Toni Aira: “ERC y Junts son un matrimonio de conveniencia malavenido”
Entrevista con el politólogo y autor de 'L’altra guerra de sucessió': “La política catalana sería la serie Borgen”
Toni Aira tiene el bisturí más fino para diseccionar la política catalana. La abre en canal, la analiza, la estudia, la radiografía. Con todos sus matices, con todas sus voces, con todas sus contradicciones, con todas sus luces y sus sombras. No se le escapa nada de las esferas del poder y de la batalla que libran Junts y Esquerra en L’altra guerra de sucessió.
En estos extraños días de pandemia y con un clima preelectoral sin fecha en Cataluña, Aira se sumerge en lo que ha sucedido, sucede y sucederá. El politólogo lo tiene claro: ERC y Junts son un “matrimonio de conveniencia malavenido”. Pero a lo mejor no les queda otra alternativa que pactar tras los comicios que en su día fije Quim Torra. Pero en la política catalana todo puede pasar, advierte. Bienvenidos a las intrigas del Parlament, bienvenidos a Borgen.
Junts y ERC, ¿es un matrimonio de conveniencia? ¿Qué relación tienen?
Es un matrimonio de conveniencia malavenido. Es una entente muy coyuntural, que costó mucho que se hiciera, en unas circunstancias excepcionales con poca o ninguna pasión por las dos partes y se ha sufrido un deterioro de la relación muy acelerado y muy duro.
¿Cómo está el independentismo? ¿Más débil que en el 1-O?
Depende de lo que hablemos del independentismo. Si alguna cosa tenía el procés, es que ha ampliado sin duda lo que es la representación política del independentismo a todos los niveles, pero a la vez ha diferenciado líneas estratégicas importantes. Sobre todo a partir de los hechos de octubre de 2017. Tenemos independentismos en su forma política que gozan de una mala salud de hierro. Es decir, las perspectivas en las encuestas siguen dando una mayoría en el Parlament, lo que les obligaría a seguir entendiéndose. Pero diferenciaría esta parte política, que a pesar de todo sigue tirando respecto a la base. Esa base independentista social es obvio que sigue tocada respecto a lo que fue 2017 y sus consecuencias. Eso se muestra en el papel que tenía y el que tiene ahora.
¿Quién mueve los hilos de verdad en Junts? ¿Quién es el verdadero jefe?
Pío Cabanillas padre decía una frase que era ‘no sabemos quién, pero vamos a ganar’. En Junts en los últimos años se han aplicado un poco eso. Puigdemont sigue siendo la gran referencia del liderazgo carismático, con una personalidad política que marca muchísimo a las siglas. Pero a diferencia de otros liderazgos políticos, él no tiene a un partido detrás. En el caso de Junts, nunca se ha aceptado al PDeCAT como la estructura referencial.
¿Y cómo es Quim Torra? ¿Es un simple muñeco de Puigdemont?
Así le dibujaron al principio. Pero como pasa habitualmente en estos casos, el muñeco puede acabar cobrando vida. Yo creo que nunca lo fue del todo, él creía la función que tenía: la de ser un president vicario. Eso ha evolucionado. Hubo un antes y después en esta gestión con la crisis del coronavirus en la proyección de Torra en clave presidencial. Hasta antes él se conformaba e incluso en algunos momentos alimentaba esa imagen, pero con la crisis del coronavirus pasa a dar un giro en esta estrategia, queriendo tomar el timón. Además, Puigdemont ha estado bastante desaparecido, cediendo bastante el papel a las claras de presidente a Torra.
Con Puigdemont en Bruselas, con Torra pendiente de la inhabilitación final, con unas elecciones a la vista sin fecha… ¿Quiénes están mejor posicionados para encabezar la papeleta de Junts?
