La humilde historia de la reina del triple salto que triunfa en redes
Vivía en un "ranchito" con 8 personas y apretados, pero felices.
Hemos visto a Yulimar Rojas sobrevolar el cielo de Tokio con su salto estratosférico, pulverizar un récord mundial intacto desde hace 26 años y convertirse en la reina de los Juegos Olímpicos...pero su vida no siempre ha sido dorada.
En sus redes sociales, la atleta venezolana ha querido mostrar cómo era su vida hace unos años cuando tenía que colgar las medallas en las vigas del techo del “ranchito” en el que vivía.
“Cuando miro todo esto me embarga la nostalgia y también el sentimiento de superación. Nostalgia porque son recuerdos que me han hecho basarme en ellos para llegar hasta aquí”, ha publicado.
Yulimar ha querido recordar sus orígenes de los que se siente muy orgullosa y que nunca olvida. “Ahí era mi hogar. Éramos ocho personas. Vivíamos apretados pero felices. Siempre felices”, ha compartido junto a una foto de su casa.
Gracias a sus éxitos deportivos, la vida de Yulimar Rojas ha dado un gran salto. Hace seis años se mudó a España para entrenar a las órdenes de Iván Pedroso y también junto a Ana Peleteiro, medallista española en la misma prueba.
Ahora sus seguidores no solo le aplauden por sus logros deportivos sino que ha recibido muchas muestras de cariño y reconocimiento por compartir de dónde viene, su humildad y sencillez y demostrar que se puede luchar contra las adversidades.
Vuelo de más de 15 metros
Después de dos mundiales y la plata en Rio 2016, la venezolana llegaba a la final del triple salto como favorita y con la idea de hacer historia. Y lo consiguió con su marca de 15,67 metros. En su último salto consiguió batir en 17 centímetros el actual récord mundial que obtuvo la ucraniana Inessa Kravets en 1995.
El escaso público del estadio olímpico vibró con la gesta de la atleta que conseguía su primer oro olímpico ofreciendo todo un espectáculo.