La palabra que no deberías decir a una persona con ansiedad o depresión
Ese adverbio de once letras parece inofensivo, pero puede hacer mucho daño.
Tómate un momento para imaginar el peor estado mental en el que podrías estar. Salir de debajo de las sábanas para empezar a mover el cuerpo es casi tan desafiante como escalar el Everest descalzo. O quizás de repente el corazón te empieza a latir tan rápido que el aliento se te atasca en la garganta y tus pulmones son incapaces de llenarse de aire.
Ahora imagina que un amigo con buenas intenciones te intenta dar un consejo en estos momentos y te dice algo como "Simplemente haz un poco de ejercicio" o "Simplemente respira hondo y relájate".
Esa palabra de once letras parece inofensiva, pero puede hacer mucho daño. Ese simplemente implica que la tarea o la actividad (como relajarse o hacer ejercicio) que le has recomendado es sencilla. En realidad, es de todo menos sencilla, según los expertos.
"Para muchas personas con ansiedad y trastornos depresivos, tareas cotidianas que suelen ser simples pueden llegar a ser muy desafiantes", señala Elizabeth Duval, experta en ansiedad y profesora asistente de Psiquiatría en la Universidad de Michigan.
"La ansiedad y la depresión se caracterizan en general por experiencias internas angustiosas que no siempre son perceptibles por los demás. Las personas con ansiedad y depresión suelen sufrir intensos pensamientos agobiantes que consumen su atención y que les impiden centrarse en la tarea que les ocupa", añade.
Quizá te parece demasiado puntilloso prestar tanta atención a una palabra, pero la realidad es que lo que se dice lleva más carga de la que parece, sobre todo en lo relativo a la salud mental, cuando una conversación ligera o una palabra suelta son capaces de intensificar el estigma.
"El lenguaje importa cuando hablamos con los demás sobre cualquier asunto. Desvela nuestra forma de pensar y lo que opinamos sobre determinadas ideas y personas. Nadie diría 'Simplemente supéralo' a una persona con una pierna rota o recién operada", compara Victor Schwartz, director médico de la organización de salud mental The Jed Foundation.
Esto no quiere decir que no debas dar consejos. De hecho, tu apoyo es fundamental, pero hay mejores formas de decir las cosas. Descubre a continuación algunas recomendaciones avaladas por profesionales para elaborar mejor tus consejos.
"Me importas"
Expresar tu preocupación por una persona es siempre un gran primer paso.
"Decirle a alguien que lo valoras y que te resulta importante siempre sirve de ayuda. Hazle saber que no quieres huir, que te quedas para ayudar", recomienda Jill Harkavy-Friedman, vicepresidenta de investigación de la Fundación Estadounidense para la Prevención del Suicidio.
"Sé que probablemente sea difícil, pero ¿y si...?"
No tienes por qué decir exactamente esas mismas palabras, pero sí algo que reconozca la dificultad de realizar ciertas tareas cuando sufres ansiedad o depresión.
"Tienes que empezar poco a poco a la hora de abordar las actividades que son desafiantes e ir avanzando a un ritmo manejable", aconseja Schwartz. Así pues, en vez de decir "simplemente haz un poco de ejercicio", prueba a aconsejar que salga a pasear contigo unos minutos. Implícate.
"Ofrécete para participar en actividades positivas y divertidas con esa persona, invítala a dar un paseo, a ir al gimnasio o a ver una película contigo", propone Duval.
Hagas lo que hagas, trata de no ofrecer consejos no solicitados. Al menos, no sin consultar con esa persona qué es lo que le puede ser de ayuda, señala la psiquiatra Amy Alexander, del hospital Stanford Health Care.
"Si te apetece dar consejos, es mejor que preguntes primero. Prueba a decir: 'Tengo unas ideas y sugerencias, pero no sé si te servirá de ayuda en estos momentos", propone Alexander. "Algunas personas no quieren consejos, sino que sigas escuchando, y tal vez eso es lo más útil que puedes hacer por ellas".
"¿Qué puedo hacer para ayudarte?"
Preguntarle a alguien qué puedes hacer para ayudarle es un modo estupendo de mostrarle que le apoyas, asegura Schwartz.
Pero recuerda que no solo se trata de decirlo. Es importante pasar a la acción para ayudar a alguien, sobre todo si piensas que está en crisis. Hay una diferencia abismal entre decir "estoy aquí si me necesitas" e ir más allá y plantarte ante esa persona y preguntarle: "¿Qué puedo hacer ahora mismo para ayudarte?".
"Me encanta tu ___________"
Ve a lo concreto. Dile a tu mejor amigo que te encanta su sentido del humor agudo. Dile a tu hermano que valoras que haya ido a ver a vuestros padres.
"Recuérdale lo que hace que os sintáis conectados, lo que te encanta de esa persona. Tal vez no entienda por qué te apetece estar con ella o preocuparte, según la situación por la que esté pasando. Permanece a su lado, ten paciencia y sé perseverante", recomienda Harkavy-Friedman.
"No pasa nada por recibir tratamiento"
Merece la pena insistir: no pasa nada por recibir ayuda de un profesional de la salud mental. Es importante dejárselo claro a la otra persona, tanto para mostrarle sus opciones como para eliminar parte del estigma que se asocia a la búsqueda de tratamiento.
"Si alguien con un problema de salud mental pide ayuda, facilitarle el acceso a un tratamiento o a otros recursos será beneficioso", sostiene Duval.
Sobre todo, es importante tener en mente lo duras que son las enfermedades mentales a la hora de interactuar con un ser querido que padezca una. Cuando tienes depresión, salir de la cama y hacer ejercicio parece inviable. Cuando es la ansiedad la que te atenaza, relajar la mente y ralentizar el ritmo cardíaco en el acto parece imposible. Sientes que vas a morirte o no sientes nada en absoluto.
Ambas posibilidades son debilitantes hasta el punto de que hacer simplemente una pequeña tarea no es un objetivo difícil: es inalcanzable.
Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.