No lo saben ni los propios implicados, lo que significa que no me arriesgue a hacer alguna apuesta. Aún no se sabe cómo se va a presentar el espacio político, no sería la primera vez que hemos visto mutar las siglas en los últimos tiempos en el espacio posconvergente. No es lo mismo el candidato que puedas presentar con un espacio unido y reestructurado o con un candidato de una parte con adversarios internos. Eso marcará mucho las opciones de victoria de unos y otros. En todo caso, si se mantiene la estructura actual y para diferenciarse de ERC y su independentismo pragmático, que puede encarnar Pere Aragonès, se espera un liderazgo lo menos convergente posible y que tenga un componente emocional. Laura Borràs era la que tenía más números hasta ahora, pero el frente del Tribunal Supremo la va a tener centrada en eso durante tiempo. Y el conseller Jordi Puignerò, con muy buena sintonía con Puigdemont, sería una buena réplica.
Aragonès todavía es un gran desconocido en la política nacional. ¿Cómo es?
Por las circunstancias y el papel que le ha tocado asumir no le dejan mostrarse tal y cómo es. Seguramente vive de manera más pasional su aproximación a la política y al independentismo de lo que es el traje que le han dibujado para liderar ERC, que ha cambiado de estrategia. Eso lo debe asumir y personalizar. Se está metiendo en el papel. De momento, se le ve en un liderazgo muy condicionado a la estrategia marcada. Y el poder es Oriol Junqueras, que aunque esté en prisión, es indiscutible que sigue siendo el líder de Esquerra.
¿Los movimientos de ERC los marca Junqueras desde Lledoners?
Sí, sin duda. Tiene un liderazgo asumido de una manera muy mayoritaria y mucho más del que puede tener Puigdemont, que es más amplio y convulso. Pero hay militancia en la que hay malestar por el cambio de discurso, por el cambio de rol, del ‘tenemos a prisa’ al ‘pasito a pasito’. A día de hoy Junqueras, como mínimo hasta la próximas elecciones y especialmente si acaba consiguiendo el gran objetivo de quedar por delante de Junts, tiene el terreno muy abonado para seguir imponiendo sus tesis en Esquerra.
Al final la batalla interna en ERC la gana Pere Aragonès frente a Roger Torrent, que parecía más carismático y mediático. ¿Ha quedado el president del Parlament en un juguete roto? ¿O puede dar guerra interna?
Torrent a día de hoy es una bala en la recámara de ERC. Es un liderazgo político que, si se sabe mantenerse, tiene todo el campo por correr. Quien no quede primero de los dos (Junts o ERC) en las elecciones va a vivir una convulsión interna muy importante. Sabemos que en Junts hay más malestar y diversidad de opiniones, pero en ERC también están. El que quede segundo verá cómo todas las tensiones que han se han ido acumulando y disimulando estallan. Esto podría pasar en Junts antes de estas elecciones, en ERC se descarta eso, pero es muy probable que suceda si no sacan el resultado deseado y por lo que han sacrificado tanto. Si pasara esto, se llevaría por delante al candidato Aragonès. Y una opción de relevo plausible sería Torrent.
¿Es ERC un partido al que le van mejor las encuestas que luego los votos en las elecciones catalanas?
A ERC eso le ha pasado en las catalanas, porque en los últimos tiempos ha ido ganando otras elecciones como europeas, municipales y generales. Lo que le falta es la guinda del pastel o la joya de la corona: imponerse al mundo posconvergente en unas elecciones al Parlament. Eso lo condiciona todo y eso fue en lo que las encuestas se equivocaron estrepitosamente.
¿Reeditarán el pacto ERC y Junts?
Es posible que no les quede otra alternativa que volverse a entender, son como dos mundos condenados a entenderse. Es obvio que el mundo de Junts y el de ERC han sido como el agua y el aceite. Incluso en ERC con los socialistas e Iniciativa durante los tripartitos han tenido una química que nunca han tenido con el mundo convergente. Es una cuestión de química que simplemente no existe.
