Juan Diego Botto, un reconocido 'alter ego' de Lorca
El actor, galardonado con el Premio Nacional de Teatro 2021, interpreta al poeta y dramaturgo en 'Una noche sin luna'.
Mucho se ha hablado en los últimos meses de Federico García Lorca, pero si alguien lo ha llevado de nuevo a su hábitat natural, a escena, ese ha sido Juan Diego Botto (Buenos Aires, 1975). Precisamente eso, “su compromiso en escena” y la obra sobre el poeta, Una noche sin luna, en la que ha demostrado “la enorme vigencia que el discurso lorquiano posee en la actualidad” es lo que le ha hecho merecedor del Premio Nacional de Teatro 2021.
Este mismo año, tras casi tres décadas y seis nominaciones a los Goya, rozó su primer cabezón por Los europeos, pero se quedó a las puertas. Sin embargo, aunque siempre se le recuerde en películas como Historias del Kronen, Martín (Hache) o Plenilunio, el entorno de Botto, especialmente en los últimos tiempos, ha sido el de las tablas y el telón que se abre ante un patio de butacas que se ha desvivido en vítores con su última obra, como confirman las críticas.
El hijo de la reconocida Cristina Rota, de la escuela en la que se han formado tantas estrellas y en la que él mismo hacía teatro social, se ha mostrado incansable en la búsqueda del alter ego de Lorca, con ese monólogo —autoría suya— en el que recorre los últimos cinco años de la vida del dramaturgo fusilado en la Guerra Civil.
Juan Diego Botto ha vivido conmovido por Lorca, su legado y la presencia de una luna que no brilló el día de su muerte. “Me impresionó que precisamente Lorca, el poeta que quizá más veces menciona la luna en sus obras, muriera fusilado sin poder verla”, confesó en una entrevista en El País.
Pero como enamorado de la escena —en la que debutó en 1987 con Alessio— y de sus virtuosos, quiere pensar que “murió con una sonrisa, pensando en su último amor [Rafael Rodríguez Rapún]”, añadió.
Su predilección por el granadino de la Generación del 27 le viene de lejos, de muy lejos. Es el escritor que le enganchó siendo un adolescente, con el que conoció realmente “la sociedad española y el mundo femenino” de una forma “sencilla”, con el que se dio cuenta de que “hablando de su vida” también se podía “hablar del presente”.
Porque “la herida abierta que implica Lorca para nuestra sociedad es una metáfora de la herida abierta en una sociedad que tiene todavía irresuelto el problema de las víctimas del franquismo”. Sabía lo que decía entonces y lo sigue sabiendo, como hijo de un desaparecido durante la dictadura argentina, país que abandonó a los tres años de la mano de su madre y su hermana María Botto, huyendo.
Su compromiso con las artes escénicas pasa por el ámbito cultural, como no podía ser de otra forma, pero también por el político y social. Por el poder que el cine y el teatro tienen en sus manos para devolver la Historia a la memoria del espectador. “Es como si la censura hubiera permeado en ellos [los personajes] y el régimen no necesitara policías para decirte lo que tienes que hacer, porque el policía lo llevas tú dentro. Esa es una de las más precisas descripciones de lo que fue el franquismo y lo que explica el posterior devenir de nuestro país”, decía sobre Los Europeos en La Voz de Galicia.
Juan Diego Botto, un hombre orquesta. Un renacentista. Su carrera explora todos los ámbitos en todos los entornos posibles: como intérprete, como guionista, como director, en el teatro, en el cine, en la televisión. De hecho, con más de 50 películas a sus espaldas, su primer largometraje como cineasta a las riendas estará encabezado por Penélope Cruz y Luis Tosar.
Muchos han sido sus papeles (a destacar también Hamlet), pero uno ha sido su verdadero personaje. Lorca lo marcó tanto a él como al teatro. Botto también ha marcado la dramaturgia. Este jueves, el Ministerio de Cultura se lo ha reconocido.