ha tocado precisamente en el punto afectivo. El de los sentimientos. Si tantas consumidoras se han sentido mal al verlo, quizá deberían ustedes replantearse la efectividad de su campaña antes de venirnos a hablar de libertad o patriarcado desde un punto de vista de mercado.