"La crisis de Oxfam no puede empañar toda la labor que se hace en el tercer sector"
Marta Iglesias, vocal de la Coordinadora de ONG para el Desarrollo, explica que el ámbito de la cooperación vive estos días con "tristeza y preocupación".
Son días complicados para las ONG dedicadas a la cooperación para el desarrollo y la ayuda humanitaria. La sucesión de escabrosos escándalos sexuales y de corrupción que han golpeado esta semana a Oxfam ha preocupado seriamente en un sector que no atraviesa su mejor momento y que depende en gran medida de la confianza de la ciudadanía, tal y como explica en una entrevista con El HuffPost Marta Iglesias, vocal de Incidencia Social de la Coordinadora de ONG para en Desarrollo de España.
¿Cuál es el sentir estos días en el tercer sector?
Están siendo días muy difíciles. La verdad es que los vivimos con mucha tristeza y preocupación. Un caso de estas características genera frustración, no solo por lo que ha ocurrido, sino por cómo se está gestionando a nivel general, mediático y social, y quizá también por el uso que se hace de este tema.
¿A qué se refiere con la gestión y el uso que se le está dando?
Lo que ha ocurrido es completamente condenable porque va en contra de todos los objetivos del sector. Lo que pasa es que eso no puede empañar toda la labor que hace una organización ni todo el trabajo que hace el tercer sector en general. Hay que saber enfocarlo, colocarlo en su sitio, condenarlo y analizar los errores que se han cometido. Estamos viviendo una especie de criminalización de la cooperación en general, y de una organización en particular, que no responde a la realidad y que hace mucho daño a muchísima gente que trabaja de forma entregada y comprometida con los valores que perseguimos.
¿Qué es lo que ha fallado?
Ha habido una serie de fallos que la propia organización ha reconocido. Quizá ha fallado que en su momento en 2011 no había una serie de protocolos o mecanismos que ayudaran a condenar y a terminar con este tipo de casos, llevarlos a la justicia o prevenir que se pudieran repetir en otras organizaciones. Consideramos que desde ese momento hasta hoy ha habido cambios en las organizaciones a ese nivel. Por supuesto que siempre tenemos más cauce de mejora, no estamos libres de que esto se vuelva a repetir e indiscutiblemente es algo que se intenta evitar.
¿El que Oxfam no hiciera públicos en su momento los abusos de sus trabajadores es un error? ¿Tenían que haberlo sacado a la luz antes?
No sé si es una cuestión de hacerlo público, pero sí de ponerlo en manos de quien tiene que tomar cartas en el asunto, porque un delito hay que llevarlo a la justicia. Yo creo que ahí podía haberse dado un paso más. Habría que conocer muy bien el contexto y la información exacta del caso para ver por qué no se dio. Quizá otro error, que también ellos mismos han reconocido, tuvo que ver con la capacidad para saber que estas personas no podían trabajar en estos contextos nunca más y poner medidas para que no llegasen a otros puestos similares donde pudieran reincidir.
¿Esta crisis de credibilidad de Oxfam se puede contagiar a otras organizaciones del sector?
Eso es parte de la preocupación que tenemos y nos parece muy importante dimensionar este problema adecuadamente. Por supuesto condenamos lo ocurrido y hay que evitar que se vuelva a producir, pero un caso de estas características no puede anular todo el buen trabajo que se realiza tanto en en Oxfam como en general en el resto de organizaciones del tercer sector, tanto en el ámbito humanitario como en el del desarrollo. Somos puentes, entre nuestros países y los países en desarrollo, y esta labor se basa en la confianza que la gente tiene en nosotros. Por eso en los últimos años se ha hecho un gran esfuerzo en mejorar la transparencia, para que la gente pueda conocer qué hacemos y cómo lo hacemos. Si bien es cierto que hay preocupación, tenemos mucha confianza en el trabajo bien hecho.
¿Qué protocolos o prácticas se siguen en las ONG a la hora de seleccionar al personal?
Cada organización tiene distintos procedimientos de contratación, pero en general se ha hecho un gran esfuerzo por la transparencia en los procesos de selección y por buscar referencias para contrastar las experiencias del personal que se incorpora. Una de las cosas que más se valora de cara a las contrataciones es la alineación con los valores que promueven las organizaciones. Indiscutiblemente en este caso, eso ha fallado.
¿Es recomendable que el resto de ONG divulguen los casos de abusos cometidos por sus trabajadores?
Esa práctica está bastante extendida en el sector porque de hecho es una de las cosas que muchos financiadores piden en los procesos de calificación: tener cauces para denunciar abusos u otro tipo de acosos internos. Eso también hace que las organizaciones puedan llevar un registro de denuncias para investigarlas y tomar medidas al respecto. Yo creo que somos transparentes y que no tenemos nada que ocultar. Nos jugamos mucho con la confianza de las personas, de modo que no podemos hacer nada que no sea en pro de la transparencia en nuestras propias organizaciones. En la medida de lo posible, el acceso a la información que el público considere necesaria tiene que estar disponible.
¿Llega este escándalo en un momento delicado para la cooperación española?
Sí, sin duda. El recorte de más del 80% que ha sufrido la cooperación española en los últimos años ha hecho que el trabajo que se realiza en este ámbito se haya visto muy dañado. Si se ha mantenido en pie ha sido gracias al apoyo de la ciudadanía y por el convencimiento de las propias organizaciones, que han tirado para adelante. En un momento en el que estamos pidiendo un mayor compromiso de la Administración para que se incrementen los fondos, este tipo de casos hace que tengamos que dedicar energía a otros asuntos y no a eso.
¿Esta crisis de Oxfam va a marcar un antes y un después en el mundo de la cooperación?
Las organizaciones que estamos día a día trabajando en esto revisaremos algunas cosas, pero como ya lo veníamos haciendo a diario. Siempre hay cosas que mejorar, pero no creo que esto haga que de repente todas empecemos a hacer algo que no veníamos haciendo ya. No tengo una bola de cristal, no sé qué dimensión y qué recorrido tendrá este caso, pero espero que no mucho porque, aunque afecta a Oxfam, emocionalmente nos afecta a todos. Porque es grave y va en contra de nuestros valores. Dimensionémoslo como lo que es, atajémoslo como lo que es y a partir de ahí sigamos trabajando en mejorar, como ya venimos haciendo desde hace mucho tiempo.