La 'cara B' del día en el que el Poder Judicial se plantó
Lesmes amenaza con dimitir si Sánchez y Feijóo no alcanzan un acuerdo para renovar el CGPJ en las próximas semanas, pero las posturas enfrentadas de ambos partidos alejan esta posibilidad.
Como mínimo se esperaba un discurso muy serio, con mensajes entre líneas, pero lo que ha tenido lugar este miércoles en el acto inaugural del nuevo año judicial ha sido el enésimo toque de atención, sin tapujos y con menciones muy directas. Este ha sido el duro tono que ha marcado la intervención del presidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), un Carlos Lesmes cuyas palabras daban un nuevo pistoletazo de salida al curso. No a uno cualquiera. Concretamente, al cuarto que arranca en funciones desde que venció el mandato en diciembre de 2018.
Lo vivido en el interior del Tribunal Supremo ha amenazado con dejar sin sentido esa manida frase de que a la tercera va la vencida. Y deja en el aire que la buena sea la cuarta. El acto ha sido la prueba de que poco ha cambiado en los últimos años ante esta situación insólita de bloqueo del órgano ejecutivo de los jueces. Poco, porque la cuerda se ha tensado tanto que Lesmes ha lanzado un ultimátum claro y con plazo. Si Pedro Sánchez y Núñez Feijóo no se reúnen “de urgencia” para llegar a un “acuerdo” que ponga “solución definitiva” a “esta situación insostenible” tocará reflexionar sobre otro tipo de “decisiones que ni queremos ni nos gustan”.
Momentos después se desveló cuál podría ser una de esas decisiones. Su dimisión. El pasado lunes tras la toma de posesión del nuevo fiscal general, Lesmes salió a hablar ante los periodistas y negó cualquier tipo de presiones para llegar al Tribunal Constitucional (TC) al tiempo que se autodescartó para un “futuro inmediato”. Este miércoles volvió a escoger un canal poco habitual y explicó a los medios que su salida “es una opción”, “una posibilidad”, a la que desde luego no quiere llegar.
El presidente del CGPJ lo reveló en lo que simbolizó la cara B del acto ‘oficial’, alejado de los focos, cámaras y grabadoras. El Salón de los Pasos Perdidos del Supremo albergó el cóctel posterior a la inauguración, el mismo escenario que acogió las primeras reacciones políticas y judiciales al tenso discurso que se había vivido solo unos minutos antes.
La ‘cara A’
La fotografía que ha dejado el acto de inauguración del nuevo año judicial ha sido de esas que hablan por sí solas y con más de mil palabras. En el centro de la mesa, el rey Felipe VI obligado a representar el papel de un árbitro resignado a la situación política. A un lado, Lesmes pronunciando un duro discurso con sabor a hartazgo.
Al otro lado, la ministra de Justicia, Pilar Llop, impasible aguantando la parte del tirón de orejas que le cayó al Gobierno. Básicamente, que la reforma exprés que permite al Ejecutivo y al Poder Judicial nombrar a los magistrados del Constitucional que le corresponden aunque el mandato haya caducado no afecte también al Tribunal Supremo, una cuestión que Lesmes tachó en su discurso de “agravio” a la “Justicia” y a los “ciudadanos”.
Más allá de esa imagen de la mesa, también ha sido fundamental lo que se salió de su encuadre. Entre el público, el presidente del Partido Popular y uno de los actores clave para poner fin al bloqueo, Alberto Núñez Feijóo, seguía atentamente unas palabras que le atañen mucho. Tanto que han causado una suerte de efecto inmediato.
En el cóctel posterior y en conversaciones con la prensa, entre ella El HuffPost, el líder de la oposición ha afirmado que está dispuesto a reunirse con Sánchez para abordar la renovación del CGPJ, si este le llama. Sin embargo, ha vuelto a marcar las líneas del terreno de juego de un partido que se libra desde hace ya casi cuatro años. La negociación debe retomarse con las mismas condiciones que puso el PP antes del choque por la reforma exprés y eso significa hacer valer sus requisitos.
