La pandemia está obligando a las ciudades a repensar su transporte público
Italia, que inició su reapertura este lunes, servirá de terreno de pruebas.
A medida que los países empiezan a levantar las restricciones de confinamiento para que más gente pueda ir a trabajar o a pasear con sus hijos, las autoridades se enfrentan a un nuevo dilema: ¿qué se puede hacer para que esos desplazamientos sean seguros en ciudades con una población grande?
Italia es uno de los países que va a servir de terreno de pruebas. Este lunes 4 de mayo se inició la reapertura del país, entre el recordatorio de las autoridades de que todavía hay que evitar las aglomeraciones, mantener la distancia social y llevar mascarilla en determinadas circunstancias.
“Si no respetamos las precauciones, la curva volverá a subir, las muertes aumentarán y le haremos un daño irreversible a nuestra economía”, advirtió el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, en un comunicado televisado para todo el país. “Si amáis a Italia, mantened las distancias”.
Son alrededor de 2,7 millones los italianos que han vuelto esta semana a su trabajo y se espera que el 15% de ellos utilicen el transporte público, según el Gobierno italiano.
Ante esta situación, las autoridades y los empresarios se las están viendo y deseando para desarrollar protocolos que permitan a todas estas personas moverse libremente sin desencadenar un rebrote de contagios.
Entre las nuevas directrices que se están barajando, probablemente se restringirá el aforo de los autobuses y metros. También colocarán recordatorios en el suelo para que todo el mundo respete la distancia social y habrá cámaras y trabajadores controlando el número de pasajeros para evitar saturaciones, según recoge la edición italiana del HuffPost.
El ministro de Transportes de Italia ha señalado que probablemente los billetes electrónicos serán la norma a partir de ahora y que habrá surtidores de desinfectante de manos instalados cerca. Los metros y autobuses serán desinfectados con regularidad y se adaptará la forma de montar y bajar. También será fundamental distribuir a los usuarios para reducir la congestión.
Las nuevas medidas ya se han probado en Roma. El viernes pasado, durante tres horas, permitieron el acceso a 30 pasajeros a cada estación cada 3 minutos en dos de las líneas de metro de la ciudad y se limitó el aforo de cada metro a 150 personas, informa la edición italiana del HuffPost. En las plataformas, colocaron líneas azules y puntos para indicar la distancia a la que debían permanecer. Los pasajes entre estas dos líneas permanecieron cerrados para evitar que los usuarios del metro se cruzaran y se amontonaran.
Además de estas medidas, muchas ciudades están fomentando otros medios de transporte. Bolonia ha solicitado ayuda al Gobierno central para comprar bicicletas y patinetes eléctricos y Milán ha desvelado un plan ambicioso de remodelación de sus calles para disuadir del uso de coches y facilitar los transportes en bicicleta y a pie y aun así mantener las distancias.
Este verano, la ciudad planea remodelar 35 kilómetros de calles para crear carriles bici temporales y ampliar aceras. Asimismo, se reducirá la velocidad máxima para los coches y los ciclistas y viandantes pasarán a tener prioridad en determinadas calles.
“Llevamos años trabajando para reducir el uso del coche. Si todo el mundo conduce un coche, no hay espacio para la gente, no hay espacio para moverse y no hay espacio para desarrollar actividades comerciales fuera de las tiendas”, declaró Marco Granelli, vicealcalde de Milán, a The Guardian. “Claro que queremos reabrir la economía, pero pensamos que deberíamos hacerlo partiendo desde una base distinta a la de antes. Consideramos que debemos reimaginar Milán en esta nueva situación”.
Otras ciudades de todo el mundo están adoptando medidas similares. Este mes, la ciudad de Oakland (California, EEUU) cerró 119 kilómetros de calles para que la gente tuviera espacio para hacer ejercicio al aire libre sin formar aglomeraciones. En Bogotá, en Ciudad de México, y en Berlín también se han ampliado los carriles bici. En Barcelona se plantea no solo ampliar los carriles bici, sino también ceder espacios de los coches para los peatones. Por su parte, el ministro de Transportes y Movilidad español, José Luis Ábalos, ha recomendado el uso de la bicicleta y del coche privado en España durante la desescalada ante la falta de metros y buses para garantizar las distancias entre viajeros.
Pero Italia, en concreto, podría ser un modelo para otros países si funcionan sus estrategias.
“El plan de Milán es tan importante porque supone un modelo sobre cómo reajustar las ciudades en estos momentos”, comenta Janette Sadik-Khan, excomisionada de Transportes de Nueva York, a The Guardian. “Es una oportunidad única en la vida para analizar las calles y asegurarnos de que están preparadas para lograr los objetivos que queremos que consigan: que no solo sirvan para que los coches se desplacen lo más rápido posible del punto A al punto B, sino que lo hagan de forma segura para todo el mundo”.
“Estoy segura de que tomaremos Milán como ejemplo para Nueva York”, concluye.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.