La mochila austriaca: la posible solución al empleo y las pensiones
Los 'baby boomers' incrementarán el gasto de forma muy abrupta...
Inmersos en plena campaña electoral, a la espera de unas intensas y muy disputadas elecciones, España sigue muy pendiente de una serie de reformas que no solo traten de paliar la situación vivida en estos momentos en el país, sino que, a su vez, garanticen la sostenibilidad de un Estado de bienestar cada vez más inviable, al menos con las medidas planteadas en estos momentos. Un Estado de bienestar que, con el paso del tiempo, supone un gasto cada vez mayor, en relación con un ingreso cada vez menor.
La situación es bastante polémica. Las pensiones, por ejemplo, han sido uno de los puntos más calientes en el debate político. El estado de las pensiones se encuentra en una tortuosa situación. Una situación que requiere de nuevas fórmulas que, en consenso con una mayoría parlamentaria, den solución a un sistema público de pensiones más que deficitario.
Pero el problema no recae en lo que representa el deficitario sistema en estos momentos, sino en lo que representará en un futuro en el que las previsiones demográficas y económicas coincidan en un incremento del déficit. De acuerdo con los pronósticos, en un escenario donde la distribución demográfica tiende hacia una mayor concentración de la masa social en edades muy adultas, con una natalidad cada vez más escasa por pura tendencia social, las pensiones, al menos con la ecuación utilizada en estos momentos, son un sistema que tiende hacia la insostenibilidad.
Una insostenibilidad que, de acuerdo con BBVA Research, será cada vez mayor. De acuerdo con los vaticinios, para 2050 se espera que la tasa de dependencia llegue a la paridad, es decir: la relación entre el número de pensionistas y el número de cotizantes se espera que, para dentro de 30 años, llegue a 1-1. En otras palabras, nos encontramos con un gran reto, donde se espera que el país tenga un empleado por cotizante, con una tasa de reemplazo de las más elevadas de Europa, en contraste con unos salarios que son, a día de hoy, de los más bajos del continente.
Como digo, las pensiones se encuentran, en estos momentos, muy amenazadas. Sin embargo, el miedo causado por un colectivo que soporta cerca del 35% de la fuerza electoral del país ha convertido a los pensionistas en un caladero de votos para las distintas formaciones políticas, que en lugar de afrontar las medidas con carácter estructural y desde el factor sostenibilidad, lo han hecho con carácter coyuntural, siempre buscando el mal menor y con la cautela de que la reforma no les llevase a perder ese porcentaje de votos que, como colectivo, suponen los pensionistas.
Una situación que, como digo, se ha ido repitiendo a lo largo de los años. Sin embargo, en los últimos meses se ha visto un claro consenso, al cual se suma el Banco de España, que ha avisado sobre la insostenibilidad de estas pensiones, de cara a una esperanza de vida cada vez mayor, una previsión de jubilación en la que los baby boomers incrementarán el gasto de forma muy abrupta, así como una tasa de desempleo juvenil que nos sitúa a la cola de Europa. Esto ha hecho que las distintas formaciones políticas comiencen a evaluar nuevas alternativas y reformas que, en primer lugar, contenten a los pensionistas sin hipotecar el futuro de las generaciones venideras, pero que, en segundo lugar y más importante aún, estas alternativas garanticen la sostenibilidad de un sistema que, como vemos, se encuentra cada vez más amenazado.
Para ello, entre otras medidas, una de las más sonadas ha sido la mochila austriaca. Una reforma en el ámbito laboral que, debe su nombre al país en el que se implantó este modelo, y que, hasta ahora, ha servido como ejemplo para muchos países y sus economías. Un modelo que, incidiendo positivamente en el factor sostenibilidad del sistema de pensiones, pretende impulsar la contratación indefinida, así como dinamizar el mercado laboral, provocando un mayor incentivo a la contratación en el sector privado.
Pese a que la medida ya fue evaluada por el expresidente Zapatero, así como el expresidente Mariano Rajoy; partidos políticos como el Partido Popular, Ciudadanos y ahora el PSOE, han coincidido en que este sistema de capitalización puede ser una de las soluciones a las pensiones en el país, así como al empleo. Una solución que complementaría, además, uno de los grandes problemas que tiene incidencia en el Estado de bienestar: el empleo.
Para hacernos una idea de lo que es la mochila austriaca, el sistema austriaco funciona de tal forma que el empresario abona a un depósito a nombre del empleado, un porcentaje del salario bruto percibido por el mismo de forma anual. Este depósito está garantizado al 100% por el Estado y es íntegramente del empleado. Un depósito que paga el empresario, permitiéndole aportar a este, en forma de cuotas, parte del coste de despido del empleado. Es decir, que si el empleado fuese despedido, esta mochila abarataría el coste del mismo, habiendo sido aportado anteriormente parte por el empleador, a la vez que permitiría al empleado contar con este capital en el futuro.
Es decir, al igual que si de una mochila se tratase, el empleado ingresaría un porcentaje de su salario bruto en esa mochila de forma anual, la cual, estando gestionada por una entidad financiera que la dotase de rendimientos al capital, pueda ser utilizada en caso de despido, jubilación o cualquier otra situación. Un sistema que, como digo, contempla un fondo de capitalización, parecido a un plan de pensiones, en el que el empleado contase con un capital, el cual llevaría siempre consigo, independientemente del empleo en el que se encuentre, pudiendo ser utilizado para complementar su pensión futura, vivir en los momentos de transición entre empleos o, quizá, si el empleado quisiese dejar su trabajo voluntariamente.
Este sistema es bastante atractivo, pues sus efectos podrían ser bastante notorios en el mercado laboral. Al abaratar el despido por las aportaciones realizadas durante la vida laboral del empleado, las empresas están más incentivadas a contratar empleados de forma indefinida; pues el lastre que suponía el alto coste del despido se suprimiría. De la misma forma, el mercado laboral sería mucho más flexible, pues los empleados contarían con unos fondos monetarios que dotarían de mayor capacidad a estos de cara a querer cambiar de empleo. Por otro lado, la indemnización al trabajador por el despido no tiene ningún límite, provocando que pueda ser mucho mayor a la contemplada actualmente; a la vez que, por último, incidiría con gran fuerza en la renta disponible de los pensionistas futuros, que verían complementada su pensión con este fondo de reserva.
Como vemos, un sistema con el que, a priori, existe un consenso en sede parlamentaria, pudiendo incidir de forma directa, además de positivamente, en el empleo del país. Un sistema que podría ser una de las posibles soluciones los principales problemas económicos estructurales que posee España. Un sistema que podría incidir en la capacidad adquisitiva de los pensionistas futuros, así como en la capacidad adquisitiva actual por la incentivación del empleo indefinido, abaratando o suprimiendo el elevado coste de despido que conlleva el mismo en estos momentos.
La mochila austriaca en España sigue siendo un deseo. Aún queda mucho por hacer para que esto se haga realidad. Sin embargo, el simple hecho de que exista consenso entre las que son las principales fuerzas parlamentarias del país, da esperanza a los defensores del sistema austriaco. Un sistema con el que nuestro país podría verse muy beneficiado. Un sistema que, de tener un efecto positivo en la economía española, podría paliar, como decíamos, los grandes rompecabezas a los que nos enfrentamos.