La economía española se hundió un 17,8% en el segundo trimestre, algo menos de lo esperado
El INE reduce la caída del producto interior bruto entre abril y junio, aunque confirma que España entró en recesión.
La economía española sufrió un desplome del 17,8% entre abril y junio, según ha publicado este miércoles el Instituto Nacional de Estadística (INE). Se trata de la mayor caída trimestral de la serie histórica que maneja este organismo, que arranca en 1970. Habría que remontarse a la Guerra Civil para encontrar un retroceso similar.
Esta cifra son siete décimas menos que la estimación realizada por este organismo en julio, a falta de conocer algunos datos. El INE calculó entonces que el producto interior bruto (PIB) de España había caído un 18,5% en el segundo trimestre.
La caída sufrida entre los meses de abril y junio está directamente relacionada con la paralización de la mayor parte de la actividad económica tras la declaración del estado de alarma y el confinamiento de la población, que solo podía salir de su domicilio para realizar algunas actividades como ir al supermercado.
Así ha variado el PIB respecto al trimestre precedente:
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A pesar de esta mejora de las cifras por parte del INE, España no evita entrar en recesión técnica al sumar dos trimestres consecutivos en negativo. Además, se mantiene como uno de los países más afectados por la crisis del coronavirus, por encima de las caídas registradas por vecinos como Francia e Italia.
La pandemia ha provocado que el país afronte una recesión por tercera vez en los 20 años que llevamos de siglo XXI. La crisis financiera iniciada en 2008 provocó que España entrara en recesión en dos ocasiones.
La primera vez sucedió en el cuarto trimestre de 2008 y duró hasta el segundo trimestre de 2009. La segunda ocasión fue en el segundo trimestre de 2011 y duró hasta el cuarto trimestre de 2013, coincidiendo con lo que se conoce como crisis de la deuda.
Si se realiza el cálculo de la caída del PIB en relación con el año pasado, la economía española ha sufrido un desplome del 21,5% respecto a junio de 2019. La estimación anterior situaba el retroceso en un 22,1%.
A pesar de esta mejoría en los datos, se trata también de un descenso récord en la serie histórica. Hasta ahora la mayor contracción anual del PIB se produjo en el segundo trimestre de 2009, en plena crisis financiera, cuando la economía española cayó un 4,4% respecto al año anterior.
Este desplome de la economía española se produjo por la caída de la demanda nacional hasta niveles nunca vistos en tiempos de paz. La demanda nacional restó 18,8 puntos al producto interior bruto del segundo trimestre, una tasa 14,9 puntos inferior a la del primer trimestre. Por su parte, la demanda externa restó un 2,7%, lo que supone 2,5 puntos menos que en el trimestre pasado.
Ante las medidas de confinamiento y la incertidumbre sobre el futuro de la economía y del mercado laboral, muchas familias optaron por ahorrar. El consumo de los hogares sufrió un auténtico hundimiento, al caer un 20,4%. Estos datos tampoco tienen precedentes en la serie histórica, aunque algo mejores a los datos estimados inicialmente.
La inversión también registró un desplome histórico en el segundo trimestre, con un recorte sin precedentes del 22,1%. En algunos casos fueron superiores, por ejemplo, la inversión en vivienda cayó un 22,6%. Las empresas también redujeron notablemente su inversión en maquinaria y bienes de equipo, con una caída 28,6%.
Únicamente las administraciones públicas aumentaron su consumo durante el segundo trimestre, especialmente porque se incrementó la compra de productos sanitarios. El gasto público se incrementó un 0,3% entre abril y junio, mucho menos del aumento en el primer trimestre, cuando se elevó un 1,3%.
El cierre de la mayor parte de las actividades económicas también tuvo su impacto en el mercado laboral. Las horas trabajadas cayeron un 21,7% en el segundo trimestre respecto al trimestre anterior.
Si se compara con el año anterior, el número de horas trabajadas se hundió un 24,9% entre abril y junio. Esto se debe a que más de 3 millones de trabajadores se vieron afectados por expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE), más de 1,4 millones de autónomos cesaron su actividad y cerca de un millón de trabajadores se fueron directamente al paro.
Si se mide el empleo en puestos de trabajo, los puestos equivalentes a tiempo completo retroceden un 18,4%. Esto significa que el coronavirus destruyó 3,38 millones de puestos de trabajo. Los ERTE y las prestaciones por cese de actividad para los autónomos lograron que no toda la caída de las horas de trabajo se convirtiera en empleos destruidos.