La nueva estrategia de campaña de Trump: declarar ilegítimas las elecciones (si gana Biden)
“¿Ahora resulta que los demócratas han contratado agentes norcoreanos y chinos para firmar sobres? ”.
El presidente Donald Trump lanzó este jueves su mensaje de campaña más peligroso hasta la fecha: las próximas elecciones serán ilegítimas si no las gana él.
“Teniendo en cuenta la cantidad sin precedentes de papeletas no solicitadas que van a enviar a ‘votantes’ o adonde sea, el resultado de las elecciones del 3 de noviembre de este año NO SERÁ REAL, que es lo que algunos quieren. Ayer, otro desastre electoral. ¡Hay que detener esta locura con las papeletas!”, escribió en Twitter.
“En mi opinión, la única forma que tienen los demócratas de ganar es hacer trampas”, aseguró en una entrevista para la cadena Fox Sports Radio.
Ninguna de estas últimas afirmaciones es nueva. Trump lleva meses equiparando el voto por correo con el fraude electoral y ha pasado las últimas semanas repitiendo que su rival Joe Biden solo puede llegar a la Casa Blanca haciendo trampas.
Daniel Goldman, antiguo fiscal federal que lideró el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes durante el enjuiciamiento político a Donald Trump, asegura que le preocupa enormemente que el presidente declare ilegítimas las elecciones en el caso de que pierda.
“Quizás sea capaz de suprimir el voto por correo o evitar que los votos por correo se contabilicen y, entonces, declararse vencedor”, advierte Goldman.
Ni Trump ni su equipo han querido hablar del tema con la edición estadounidense del HuffPost.
En el pasado, altos funcionarios de la Casa Blanca confirmaron que Trump quiere evitar el fraude electoral y que para ello ha intentado distinguir cuándo una papeleta ha sido solicitada por el votante y cuándo la ha recibido de forma automática.
Trump ya explicó en una entrevista en Fox News el 30 de marzo por qué se oponía al voto por correo. Dijo que se había opuesto a una nueva legislación para generalizar el voto por correo durante la pandemia y señaló: “Reciben tal cantidad de votos que, si accediéramos [a generalizar el voto por correo], en este país no volvería a haber nunca un presidente republicano”.
Pese a admitirlo, Trump ha seguido afirmando sin pruebas que el voto por correo es fraudulento. En ocasiones, sus intentos por justificarse han rozado el absurdo.
“Para una potencia extranjera, ya sea Rusia, China, Irán, Corea del Norte o muchos otros países de los que nadie sospecha, así es mucho más fácil imprimir papeletas y enviarlas. Es mucho más sencillo cometer fraude con el voto por correo”, afirmó el 7 de agosto desde su club de golf de Nueva Jersey.
Diez semanas antes, afirmó: “Piratean estas aplicaciones, imprimen nuevos formularios para votar y los envían por todas partes o los va rellenando una misma persona con un boli y una firma distinta cada vez”.
Ambas afirmaciones carecen de fundamento porque el presidente ignora de lleno la forma en que se rastrean y se tabulan las papeletas. Aunque cada estado tiene sus propias normas, todos comparten la obligatoriedad de un identificador único para cada papeleta. El sobre tiene que estar firmado y dicha firma se compara con la del votante en el registro oficial. Si la firma del sobre y la firma que consta en este registro no coinciden, la papeleta se rechaza.
Todo esto invita a hacerse una pregunta: aunque un agente externo lograra fabricar millones de papeletas, ¿cómo conseguiría introducirlas de forma válida en el sistema?
“¿Ahora resulta que los demócratas han contratado agentes norcoreanos y chinos para firmar sobres? Está cogido con pinzas”, opina Daniel Smith, experto en sistemas de votación y profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Florida. “¿Vas a intentar cometer fraude electoral con pequeños hurtos? No es así como funcionan los cerebros de una operación hoy en día”.
Smith señala que los lugares donde más probabilidades tendría un presunto agente externo de cometer fraude son aquellas jurisdicciones en las que los votos se registran directamente por ordenador, sin papeletas físicas, por la propia naturaleza de ambos formatos.
La postura de Trump es comprensible si se tiene en cuenta que en 2016 obtuvo resultados mucho mejores en el recuento de votos presenciales que con el voto por correo. Si Trump considera que el grueso de sus votantes acudirá el día 3 de noviembre a las urnas en persona, impedir el voto por correo incrementaría sus probabilidades de ser reelegido, ya que los votos suprimidos serían en gran medida los de sus detractores.
“El presidente está intentando sembrar la confusión entre quienes tienen miedo de acudir a votar en persona, quizás para frenar la participación de quienes probablemente no le quieren votar”, explica Smith. “Lo que quiere es deslegitimizar el voto por correo”.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.