¿Cómo entender la posición de ERC en el Congreso que ha apoyado en algunos decretos del estado de alarma al Gobierno y en otros no?
A pesar de que ERC ha hecho en los últimos tiempos todo lo que el manual marcaría para conseguir el espacio ganador, aún les quedan cosas por hacer. ERC tiene esa dicotomía del querer y del deber, sabe que ha invertido mucho y tiene su riesgo de dibujarse como la opción del independentismo pragmático, transformador y decisivo en Madrid, pero no puede evitar asumir que una parte de su electorado nunca se ha movido en esta clave. Hay momentos en los que ERC no aguanta la presión y le sale internamente lo que ha sido hasta ahora, también intenta hacer un cálculo para no quedarse solo con la etiqueta de los pragmáticos. Hay una parte de su electorado que le reclama un golpe encima de la mesa. Y con un Pedro Sánchez al que has hecho presidente, tus socios y adversarios de Junts dicen que lo has hecho a cambio de nada y llega a acuerdos con Cs. Esto visto desde la óptica independentista para ERC puede ser un drama si no acaba dando algún tipo de resultado.
¿La CUP sigue marcando mucho el discurso de Esquerra y de Junts?
No, dista mucho de ser el actor político a día de hoy del que decidió incluso que Artur Mas no fuera presidente y que marcó mucho de los momentos álgidos en el Parlament arrastrando a Junts y a ERC a votaciones que otros no querían.
¿Descartas un pacto tras las elecciones entre ERC, PSC y los ‘comunes’?
En la política catalana ya no descarto casi nada. A día de hoy tendrían que cambiar muchas cosas para que se pudiera dar. Pero se pueden dar las circunstancias. Si, por ejemplo, se divide el espacio posconvergente y la suma de independentistas no da, tendrán que probar otras sumas alternativas. No creo que eso pase por una reedición del tripartito, por lo menos en una primera fase. Se ha hablado mucho de la posibilidad de que hubiera un Gobierno de ERC con los ‘comunes’ con un apoyo externo del PSC. Esto a Sánchez le provocaría un problemón en Madrid, pero es que a ERC seguramente también. Pero si el pacto es de fondo y los que llegan a él creen en la fórmula, le tendrán que dar tiempo y ayuda mucho si acabas teniéndolo. Pero podría haber otras posibilidades. Si se divide el mundo posconvergente, a esta ecuación se podría sumar un PDeCAT o lo que saliese en clave de plataforma electoral.
¿Hay base electoral para el partido impulsado por Marta Pascal y Carles Campuzano?
Creo que hay sin duda una parte del electorado catalanista en clave soberanista que se siente infrarrepresentado, que vota al mal menor o a la contra de otros con poco entusiasmo. Otra cosa es si el simple hecho de que presentes una siglas sean los suficientemente atractivas o cuenten con el liderazgo electoral suficiente. Creo que el PNC por sí solo difícilmente puede capitalizar este voto. Por sí solos será difícil que consigan nada. Por eso lo importante en las próximas semanas es ver si el PDeCAT se desmarca de Puigdemont.
¿Qué serie sería ahora mismo la política catalana?
Sin duda, un clásico de nuestro tiempo: Borgen. Ha habido muchas ocasiones en las que Cataluña se ha querido equiparar con Dinamarca y la verdad es que las sumas y las restas contra pronóstico y los liderazgos no pensados pues nos acercan mucho a esa serie danesa.
Define a…
Carles Puigdemont: Omnipresente
Quim Torra: Revivido
Pere Aragonès: Expectante
Roger Torrent: Comodín
Artur Mas: Disimulado
Jordi Pujol: Muy retirado
Marta Vilalta: Sonriente
Ada Colau: Hábil
Miquel Iceta: Desaprovechado
Inés Arrimadas: Reiventándose
Ignacio Garriga: Ausente
Alejandro Fernández: Atrapado por el pasado