La ONU pone coto al 'greenwashing' y fija las normas para acabar con la trampa ecológica
Nuevo toque de atención climático de Naciones Unidas en el marco de la COP27
La ONU quiere poner coto a la trampa de las falsas entidades ‘verdes’, el fenómeno conocido como greenwashing. Dentro de la COP27 y tras advertir un día antes de que vamos directos al “infierno climático”, un grupo de expertos de Naciones Unidas ha presentado un informe para destapar el blanqueo ecológico al que se agarran numerosas corporaciones, bancos y hasta ciudades y regiones enteras.
En resumen, el informe sentencia que se debe prohibir la autodenominación “cero neto” para entidades no estatales mientras sigan construyendo o invirtiendo en combustibles fósiles. Del mismo modo, la deforestación y otras actividades destructivas para el medio ambiente se consideran inadmisibles
Además, reclaman que a estos actores no estatales se les impongan requisitos regulados para alcanzar la neutralidad en carbono y que se prohíba a los lobbies influir en las políticas ambientales estatales, según el informe presentado en el marco de la Cumbre del Clima que este año acoge Egipto.
Qué es el greenwashing
Lo que busca combatir la ONU es una estrategia a caballo entre lo económico y lo reputacional por el que diversos organismos encubren de políticas verdes actos que no lo son para encontrar un mayor beneficio. Esta práctica, de moda en los últimos tiempos, pasa desde un etiquetado falso en productos concretos a campañas de marketing y publicidad para vender una imagen ‘verde’ de entidades que no lo son.
“Se trata de reducir las emisiones reales sin trampas. Nuestra hoja de ruta proporciona unas normas y unos criterios claros que deben seguirse al desarrollar los compromisos de neutralidad de carbono. A día de hoy, el planeta no puede permitirse más retrasos, excusas o blanqueo ecológico”, ha indicado Catherine McKenna, presidenta del grupo de Expertos de la ONU.
El grupo responsable del informe nació en marzo como respuesta de urgencia al contraste que se produce por el aumento sin remisión de la emisiones pese a que nunca hubo tantas promesas para reducirlas. El texto denuncia que la trampa el greenwashing amenaza con socavar los esfuerzos mundiales para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y limitar del calentamiento global a 1,5 grados y proporciona una hoja de ruta “crucial” para dotar de integridad a los compromisos de estos actores.
Entre otras medidas, los expertos recomiendan que estos actores se comprometan a reducir inmediatamente sus emisiones absolutas en toda su cadena de valor (lo que incluye emisiones de alcance 3) con objetivos a corto, medio y largo plazo basados en la ciencia.
Para evitar que puedan practicar una contabilidad climática “deshonesta” y otras acciones diseñadas para eludir la necesidad de una descarbonización profunda, piden que tengan que informar públicamente sobre el progreso de sus planes de transición con información verificada que pueda compararse con sus pares.
El informe también recomienda considerar la obligatoriedad de los criterios mínimos, es decir, pasar de iniciativas voluntarias al establecimiento de un marco obligatorio que regule la neutralidad de carbono para las grandes empresas e instituciones financieras. Así, aconseja empezar con los emisores empresariales más grandes, a quienes se debería exigir la verificación de sus compromisos y de sus informes de progreso que, a su vez, deberían requerirse anualmente.
Para la española Helena Viñes-Fiestas, integrante del panel de especialistas, las empresas e instituciones financieras, las ciudades y regiones que adopten estas recomendaciones serán aquellas que liderarán la transición energética y contribuirán a su aceleración. “Solo así nos aseguraremos de que todos aportamos nuestro grano de arena para reducir las emisiones y de que todas estas promesas voluntarias para alcanzar la neutralidad de carbono sean útiles”, remata la también consejera de la Comisión Nacional del Mercado de Valores.