La resistencia a ser sólo un líder regional
Fortunata y Jacinta, Los Episodios Nacionales, Luces de bohemia... La lista de novelas a las que Madrid prestó su escenografía es tan extensa como la de políticos que hicieron carrera en la capital antes de dar el salto a la arena nacional. O viceversa. Podemos eligió el segundo camino para Iñigo Errejón, muy a pesar del secretario de Análisis Político de la formación morada.
That's the question. Si el candidato a presidir la Comunidad de Madrid está por la labor o no de ser sólo eso, un líder regional al servicio de una causa exclusivamente madrileña. Hay debate. Y, aunque desde el entorno de Iñigo Errejón aseguran que no es momento de enredar con internas ahora que todo está yendo bien para la formación a nivel nacional y que el que fuera número dos de Pablo Iglesias está muy cómodo con la estrategia actual, es un hecho que en la dirección estatal hay malestar con su reticencia a abandonar su puesto en el Consejo Ciudadano para dedicarse en exclusiva a la candidatura madrileña, que es la labor que se le encomendó.
Que Errejón siga en la escena nacional, no abandone la secretaría de Análisis Político y no tenga intención de momento de renunciar a su escaño en el Congreso significa, para algunas miembros de Podemos, que sólo trata de ganar tiempo por si algún imponderable sacase de la pista a Pablo Iglesias. Y lo hace, además, desde el convencimiento en algunos de sus colegas de que es el único líder nacional de la formación cuyo puesto orgánico se debe más a la presión de determinados medios de comunicación que al apoyo interno.
Mientras que para Errejón no hay más prioridad en su horizonte que ganar Madrid -"sumar para gobernar"- y su dedicación a la candidatura no es incompatible con su interés por la estrategia nacional, para la dirección estatal el que fuera número dos del partido está más ocupado en la agenda nacional que en la autonómica, a la que no ha aportado más que una propuesta para cambiar el himno de la Comunidad por la canción "Pongamos que hablo de Madrid" de Joaquín Sabina desde el desconocimiento, quizá, de que la región es algo más que la almendra central de la capital
En el debate sobre dónde y a qué debe dedicarse Errejón subyace también la voluntad de Pablo Iglesias de afrontar algunos ajustes en la dirección, tras cumplirse cinco años de la existencia del partido y a las puertas de un nuevo ciclo electoral ante el cual la organización debe asentarse como tal. Consolidado ya en las instituciones, Podemos se dispone a evaluar el funcionamiento de sus secretarías y a engrasar su maquinaria orgánica ante las próximas citas electorales. Y es en este contexto en el que algunos de sus miembros consideran que es el momento de solucionar lo que entienden como "una notable falta de partido" con el objetivo de complementar el trabajo ya consolidado de la formación morada en el Congreso de los Diputados.
La secretaría de Análisis Político no ha sido, desde Vistalegre II, una pieza clave del engranaje de la formación, ya que Errejón no se ha dedicado en absoluto a ella. De facto no existe como tal, porque sólo está compuesta por gente que trabaja al servicio de la candidatura para la Comunidad de Madrid. Es por ello por lo que la dirección estatal entiende que el ex número dos del partido no quiere dejar la Ejecutiva, esto es "porque usa recursos para su campaña, algo impensable en cualquier otro candidato territorial"
Así las cosas, la huella de las heridas que dejó Vistalegre II siguen muy visibles en una formación que sorprendentemente parece haber demostrado más madurez institucional que orgánica. Desde la dirección no dudan que el ex número dos de Iglesias tendrá que renunciar en algún momento al puesto en el Consejo Ciudadano con el que se le trató de compensar, y sólo por la presión mediática, por la derrota que le propinaron los inscritos en Vistalegre II. Su salida de la dirección es algo que desde su equipo de campaña no tienen tan claro, salvo que sea el propio secretario general quien le conmine a ello.
Hasta donde El HuffPost ha podido saber la sustitución de Errejón del Consejo Ciudadano fue motivo de la conversación que él mismo mantuvo con Iglesias, después de que trascendiera su pacto con Carolina Bescansa para desbancar al secretario general. En aquella cita, el candidato a la Comunidad pidió tiempo antes de su salida para que ésta no se interpretara como una consecuencia inmediata de su alianza con Bescansa. Ambos líderes acordaron entonces que en septiembre, con un acto que diera el pistoletazo de la campaña madrileña, anunciarían la salida de la Ejecutiva. Por el momento y ya bien entrado octubre, no hay noticias al respecto, pero Iglesias confía en que se pondrán de acuerdo más pronto que tarde. Ha empezado la cuenta atrás.