La carrera para vacunar a cada niño contra la polio
La pandemia ha demostrado lo que está en juego cuando las comunidades no cuentan con el escudo protector de una vacuna.
Fahima Ahmed Hassan tiene 25 años y es movilizadora en su comunidad, en Somalia. Esto significa que hace un esfuerzo extra para asegurarse de que los padres de todos los niños menores de 5 años están informados sobre las campañas de vacunación contra la polio y listos para inmunizar a sus hijos.
Fahima y los otros movilizadores son de la comunidad y allanan el camino de los vacunadores. Trabajan sin descanso para llegar a cada casa de la comunidad, al tiempo que ayudan a las familias a entender, confiar y aceptar las vacunas.
Intentan que cada persona de la comunidad conozca y comprenda la importancia de vacunar a los niños menores de cinco años.
Un domingo por la mañana, los niños y sus familias esperan ansiosos.
Hace unos días supieron, a través de Fahima y de mensajes a través de altavoces, que un equipo de vacunadores visitaría su comunidad como parte de una campaña de vacunación contra la polio.
En plena pandemia de COVID-19, a algunas personas les preocupa llevar a sus hijos a vacunarse. Temen contraer el virus o exponer a sus hijos. Junto con su equipo, Fahima toma todas las precauciones para protegerse a ella misma y al resto de miembros de la comunidad.
Fahima nos cuenta que es fundamental mostrar a la gente que se puede si se mantiene la distancia física, se lleva mascarilla y se utiliza gel hidroalcohólico.
Algunas personas no necesitan que las convenzan sobre los beneficios de la vacunación. Asha Osman Yarow es una de ellas. Espera pacientemente a que llegue el turno de su hijo para recibir la vacuna.
“Decidí vacunar a mis hijos porque su salud es importante para mí”, explica Asha mientras sostiene a su bebé. “Las vacunas protegen a los niños frente a las enfermedades, como la polio, el sarampión y otras”, añade.
“Nos sentimos afortunados porque estos servicios nos lleguen”, dice alegre Sahro Mohamed Haile. “Animo a todas las madres a cuidar a sus hijos, vacunarlos y mantener al día sus vacunas. Yo hoy estoy aquí con mi nieto”, añade con una sonrisa.
Otras personas de la comunidad son más reacias a aceptar las vacunas. “Al principio no quería vacunar a mis hijos. Oí a gente decir que las vacunas no eran buenas. Me daban miedo”, cuenta Wardo, de 30 años. “Después de hablar con los movilizadores comunitarios me di cuenta de que las vacunas son buenas para la salud de mis hijos. Y cambié de opinión”.
“Entiendo de dónde vienen esas dudas, y hago lo máximo que puedo para darles la información y convencerles de que las vacunas son buenas”, dice Fahima. “El analfabetismo, la falta de educación y los mitos hacen que algunas personas rechacen las vacunas”, asegura.
Junto con el resto de movilizadores, Fahima involucra a los más mayores de la comunidad, a los líderes religiosos y a los influencers comunitarios, así como a las madres y a otras mujeres. Insiste a los padres hasta el último minuto para que acudan a las vacunaciones.
“He vacunado a todos mis hijos y fui una de las primeras personas de mi comunidad en apoyar las vacunas”, dice orgullosa Isha Hassan Saney, antigua movilizadora comunitaria. Ella cree que dar buen ejemplo ayuda a convencer a otros vecinos para que vacunen a sus hijos.
Que alguien pase de rechazar las vacunas a promoverlas es el éxito que celebran Fahima y sus colegas. “Me motiva servir a la comunidad, especialmente a las madres y niños, porque necesitan ser cuidados”, dice Fahima. “No hay mejor recompensa que verles sanos”.
A pesar de la COVID-19, y del mayor riesgo de contagiar a su marido y a sus parientes cuando llega a casa después del trabajo, Fahima sigue yendo a trabajar y no se deja vencer por el miedo.
La pandemia ha demostrado lo que está en juego cuando las comunidades no cuentan con el escudo protector de una vacuna contra una enfermedad contagiosa. Cuando las vacunas están disponibles, son la herramienta más eficaz para evitar brotes de enfermedades peligrosas.
Estar informado sobre los beneficios de las vacunas y comprender los riesgos de no vacunarse nunca había sido tan importante. Fahima y otros movilizadores comunitarios juegan un papel crucial en esto.
Durante la reciente campaña de inmunización contra la polio, 8.951 vacunadores fueron de puerta en puerta y 3.390 movilizadores, incluidos Fahima y su equipo, concienciaron a las comunidades. La campaña, dividida en dos partes y organizada por el Ministerio de Sanidad, UNICEF y la OMS, llegó a más de un millón de niños menores de cinco años de las regiones del centro y el sur de Somalia. Más de un millón de niños que ya pueden decir que están protegidos frente a una enfermad que puede tener horribles consecuencias o, incluso, llevar a la muerte.