La poesía en español que iluminó el año gris de la covid 19
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La poesía en español que iluminó el año gris de la covid 19

Celebramos el Día Mundial de la Poesía, 21 de marzo, con poetas que publicaron sus libros en un tiempo difícil.

Un paisaje de Suiza.WMagazín

Un artículo escrito por Maribel Lienhard.

Para Aristóteles “la poesía es más profunda y más filosófica que la historia”. Dos mil trecientos años después otro filósofo, en este caso Martin Heidegger dijo que “la poesía es la instauración del ser con la palabra”.

Sabiduría, conocimiento, compañía, testimonio y lo vivido, sabido y sentido hecho palabra la poesía es considera el arte supremo de la escritura. Porque como decía Voltaire, “La poesía tiene un mérito que pocas personas negarán: dice más y en menos palabras que la prosa”.

Lo ha hecho también en el año 2020, el que cambio parte de la vida contemporánea por la pandemia del coronavirus covid19. En el Día Mundial de la Poesía, WMagazín, en compañía de Endesa, recupera algunos poemarios de autores en español publicados en este último año. Poemas y versos escritos antes de lo vivido en este año gris y cuyo valor está ahí, en lo que nos dicen los poetas con palabras intemporales y se ajustan a cada tiempo.

Te invitamos a escuchar la voz de los poetas:

  Poemarios publicados en el año de la pandemia, 2020.WMagazín

Poemas en el Día Mundial de la Poesía

Confía en la gracia, de Olvido García Valdés (Tusquets)

Tan grande en proporción el corazón

de los animales temerosos, sin techo

era aquel rostro, anguloso y

disforme, venía de otro rostro, niño

cometa, espantapajaroojotodo

sobre trigo. Atento, venía de la madre, alto

y afuera, raro en la escucha, gajos de boca

grande. Entera soledad y tersa

piel, pared de cal, extrae de tres cuerdas

la música, recoge fruto granado de vida

en lo que hay. Aprender quién es el

enemigo ocupa la oquedad, temblor

y armonía áspera.

Risa

aun de vejez propia, baya roja

sin pavos, luna adelgazada cientos

de veces, un viento que cesara.

  El libro 'Confía en la gracia'.WMagazín

Conservar el vacío, de María Codes (Trea)

Ahora vivo en Greenwich 14

El acto ajeno es carnada sangrante.

La mujer traga saliva atrapada

en el arrebato de lo que sucede

—algo relevante e íntimo—

tras la cerradura, en el otro cuarto

habitado del hotel:

la inminencia del mediodía.

Un momento de espera inalterable

adopta el contraluz crepuscular de los sueños.

La absorta inmovilidad

denuncia la obsesión cruel

por el acoplamiento

noble coito de una mantis de atávico

instinto destructor.

Conversan dos menhires en la isla

sobre la dócil tierra de labranza

donde descansa el féretro infantil

enraizado, invisible y espectral.

Suenan las campanas del Ángelus

a golpe de riñón.

Asida la carreta con dos manos

la cabeza desnuda

un lazo de vida invisible y seminal

como una repetición insensata

de piernas de mujer

y del delirio.

  El libro 'Conservar al vacío'.WMagazín

Da dolor, de Pilar Adón (La Bella Varsovia)

Lector que asumes estos versos,

has de saber que su autora es una bestia innoble

que no puede callarse. Que escribe

sobre entrañas y personas decentes,

y despierta cada día dentro de una cabeza

derramada en chirrido.

Que entrega

y delata a los que más quiere,

sin borrar nada, perder nada,

midiendo el valor de una vida

por los libros leídos,

libros escritos.

Su nula dignidad

y su poca ética.

  El libro 'Da dolor'.WMagazín

Diez mil cien, de Juan Marqués (Vandalia-Fundación José Manuel Lara)

X Premio Iberoamericano de Poesía Hermanos Machado.

Escrito junto a un árbol

Entre un cero y un diez

la mañana de hoy

merece un ocho y medio: he saludado

a todos los vecinos, que venían

en fila, coordinados, con ramos

de madroño para mí. No me gustan

los grupos: me gustan, como mucho

las personas, y solo para un rato, no

por misantropía sino

por humildad, por discreción, por no saber

ni qué hacer ni qué

decir ni que

querer… No quiero

que mis hijos sean gente. Con todas

las antorchas que me ofrezcan

levantaré un castillo, solo para

las cosas que recuerdo: yo

dormiré fuera, feliz, a la

intemperie.

