La economía alemana en el punto de mira
La economía alemana, la principal economía de la zona euro y la locomotora económica de la Unión Europea, intensifica su moderación. Según los últimos registros en el país, podemos hacer una lectura pesimista sobre la situación que atraviesa la economía germana, que ya sufre, de forma drástica, los duros efectos que provocan en el país el deterioro que experimenta el balance de riesgos a nivel global. La incertidumbre que acecha el escenario comercial a nivel mundial lastra una de las economías con mayor exposición global.
Alemania es un país que por la estructura económica que posee, gran parte de su Producto Interior Bruto (PIB) se encuentra supeditado, en este caso sometido, al comercio exterior. Tras el superávit cosechado en 2014, Alemania representa el tercer exportador, e importador, más importante del planeta. El comercio exterior en el país ya alcanza cerca del 86% del PIB germano, mientras que las exportaciones, aunque han perdido peso en el último año, suponen cerca del 40% (39,01%) del PIB del país.
Como podemos ver, la gran exposición que tiene el país a los posibles shocks en materia de comercio internacional ha llevado a la economía alemana a una dura situación. Los crecimientos en el país se moderan hasta ritmos insospechados, las previsiones muestran una moderación en el crecimiento que lo sitúa cerca del 0,5%, a falta de nuevos reajustes a la baja sujetos a la evolución del escenario comercial. La caída que viven las exportaciones en el país a causa de la caída que sufre la demanda global acecha a una economía que ya apunta a una recesión técnica en el tercer trimestre.
Las exportaciones en Alemania, dado el proteccionismo que vive el escenario comercial y los auges proteccionistas que ganan peso en el escenario económico, han sufrido una gran caída. Pese a mantener el superávit, según los datos que ofrece la Oficina Federal de Estadística en el país (Destatis), estas han sufrido una caída del 8% en términos interanuales. Una fuerte caída que, en contraste, supone la mayor caída de los últimos tres años y que, como hemos dicho, dada la exposición del país, supone un gran impacto negativo en las cuentas del país germano.
La ralentización que experimenta el comercio global y las nubarrones que acontecen a la globalización han puesto de manifiesto la vulnerabilidad de determinadas economías que, por factores coyunturales, son más sensibles ante los posibles dinamismos, cambios, en el escenario comercial. El comercio internacional supone uno de los principales agregados al crecimiento del PIB mundial en la última década, cosechando nuevos crecimientos año tras año, según los registros que nos ofrece la Organización Mundial del Comercio (OMC).
La misma organización muestra un escenario pesimista para los próximos años. La guerra comercial entre los dos principales bloques económicos de mundo, así como la amenaza de un Brexit caótico tras la llegada del líder conservador al poder, Boris Johnson, hacen que la economía alemana se encuentre en una situación agonizante, pues su economía está viviendo, en primera persona, los fenómenos negativos que esto está causando en materia económica. Como hemos dicho, unos fenómenos que acercan a Alemania a la recesión técnica tras las lecturas realizadas.
A esto también debemos sumarle la caída que experimenta la producción industrial en el país. El agotamiento que vive la producción germana le ha llevado a contraerse durante el segundo trimestre. Según los datos macroeconómicos sobre la producción en el país, la lectura muestra una contracción del 5,2% en términos interanuales, lo que muestra una severa caída en contraste con años anteriores. A su vez, respecto a los últimos 10 años, esta contracción supone la caída más pronunciada e intensificada de la última década.
Cabe recalcar la importancia de esto, pues hablamos de un sector tan fundamental para el país como el sector exterior. El sector manufacturero supone el 20% del Producto Interior Bruto (PIB) del país, lo que la ralentización que viven ambos sectores, exterior y manufacturero, en el país pone de manifiesto la ralentización que prevé experimentar la economía germana en los próximos meses. A falta de la publicación del registro del PIB alemán del segundo trimestre, estos datos apuntan a una mayor ralentización en materia de crecimientos, así como un escenario pesimista para los próximos meses.
En resumen, estamos ante una situación donde la economía europea sigue cosechando los resultados negativos que deja la desaceleración económica. Los populismos surgidos tras la dura situación que atraviesa la economía global agravan la situación y favorecen un escenario negativo para la economía europea. Aunque Alemania no se ha mostrado preocupada tras los resultados cosechados, estamos ante la principal economía de la zona euro y, ante un mayor empeoramiento de la situación, el Banco Central Europeo (BCE) ya ha anunciado que se tomarán medidas para tratar de revertir la situación.
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