La Casa Blanca honra al personal de primera línea del coronavirus en su decoración navideña
Luminoso y menos recargado que la elegida por Melania Trump, el diseño de Jill Biden incluye fotos de expresidentes y estrellas doradas por los caídos.
La decoración navideña ya está lista en la Casa Blanca de Joe y Jill Biden. La primera de la pareja demócrata. Nada que ver con el tétrico ambiente de Donald y Melania Trump, donde los dorados y oscuros, las superposiciones, daban un aire siniestro a la sede del Gobierno de Estados Unidos. Este año, ganan los amarillos y los blancos, las luces, los detalles personales y los mensajes, porque todo el complejo rinde homenaje a los trabajadores de primera línea que han perseverado durante la pandemia de coronavirus.
Enfermeras, médicos, maestros, trabajadores de tiendas de alimentación y de otros sectores son reconocidos en la gigantesca Casa Blanca de pan de jengibre de este año, convertida en villa de hasta 158 kilos a la que se han añadido escuelas, comisarías, parque de bomberos, gasolinera, un hospital, una oficina de correos, un súper y un almacén. Todo, para honrar a los trabajadores que siguieron realizando sus labores en mitad de la tormenta. También hay un árbol con estrellas amarillas dedicado a los soldados caídos por EEUU.
Es probable que este año haya menos gente que vea en persona la mansión adornada, ya que las visitas públicas siguen suspendidas debido a la continua amenaza del covid-19, pero se ha forzado la galería y en la web se pueden ver vídeos y fotos en detalle.
El tema elegido este año es “Regalos del corazón”. En su discurso de agradecimiento a los voluntarios por la decoración, la primera dama explicó la visión que hay detrás de su apuesta, hablando de la unidad y de su idea de que todo el mundo se una en torno a la fe, la familia y la amistad, la gratitud y el servicio, y el amor por la propia comunidad.
“A pesar de todas nuestras diferencias, estamos unidos por lo que realmente importa”, dijo. “Como las puntas de una estrella, nos unimos en el corazón. Eso es lo que he querido reflejar en nuestra Casa Blanca este año. En cada habitación contamos una historia de regalos desde el corazón”.
La primera dama, profesora universitaria, invitó a los alumnos de segundo grado de Maryland para la inauguración de la decoración navideña del lunes. Según la Casa Blanca, estos elementos están inspirados en las personas que el presidente y la primera dama conocieron durante sus viajes por el país este año.
El personal de primera línea también está representado en las palomas iridiscentes y las estrellas fugaces que iluminan el pasillo de la Columnata Este, “representando la paz y la luz que nos han traído todos los trabajadores de primera línea y los primeros en responder durante la pandemia”, dice la guía electrónica.
Habla de detalles, también, como el árbol Fraser de 5 metros entregado personalmente a Jill Biden por el que el Servicio de Parques Nacionales que ha costado 136.000 dólares (una empresa en Ohio que se encargó de localizar, trasladar y trasplantar el pino) frente a los 160.000 dólares de Trump. A él se suman 41 abetos más y 78.000 luces, colocados por más de 100 trabajadores voluntarios.
El abeto principal es el que se encuentra en la Habitación Azul, y está inspirado en la paz y la unidad, pero no es ni mucho menos el único árbol que adorna la Casa Blanca, de hecho se han empleado para la decoración completa 41 árboles de Navidad, más de 6.000 metros de cintas, más de 300 velas, más de 10.000 adornos y, sobre todo, más de 78.750 luces navideñas con las que han dado brillo y vida a todas las estancias. Un gran despliegue que es considerado, una vez más, modesto en comparación con años anteriores.
Cada estancia recoge uno de esos dones o regalos a los que Jill hacía referencia y así cada zona está decorada de forma diferente aunque con un vínculo común, pues la gratitud ha sido una de las máximas. Por ejemplo, en el Comedor de Estado han querido tener un recuerdo para los Presidentes que antes que Biden, dirigieron el país y el abeto está adornado con fotografías que les honran.
Así, podemos ver a los Trump, pero también a los Kennedy, los Reagan o los Clinton. En esta misma estancia se pueden ver otros detalles más personales, como los calcetines que cuelgan en la chimenea, uno para cada nieto de la pareja. La Sala de la Biblioteca está decorada con mariposas de papel y refleja el don del aprendizaje; el Salón de China refleja el de la amistad y cariño y lo hace con guirnaldas de manos entrelazadas.
Las críticas a esta decoración en la prensa estadounidense están siendo muy buenas. Y es que las comparaciones, ya se sabe, son odiosas.