  El libro 'Diez mil cien'.WMagazín

El lugar de las palabras, de María Gómez Lara (Pre-Textos)

Si pudiera escoger otra piel

sería oscura como la mía

y estaría hecha de palabras

si pudiera decir palabras-piel

y así tener un cuerpo

como el mío

pero

elocuente

al quebrarse

si tuviera un cuerpo que dijera

por ejemplo aquí estoy no me he ido por ejemplo sobrevivo

un cuerpo que diera razones y porqués

y no este aturdimiento este cansancio estos huesos casi polvo de tantas veces rotos

cuánto entendería entonces:

si tuviera palabras

en vez de cicatrices

”Palabras piel”.

  El libro 'El lugar de las palabras'.WMagazín

El lugar de las palabras, de María Gómez Lara (Pre-Textos)

Si pudiera escoger otra piel

sería oscura como la mía

y estaría hecha de palabras

si pudiera decir palabras-piel

y así tener un cuerpo

como el mío

pero

elocuente

al quebrarse

si tuviera un cuerpo que dijera

por ejemplo aquí estoy no me he ido por ejemplo sobrevivo

un cuerpo que diera razones y porqués

y no este aturdimiento este cansancio estos huesos casi polvo de tantas veces rotos

cuánto entendería entonces:

si tuviera palabras

en vez de cicatrices

”Palabras piel”.

  El libro 'El lugar de las palabras'.WMagazín

En los prados sembrados de ojos, de Antonio colinas (Siruela)

El emperador le regala un caballo al poeta Li Bai

Al fin sabrás que solo tus amigos

serán las nubes, los ríos,  tu cabaña, un claro de luna

Toma esta daga, toma esta flecha y toma este cuchillo

Son armas de luz pura son para que te defiendas

de la envidia de tantos enemigos

Daga, flecha, cuchillo

tan solo son este caballo negro

que te ofrezco ahora.

Es para que a lomos de él

puedas huir de esa fama

por la que los demás te adoran o te difaman.

Es para que huyas cabalgando

hacia el centro

hacia lo más hondo de ti mismo

donde habita la paz

que ya no te da el vino

  El libro 'En los prados sembrados de ojos'.WMagazín

El pez rojo que nada en el pecho, de Gioconda Belli (Visor)

XXX Premio de Poesía Jaime Gil de Biedma.

La agonía de la mariposa

Más allá de la medianoche

en solitaria vigilia mientras la casa y sus ocupantes duermen

de puntillas me acerco a buscar la fruta,

el pedazo de pan para el hambre del insomnio.

Desplomada en el piso

agitándose moribunda

agoniza una mariposa.

El batir de sus alas se escucha en el silencio

como una llamada de auxilio.

Nunca he atendido o curado a una mariposa.

¿Qué haré? ¿Cómo impediré que perezca?

Nada puedo. Tan solo acompañar su agonía

sentarme en el suelo a su lado.

La oscura mariposa nocturna

tiene ojos de gato en las alas

dibujos y jeroglíficos de los seres míticos que la dibujaron

y la hicieron bella para la corta temporada de su vida.

Se queda quieta al fin.

Yo regreso a mi cama.

Torpe criatura que no pudo ayudarla.

  El libro 'El pez rojo que nada en el pecho'.WMagazín

Gavieras, de Aurora Luque (Visor)

Premio de Poesía Loewe 2019.

Anfitrite

Anfitrite. Qué pocos te nombraron.

Casi sola en tu nombre: no lo cedes

a una carencia triste o a un peligro.

No te asignaron ritos ni subieron

a colinas ni a acrópolis. Estás en tu albedrío.

Eres la mar tranquila

sin caballos de patas de huracán.

Poseidón, codicioso de Atenas,

destruyó con su cólera el voto de mujer,

los nombres de las madres.

Tú eres el mar-espejo, el mar-aceite,

la presencia mayor, mas no invocada:

no aterrorizas: bañas.

Matérica materna ensambladora,

regalas la corona submarina a Teseo.

Estar serenamente. Coexistir.

¿Y si aprendiéramos de ti

una forma de estar en el lenguaje?

¿Si expulsáramos

a los que exigen súplicas y trueques,

acatamiento, altares, sumisiones?

¿Y si cuidáramos la calma

circulante y azul en que consistes?

