'Juego de Tronos' sigue apuntando hacia esta oscura teoría sobre Daenerys
La Madre de Dragones se parece cada vez más a su padre, el Rey Loco.
SPOILERS: si no quieres saber nada de lo que pasa en el cuarto episodio de la octava temporada de Juego de Tronos, no sigas leyendo.
¿Os habéis quedado locos después del último episodio de Juego de Tronos? Porque Daenerys (Emilia Clarke), sí, y parece que esto no es más que el principio.
Se suponía que este episodio iba a ser una celebración por la victoria en la Batalla de Invernalia.
En el episodio anterior, Arya (Maisie Williams) sorprendió al Rey de la Noche (Vladimír Furdík) con un puñal de acero valyrio y lo redujo a miles de cubitos de hielo, acabando así con el ejército de los muertos. Sin embargo, Cersei Lannister (Lena Headey) no tiene nada que envidiar al Rey de la Noche.
Así como el Rey de la Noche no se había revisado los episodios anteriores de la serie (porque Arya ya había practicado ese truco del puñal con Lady Brienne de Tarth), Cersei sí que hizo los deberes y acabó en el cuarto episodio con dos de los seres más queridos de la reina dragón: Missandei (Nathalie Emmanuel) y su hijo dragón Rhaegal.
Missandei de Naath lleva en la serie desde la tercera temporada y se convirtió en la amiga y consejera más cercana de la Madre de Dragones desde que se hizo con el ejército de los Inmaculados. Y ahora, por desgracia, su guardia ha terminado.
El público quería mucho a Missandei, pero ya se intuyó que estaba en la cuerda floja cuando empezó a planificar un futuro idílico con Gusano Gris (Jacob Anderson) antes de la Batalla de Invernalia.
En el último episodio, tras ser capturada por las fuerzas de Cersei, la Montaña (Hafþór Björnsson) la decapita delante de Daenerys y de lo que queda de su ejército. Su última palabra antes de perder la cabeza es “Dracarys”, básicamente pidiéndole a su reina que haga una hoguera con Cersei.
Gusano Gris, como es comprensible, queda desolado.
Y además de esa muerte y de las tensiones con Jon Nieve (Kit Harington) y Sansa (Sophie Turner), la Madre de Dragones ha perdido a otro de sus hijos, Rhaegal, derribado por Euron (Pilou Asbæk) y su flota en una emboscada cuando Daenerys y su grupo se dirigen hacia Desembarco del Rey.
Así las cosas, parece cada vez más probable que se termine haciendo realidad una oscura teoría de Juego de Tronos. Quizás esté llegando la hora de que la Reina Loca los queme a todos.
Juego de Tronos tiene una estructura cíclica, tal y como están demostrando las constantes referencias a episodios anteriores en la octava temporada, y la idea de que Daenerys se vuelva la villana (la Reina Loca, como su padre, Aerys Targaryen II, el Rey Loco) lleva años circulando entre los seguidores de la serie.
La edición estadounidense del HuffPost preguntó en 2017 al rey de la friendzone, Jorah Mormont (Iain Glen), sobre esta teoría y este mostró sus dudas: “Creo tanto en ella que no soy capaz de imaginármela así, de modo que diría que es muy improbable. Sería un debate hipotético si seguiría a su lado o no en ese caso, porque personalmente no creo que suceda”.
Pero las cosas han cambiado.
En el tercer episodio de la octava temporada, Daenerys perdió a Jorah y a muchos de sus Dothrakis e Inmaculados. Antes incluso de perder a Missandei y a Rhaegal, en el cuarto episodio ya se deja entrever la transformación en Reina Loca. Frente a Desembarco del Rey, Daenerys parece a punto de explotar.
Para empezar, se ha dado cuenta de que todo el mundo idolatra a Jon Nieve después de la Batalla de Invernalia y ella se ha quedado como la chica nueva y marginada en el comedor del instituto. (¿Hola? ¿Puede alguien prestarle un poco de atención a la Madre de Dragones? Jon no hizo nada en la Batalla de Invernalia). Como no es de extrañar, no parece muy feliz.
Daenerys le prohíbe a Jon contarle a nadie su parentesco, ya que el Norte se postraría ante él y no ante ella. (Y sí, Jon lo acaba contando de todos modos). Aparte, Daenerys va soltando perlas sobre Cersei como “la golpearemos fuerte. La desarraigaremos totalmente”, un comentario que obliga a Tyrion a recordarle: “El objetivo es derrocar a Cersei... sin destruir Desembarco del Rey”.
Daenerys ni parpadea.
Los indicios no terminan ahí y son tan sutiles como un gigante muerto derribando a golpes el portón de la muralla de Invernalia.
Sansa se da cuenta de que Tyrion tiene miedo de Daenerys, algo que justifica así: “Todo buen monarca debe inspirar cierto miedo”. Varys (Conleth Hill), después de enterarse de la verdadera ascendencia de Jon, se inquieta por “su estado mental” y sugiere que Jon podría ser una “solución” si Daenerys sigue empeñada en convertirse en la Reina Loca y acabar con miles de vidas inocentes.
Tyrion hace todo lo que puede por defender a Daenerys, pero hacia el final del episodio parece que está a punto de decir: “Vale, vale, lo pillo, tranquilos”.
El avance del quinto episodio añadirá más leña al fuego, por lo que se intuye de la cara de Tyrion, preocupado de narices, aún en Rocadragón.
Juego de Tronos ha ido preparando a sus seguidores para este posible giro de los acontecimientos, mostrando a una Daenerys que en su camino hacia el Trono de Hierro ha ido perdiendo empatía.
Al final de la sexta temporada, tras despedirse de Daario Naharis (Michiel Huisman), le dice a Tyrion: ”¿Sabéis qué me da miedo? He dicho adiós a un hombre que me ama. Un hombre al que creía querer. Y no he sentido nada”.
Los indicios de la Reina Loca quizás se vieron también en la séptima temporada cuando abrasó a Randyll Tarly (James Faulkner) y a su hijo Dickon (Tom Hopper) por no arrodillarse ante ella. (Aunque la verdad es que deberían haberse arrodillado. También tienen su culpa).
Hasta la semana que viene no se sabrá nada nuevo, pero no está de más reflexionar hasta entonces sobre el lema de la casa Targaryen: “Fuego y sangre”.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.