La ilusión... de los que regresan
De los que se han marchado de España y regresan por Navidad.
Ya lo decía el anuncio de los turrones: "Vuelve, a casa vuelve, por Navidad". Todo el mundo regresa en estas fechas. Los que se fueron con ilusión, los que lo hicieron a regañadientes y los que se marcharon para no volver. La Navidad es una llamada al calor del hogar y el teléfono no para de sonar anunciando nuevas visitas.
Día 1: Tu hermano
Es el primero en volver, qué duda cabe. Ha pedido vacaciones en el trabajo para poder estar en casa más días. Hace varios años que se fueron, desde que tu cuñada cambió de trabajo porque le salió una gran oportunidad para toda la familia y tuvieron que hacer las maletas y marcharse lejos. Desde entonces, solo os veis dos o tres veces al año, siempre en fechas dignas de recordar. Pero el verano pasado no consiguieron coincidir con toda la familia, así que optaron por irse a la playa, como todos los demás. Total, hace varios meses que no los ves.
Vas a buscarlos al aeropuerto y te das cuenta de que estás nervioso. Solo esperas que no hayan perdido el avión. Suelen llegar tarde a todas partes porque los niños los retrasan, tan pequeños como son. Pero no han avisado [su avión salía de madrugada], así que supones que todo está bien. Te presentas allí, con una hora de adelanto que al final se te hace eterna. Coges un buen sitio, en la primera fila de la barandilla que hay frente a las puertas correderas. Allí compartes las mariposas del estómago con las decenas de personas que están en tu misma situación. Cada vez que aparece un grupo de gente se empiezan a estirar los cuellos y levantar las cabezas de la gente que busca ansiadamente a los suyos.
Por fin llegan. Los ojos se te humedecen, pero no es el momento de la tristeza. Grandes abrazos y por fin llega la sorpresa: ¡Cuánto han crecido los niños! En las fotos y vídeos que compartís cada tres días por WhatsApp no se aprecia tanto el cambio. ¡Pero si además hablan y andan perfectamente! La última vez que os visteis todavía tenían la lengua de trapo y pasaban más tiempo en el suelo que de pie.
Los llevas a casa, donde todos están esperando mirando el reloj y ansiosos por la llegada. Ya están aquí. De uno en uno, todos pasan por el exhaustivo examen de tu madre, que calcula con una sola mirada la calidad de vida que llevan. "Estáis muy delgados. Seguro que coméis fatal", sentencia. No importa, en estos días que estén aquí recuperarán el lustre que tanto les costó perder de la última visita. Ahora sí podéis decir que las Navidades han empezado.
Día 2: Tus amigos
Por fin ha llegado el momento que tus amigos y tú habéis preparado con tanta minuciosidad en el grupo de WhatsApp. Durante más de 15 días las alarmas del teléfono han sonado sin parar. En otro momento, habrías terminado tirando el móvil por la ventana, pero esta vez no. Lo que estabais preparando es importante y aunque habéis quedado en el sitio de siempre, había muchos detalles que no se pueden dejar al azar. Vuelven los amigos que se fueron y hay que festejar.
Los que se marcharon del país para ir a trabajar dijeron que volverían por Navidad y sus mensajes os han ido anunciando, con mayor o menor previsión, que han cumplido su palabra. Todos han ido poco a poco apareciendo por casa, pero ya se sabe que los primeros días están reservados a las familias. Los que os quedasteis también tenéis vuestros compromisos así que decidís quedar en reunirlos a todos el mismo día para hacer un reencuentro multitudinario.
"Habrá que hacerles una bienvenida en condiciones. Una fiesta sorpresa o algo así", propuso uno en su día. Pero os distéis cuenta de que no era la mejor idea. Sabéis que vienen con el tiempo justo y la agenda muy apretada, así que es mejor que ellos sepan que os tienen que reservar el día. Además, ya no tenéis edad para ciertas cosas. "Mejor hacemos lo de siempre, para que vean que su casa sigue siendo la misma", resolvisteis. Eso sí, quedasteis en que estaríais todos allí para cuando ellos llegasen. Y lo cumplís. Han llegado puntuales hasta los que siempre llegan tarde. Se nota que hay ganas del reencuentro porque cada vez que se abre la puerta se interrumpen todas las conversaciones y se giran todas las cabezas.
Abrazos, besos, risas y alguna lágrima. ¡Se les ha echado de menos! Y hay mucho que contar. "¿Cómo es la vida allí? ¿Cómo haces para pasarlo bien sin nosotros? ¿Y cómo te animas en los momentos malos?", les preguntáis sin parar. "Aquí todo sigue igual. Este con sus cosas, el otro con su trabajo, aquel con el proyecto del que lleva hablando toda la vida y al que al final se ha decidido a darle un empujón", respondéis atropelladamente.
Con la cuenta de las novedades saldada, todo vuelve a ser lo que siempre fue. Un grupo de amigos que disfruta de la amistad. La gente va cambiando sí, pero en Navidad, todo ocupa a su sitio.
Día 3: Los familiares lejanos
En Navidad, no solo vuelve la gente del extranjero. También los que aun siendo familia, viven en otras ciudades o pueblos de España. Todos tienen sus vidas allí, pero desde ya hace muchos años que acordasteis juntaros al menos uno de los días especiales de las fiestas. Este año, ha tocado que vengan en Nochevieja y los primos del pueblo te han avisado de que ya están aquí.
Quedáis para ir a merendar (un chocolate con churros, que es Navidad y los excesos están permitidos). Así ultimáis los detalles de la cena de dentro de dos días. Por si acaso, os habéis asegurado de que el punto de encuentro esté cerca de un sitio donde después podréis cenar. Hace tanto tiempo que no os veis, que estáis seguros de que la tarde se va a alargar y nadie va a querer despedirse. La sorpresa llega cuando por fin os reunís, ¡y veis que han traído regalos! El dulce típico del pueblo, ese que hace tanto que no probáis y que está tan rico, y unas fruslerías para los niños.
Pasáis la tarde poniéndoos al día, reviviendo cada buen momento que habéis pasado desde la última vez que os visteis y relatando los malos de carrerilla. No es momento de dramas.
El día termina como habías previsto, tarde y con la promesa de cumplir todo lo acordado. Faltan pocos días para Nochevieja pero ya está todo hablado. Volvéis a casa cansados, pero contentos de ver lo bien que está toda la familia.
Ya solo queda terminar el año con los que han vuelto y desear que la Navidad no se acabe nunca.