La coalición arde por la ‘ley trans’ y de vivienda a diez días del 14F
Las hostilidades entre socios aumentan a medida que se acercan las elecciones catalanas pese a que ninguno quiere romper.
La coalición está en pie de guerra cuando faltan diez días para las elecciones catalanas. Las hostilidades entre PSOE y Podemos han alcanzado este jueves cotas insospechadas. En menos de cinco horas, los dos socios de Gobierno se han sacudido a costa de la ‘ley trans’ y de vivienda.
El primer derechazo lo ha dado la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, quien ha criticado con dureza el borrador de la norma que cocina el ministerio de Igualdad, de Podemos. Poco después, los morados han contraatacado recriminando a los socialistas que no les dejen ver el borrador de la nueva ley de vivienda que ultima el ministerio de Transportes, del PSOE, hasta después de las elecciones, algo que los morados achacan a “la falta de ambición” del proyecto.
Lo cierto es que ninguno de los socios quiere romper la coalición, pero los choques entre socialistas y morados son cada vez más habituales, más mediáticos y más fuertes. En Podemos apuestan por la coalición, igual que hizo Sánchez en su balance del primer año, aunque a veces falte el entendimiento.
La mayoría de ambos es exigua en la Cámara y yendo por separado sería un infierno sacar adelante cualquier proyecto de ley. Los números son tan justos que la semana pasada una carambola de Vox en forma de abstención fue la que permitió al Ejecutivo sacar adelante el real decreto de los fondos europeos. Por eso el Gobierno no quiere experimentos. Eso sí, la convivencia es difícil.
El PSOE, cuenta, está cansado de tener un socio que quiere estar en Gobierno vestido de oposición. Los socialistas no están por la labor de seguir aguantando filtraciones y desplantes por parte de sus colegas. Y los morados dicen que están hartos de que el PSOE cumpla con el acuerdo de Gobierno solo por la vía de la queja mediática.
Los roces en el Gobierno existen y vienen por la fórmula que ha encontrado Podemos para que el PSOE cumpla con los acuerdos prometidos del pacto de medidas que selló la coalición. Los morados creen que hay temas que, aunque no pasen por sus manos, tienen que marcar. Y eso irrita a los socialistas.
La realidad es que el poder morado en Moncloa es muy limitado y choca con otras tres vicepresidencias y con el propio Pedro Sánchez, pero dispone de un arma potente: las estratagemas de Pablo Iglesias. Las cosas en el Consejo de Ministros ya andaban revueltas por las pensiones, el salario mínimo y el tanto que se anotó Iglesias con la aprobación de los presupuestos.
El encontronazo de este jueves, no obstante, reafirma la tónica de la primera coalición de Gobierno en 80 años. De poco sirvió el encuentro que mantuvieron el pasado miércoles dirigentes de ambos partidos en el Congreso para limar asperezas. En verdad, las elecciones catalanas condicionan también la relación.
Este jueves el CIS ha vaticinado el triunfo del exministro de Sanidad Salvador Illa con el PSC a la cabeza en intención de voto (23,7%). La radiografía que hace el instituto que dirige José Félix Tezanos, vinculado a los socialistas, no es muy halagüeña para Iglesias, pues los ‘comunes’ se quedarían con el 8,9%.
Y aunque el propio Illa ya ha asegurado que quiere replicar en la Generalitat el modelo de Moncloa, los morados tienen que hacer ruido y diferenciarse para poner en valor su marca antes de que se abran los colegios electorales.