Juan José Omella, cercano al papa Francisco, nuevo presidente de la Conferencia Episcopal
Ricardo Blázquez finaliza su mandato como presidente y la institución renueva sus cargos.
La Conferencia Episcopal Española (CEE) ha designado a Juan José Omella nuevo presidente para los próximos cuatro años. Sustituye a Ricardo Blázquez, que finaliza un mandato que comenzó en 2014.
Omella, arzobispo de Barcelona y hombre muy próximo al papa Francisco, ha sido elegido por mayoría absoluta y mediante voto secreto entre los 64 obispos, arzobispos y cardenales que podían optar al cargo que desempeñará durante los próximos cuatro años.
La institución renueva casi todos sus cargos, menos el de secretario general.
Poco amigo de asumir cargos
“Asumo el cargo con temor y con temblor”, ha reconocido este martes el nuevo presidente de la CEE. Autodefinido como “un rector de pueblo”, quienes le conocen saben bien que no le gustan los cargos ni el boato ni los protocolos, si bien asume el puesto por obediencia eclesiástica porque es un “hombre de Iglesia”.
Nacido en 1946 en Cretas (Teruel) —en la franja catalanoparlante limítrofe con Cataluña— es el obispo que más se parece en carácter y pensamiento al papa Francisco, con el que mantiene plena sintonía y una relación habitual. De este modo, es partidario siempre del diálogo, de tender puentes y de la fraternidad.
Así, Omella ha subrayado su voluntad de colaborar con todas las instituciones del Estado “porque estamos al servicio del bien común” y porque “todos nos necesitamos”.
Elegido para reformar la Iglesia en España
Cuando el Papa le nombró en 2015 arzobispo de Barcelona, los vaticanistas ya pronosticaron que era el hombre elegido por el Pontífice para reformar la Iglesia en España y cambiar el rumbo que dejó el mandato del ultraconservador Rouco Varela.
Cuestionado por cuál será su papel como presidente de la CEE, Omella ha destacado que su función es coordinar todas las acciones de la Iglesia y, en los temas más delicados, “buscar siempre los caminos de crear puentes, convivencia y fraternidad”.
Al igual que su predecesor en el cargo, ha afirmado que la Iglesia no quiere privilegios, pero sí ser tratados “con dignidad y respeto, como se trata a todas las instituciones, eso es lo deseable”.
Visto con recelo por los independentistas
Omella, que había sido obispo auxiliar de Zaragoza (1996-1999), obispo de Barbastro-Monzón (1999-2004) y de Calahorra y La Calzada-Logroño (2004-2015), llegó al arzobispado de Barcelona en tiempos convulsos por el procés.
Los independentistas lo vieron con recelo porque no era un obispo catalán y el sector más conservador de la Iglesia expresó sus reticencias por sus ideas aperturistas. Cinco años después, todo el mundo habla bien de él.
Durante el procés catalán, Omella no se ha cansado de hacer llamamientos a “la concordia”, a “construir puentes” y a “fomentar la convivencia”, e incluso intentó mediar, sin éxito, entre Rajoy y Puigdemont en los días efervescentes del otoño de 2017.
“Cuando hay voluntad de caminar juntos, podemos conseguirlo y cuando queremos enfrentarnos, eso al final siempre produce heridas y mucho dolor y eso no lo quisiera ni para el pueblo español, ni para la Iglesia católica”, ha manifestado Omella preguntado por su papel en el conflicto catalán.
En una entrevista concedida a El Periódico de Catalunya en 2016, Omella abordó muchas de las polémicas en las que se ha visto envuelta la Iglesia católica española en los últimos años:
- Sobre el IBI: “No es ningún privilegio. La ley permite que un bien, cuando sirva para lo sociedad, no tenga un gravámen. Esto lo tienen sindicatos, centros de la administración y lo tiene también la Iglesia porque sirve a la sociedad. Si eso se quita, pues se quita y pagaremos”.
- El papa Francisco: “Ha puesto el raíl del AVE. Ya está. Va a ser muy difícil quitarlo. El papa ha puesto ya el camino”.
- Abusos a menores: “Me duele mucho cómo se puede abusar de niños pequeños (...) A mí me duele muchísimo. Lo primero que miro es el sufrimiento de la víctima, cómo gestiona eso, es terrible. Todo lo que hagamos por ello siempre es poco”:
- El perdón de la Iglesia: “Siempre que se comete un error hay que pedir perdón. El papa ya lo ha hecho. Tenemos que aprender la propia sociedad a pedir perdón”.
- La imagen de los catalanes: “Ciertamente los catalanes no son lo que se cree uno afuera. ¿Quién contribuye a esa imagen? Ahí hay que hacer el análisis”.
Partidario de una Iglesia social
Omella es, como el papa Francisco, partidario de una Iglesia abierta, social, preocupada por los más vulnerables y ha volcado su labor en Càritas y en Manos Unidas.
Estudió en el Seminario de Zaragoza y en Centros de Formación de los Padres Blancos en Jerusalén y Lovaina, donde se licenció en Teología. Habla castellano, catalán, francés, italiano y latín.
Ordenado sacerdote en 1970, oficia misa tanto en la catedral como en la Sagrada Familia, la última el pasado domingo ante 2.000 fieles concelebrada con obispos de Madagascar y de República Centroafricana.
Durante un año, fue misionero en Zaire y siempre defiende que todo religioso debe pasar al menos un año en misiones.
“Habituales buenas relaciones”
El Gobierno ha aprovechado la rueda de prensa del Consejo de Ministros de este martes para mostrar su confianza en que la elección de Omella permita mantener las “habituales buenas relaciones” que el Ejecutivo tiene con la Iglesia.
Así lo ha manifestado la portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, quien espera que, cuando la agenda lo permita, se produzca una reunión entre la vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, y Omella para poder hablar de los temas que afectan a la Iglesia.
“Hay que ser eficaces en los temas que tenemos que abordar y que están pivotados en la vicepresidencia primera del Gobierno”, ha declarado Montero, que ha deseado “toda clase de suerte” al nuevo presidente de la CEE.