La economía española exhibe todas sus fragilidades
La OCDE vuelve a alertar sobre el incierto futuro que nos aguarda...
Esta semana, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) publica su informe semestral, en el que se recogen las perspectivas económicas para los países que integran dicho organismo. Unas perspectivas que, como se avisó en meses pasados, acusan un mayor deterioro de la economía española, en ese contraste con otras economías que, en su análisis, sí reflejan un mayor optimismo. En este caso hablamos de un informe que sitúa a la economía española como la más dañada del mundo; siendo superada únicamente por la contracción prevista para la argentina.
En este sentido, cuando se publicaba el indicador compuesto, también de la OCDE, la economía española se mostraba como la única que no esperaba registrar puntos de inflexión en el ciclo económico en los próximos meses. En esta línea, lo que mostraba el indicador era que la economía española, en un contexto como el que se vivía, se mostraba como la única que no salía reforzada. Pues, atendiendo a las propias declaraciones que hacía el organismo, hablamos de la economía que más riesgos de un posible deterioro presentaba, entre todas las analizadas.
Esto mismo lo comentaba el Fondo Monetario Internacional (FMI), al extenderse la presencia del COVID en el país peninsular durante los últimos meses. La nueva oleada de coronavirus, en un escenario en el que España ya mostraba un gran deterioro de su economía, situaba al país en el foco de los principales organismos internacionales. Organismos que, como la Unión Europea, los citados FMI y OCDE, así como otros como el Banco Mundial, avisaban sobre la problemática de España. Una economía muy expuesta a los riesgos de la COVID; menos resiliente que el resto de las economías homólogas; a la vez que hablamos de una economía que, como clarificó la propia OCDE, presenta una elevada dependencia de sectores duramente afectados por la pandemia.
Así pues, lo que refleja el último informe publicado por dicho organismo nos muestra que la caída esperada para este año es la mayor caída que experimentará una economía europea durante esta crisis. En este contexto, hablamos de una contracción muy superior a la registrada por Alemania, del -5,5%, y superando, de la misma forma, a otras economías como Italia (-9,1%), Francia (-9,1%), Portugal (-8%) o Grecia (-10,1%). De acuerdo con el informe, hablamos de una contracción del -11,6%, con crecimientos más débiles en los próximos años. Una contracción muy en la línea de lo esperado, en un escenario en el que, como el actual, se están activando todos esos riesgos que condicionaban nuestra recuperación.
Como podemos observar, los datos que muestra la OCDE muestran la realidad sobre la economía española que muchos economistas –agoreros por muchos compañeros– llevábamos observando desde hace meses. De acuerdo con todos los indicadores publicados hasta la fecha, los contagios y los rebrotes estaban incidiendo con gran fuerza en la economía española, habiendo avisado estos organismos de un mayor deterioro por este tipo de sucesos. Pero no solo debemos hablar del deterioro que registra la economía, sino que también debemos hacerlo de la recuperación prevista; una recuperación que, a la luz de las cifras que arroja la economía española, se espera más gradual que en otras economías.
En este sentido, lo que más preocupa del deterioro previsto, así como el que podría registrarse finalmente, es la incapacidad del país de aplicar estímulos, así como el propio nivel de partida que presentaba la economía española y que dificultará esa recuperación tan necesaria. Con una deuda que prevé dispararse hasta superar el umbral del 120% del PIB; con un déficit que prevé dispararse hasta superar el 10%; con una tasa de paro estructural del 16% y una tasa de desempleo que espera rozar el 18%; con una quiebra técnica del 25% de las empresas en el país, debemos saber que hablamos de una economía excesivamente deteriorada, así como incapaz de maniobrar por la inexistencia de un fondo de maniobra más que necesario.
Por esta razón, el informe, de la misma forma, recoge que la economía española podría no alcanzar su nivel previo hasta el año 2023. Un pronóstico bastante matizable, pues como decía, hablamos de un punto de partida en el que, de no aplicar las reformas pertinentes y volver a una situación de estabilidad, la economía española seguiría condenada a situaciones similares a la que hoy se muestra en otras crisis futuras.