Sobre estos “requisitos mínimos de independencia”, Feijóo ya había dado pistas horas antes en una entrevista en Antena 3 y ha enumerado varios de ellos. No se trata de nombres, se trata de medidas destinadas a reforzar la independencia judicial. Como que para conseguir plaza en el Supremo se cuente con una experiencia judicial de 25 años o que no puedan ser vocales del CGPJ y el Fiscal General del Estado quienes hayan ocupado un cargo político en el último lustro.
No ha sido la única afirmación de relevancia que ha dejado a la prensa el presidente del PP. Preguntado sobre una hipotética dimisión de Lesmes, Feijóo ha vuelto a tirar de otra de las metáforas marineras que le caracterizan. No cree que vaya a renunciar, puesto que cumple el papel del capitán del barco. Y sí, las bromas sobre un eventual naufragio fueron inevitables.
Según ha podido saber El País a última hora de esta tarde, la postura del PP pasa por que el Gobierno tiene que renunciar a nombrar a los dos magistrados del Constitucional que le corresponden y a los dos que corresponden al CGPJ. Tal y como apunta dicho diario, desde Génova 13 defienden que la renovación debe abordarse de forma conjunta, mientras que en Moncloa crece la indignación ante el bloqueo de los populares. Con todo, si se produjese algún movimiento o acercamiento, el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, estaría dispuesto a reunirse con el PP en cualquier momento.
La ‘cara B’
Precisamente, en el Salón de los Pasos Perdidos del Supremo sí hubo una serie de pasos que llegaron a encontrarse. A medida que se corría la voz de que el órdago de Lesmes podría convertirse en su dimisión, todos los ojos buscaban cualquier clase de acercamiento entre Gobierno y PP. O lo que en ese contexto es lo mismo, entre Llop y Feijóo. Y en medio de las charlas de las autoridades, tuvo lugar una escena que acaparó la atención: la ministra, el líder popular y el propio Lesmes, a solas.
Apenas fueron unos diez minutos, pero la imagen que representó sin duda esa ‘cara B’ del acto atrajo las miradas en busca de un gesto que sugiriese que el ultimátum de Lesmes había funcionado. La escena no destacó solo por lo simbólica que era o por los rostros de seriedad de sus protagonistas, sino porque a esta se unieron durante un momento el rey Felipe VI y el consejero de Justicia de la Comunidad de Madrid, Enrique López. Pero sin duda, sobresalió también por lo se conocería justo a la salida.
En contraposición con la conversación informal de Feijóo con los medios, la titular de Justicia se plantó ante las puertas de Supremo para hacer declaraciones a las cámaras. Y desveló parte de lo que le había dicho al líder de los populares. Llop le ha demandado que presente este jueves, -es decir, en 24 horas- una lista con sus candidatos, asegurando que el PSOE haría lo mismo.
“Espero que mañana mismo presente los nombres de los candidatos a vocales, no hay otra opción, no se puede descargar toda la responsabilidad del PP sobre el señor Lesmes”, ha valorado ante los medios. Eso sí, y a pesar de la insistencia de los periodistas, no desveló lo que le respondió Feijóo.
El siguiente capítulo
La inauguración del nuevo año judicial ha sido el preludio de un siguiente episodio no menos desdeñable. A falta de saber si el PP recogerá el guante que ha dejado caer Llop, este jueves el CGPJ celebrará el pleno extraordinario convocado para elegir a dos magistrados del Constitucional. Lo hace con un importante telón de fondo, el de un sector conservador que amenaza con bloquear la renovación parcial del Alto Tribunal.
Según ha publicado El País, se trata de un bloque conformado por ocho vocales que no están dispuestos a dar su voto a los nombramientos. Su postura es la de que se debe pactar antes el procedimiento de elección, por lo que no se cierran a llegar a un acuerdo consensuado si se respetan los tiempos de decisión del CGPJ.
Lesmes trabaja a contrarreloj desde esta semana para evitar que se impida la renovación. Una de esas semanas que puede seguir el mismo camino de bloqueo que se ha mantenido durante casi cuatro años o en la que puede producirse un ansiado movimiento para que la política haga justicia con la Justicia.