Tomar de ti, Anfitrite,

la ética serena

que aleje a los feroces.

  El libro 'Gavieras'.WMagazín

La rama verde, de Eloy Sánchez Rosillo (Tusquets)

Premio de Los Libreros Recomiendan 2020.

En la mañana inmensa

Dentro de la leyenda del vivir,

que el minucioso olvido

desordena y desdice,

el sueño aquel primero

de la niñez no se ha desvanecido.

Inconsistente,

tan ligero y frágil

como vilano o pluma

de gorrión.

Y sin embargo ahí sigue.

Dónde, dónde.

¿Qué secretas cadencias

lo traen, cuando es preciso, a mi presente?

Hebra de luz apenas,

hilo de agua.

Nunca en la vida me ha desamparado.

  El libro 'La rama verde'.WMagazín

Los árboles que nos quedan, de Ramón Andrés (Hiperión)

Árboles finales

Los árboles que nos quedan son aquéllos,

los todavía no alcanzados. En sus claros se decide

qué sombra infundir en cada uno de nosotros.

Tienen, a su modo, una voz de llamada hacia arriba,

como el que arquea las manos en torno a la boca

para ser oído en lo más alto y pedir que alguien

se haga cargo de los que estamos aquí. Ultimados.

Todo árbol cobija a un muerto y lo mantiene

en la savia, lo hace suyo y lo ampara, le da un suelo

de corteza y de hojas caídas para él.

Los bosques pueden salvarse en los que han sido,

quiero decir, en el recuerdo que guardamos de ellos.

Tendrá un hogar en el color del haya quien los defienda.

Hay árboles que parecen anteriores a la tierra, los robles

y los tejos, por ejemplo, arraigados en una mano perdida

y mortal que quiso hacer el mundo y no pudo.

Escuchadlos en sus ramas; nos avisan, aconsejan.

Son las obras completas del reposo.

  El libro 'Los árboles que nos quedan'.WMagazín

Los desnudos, de Antonio Lucas (Visor)

Premio XXII Premio de Poesía Generación del 27 (2020).

Carta

Tal vez no sé explicarlo,

y aun así podría volar

o hacer de ti el verano,

un septiembre de reírnos bajo el agua,

una música con ojos de mirarte.

Tal vez no sepas, pero sabes

que vivir es incesante

y sucede tan sin tregua

que todo lo que empuja te detiene.

Por eso andar sin rumbo da alegría.

Tal vez no sepas, pero sabes

que amar siempre es quedarse,

y un cierto vandalismo de promesas,

volver a conquistar palabras de hace tiempo

y que alguien nos absuelva,

y no temer deriva,

y ser, como la nieve, más ciencia que costumbre.

Tal vez no sepas, pero sabes

que el miedo esconde un coro

y es esta misma luz

que nace de nosotros

el fiero camuflaje de la vida.

  El libro 'Los desnudos'.WMagazín

Medea, de Chantal Maillard (Tusquets)

Je suis un revenant.

Tal vez no sepas, pero sabes

que el hombre no nació para morir

—así empezó la historia—,

pero es rehén de escarnios,

de leyes y tormentas,

del golpe de sed que reúne,

del hacerse entender que acumula.

Su activismo es la infancia

y al crecer va cayendo.

Su defensa es flotar, que es destierro del agua.

Su tristeza es saber que vivir no es sagrado.

Y confunde la nada

con jugar a los dioses.

Y la soledad confunde con no dormir solo.

He vuelto de la muerte.

De la nada enorme

el inmenso

vacío bajo el manto.

Je suis un revenant.

He vuelto transparente

fantasmal la palabra como un hilo

de saliva temblando entre los labios.

In-vertido el curso del habla.

¡Cuida bien tus deseos, tú

que vienes a oírme,

no sea que se cumplan!

  El libro 'Medea'.WMagazín

Sublevación, de Ariadna García (Pre-Textos)

Barranco abajo, nada.

Equivoqué el camino.

Merodeo sin rumbo

sobre ondas de limo, rodeada

por la niebla caliente.

Ante mis ojos,

con la pintura ya descolorida,

un carrusel de polvo, mudo y viejo.

Un viento suave mece las carrozas.

A veces, un chirrido

promete a los caballos movimiento.

Espejismo de vida.

El alma sigue seca.

  El libro 'Sublevación'.WMagazín
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