José Luis Ábalos: "Díaz representa la jerarquía orgánica y el modelo que teme a la participación"
Entrevista al coordinador de campaña de Pedro Sánchez
Apenas tenían trato. Pero un día Pedro Sánchez se plantó delante de José Luis Ábalos en el Congreso y le confesó que se iba a presentar para ser secretario general del PSOE. Quería su apoyo. El diputado valenciano se quedó "muerto y estupefacto", confiesa. "Acaba de llegar y ya quiere ser el líder", pensó.
Le dio vueltas unos días y decidió apoyarlo. Vio en él un a nuevo Zapatero. Creía que era lo que necesitaba el electorado socialista. Eso pasaba en 2014. Hoy Ábalos es uno de los coordinadores de la campaña de Sánchez, el hombre fuerte en la estrategia. Y lo tiene claro: Sánchez es el único que puede llevar al partido a la transformación frente al modelo de "poder" y "burocratizado" de Susana Díaz.
Reconoce que han sido unos años muy duros dentro del PSOE. El peor momento, para él, fue cuando vio que Sánchez renunciaba a su escaño en el Congreso. Le pareció totalmente injusto. Incluso, una situación más desagradable que el Comité Federal del uno de octubre. Él le recomendó que se quedara en la Cámara Baja, pero el madrileño optó por marcharse en aquel momento. Ahora los dos vuelven a caminar juntos para reconquistar Ferraz.
¿Por qué tiene que ser Pedro Sánchez el secretario general del PSOE?
Estoy convencido de que así lo decidirán los militantes.
¿Y por qué le apoya?
Representa una corriente que va más allá del cambio en el PSOE, un movimiento claramente regeneracionista que venía alimentándose ya desde hace algunos años y conecta con el propósito de renovación y de recuperación de la identidad en lo que es la formulación de políticas públicas. La gente tiene muy claro que su derribo se hace con el propósito de entregarle el Gobierno al PP. Sánchez representa esa corriente de transformación y recuperación del espíritu fundacional del PSOE y la respuesta a determinadas actitudes impropias de los tiempos actuales. Y es la imagen del cumplimiento de la palabra y de la coherencia.
Hay mucha preocupación por el día después del congreso del PSOE. El partido está dividido absolutamente. ¿Puede Sánchez conseguir esa unidad cuando no la obtuvo siendo secretario general?
La caída de Sánchez se produce de modo definitivo, porque las intrigas estaban desde que fue elegido secretario general, cuando anuncia la convocatoria de un congreso. Ahora tenemos la posibilidad de hacerlo meses después. El resultado debe determinar el fin de estas intrigas y todos tendrán que asumir ese resultado. Pese a toda la campaña que hay de que es el que menos unidad puede suscitar, es al contrario. Nos encontraríamos con una legitimación por parte de las bases y una realidad de contrapoderes que exige mucho diálogo.
Acaba de arrancar la recogida de avales. ¿Cómo la plantean? ¿Esperan un ejercicio de ostentación por parte de Díaz? ¿A por cuántos van?
Es de presumir que la candidatura de Susana intentará hacer un ejercicio de fortaleza y poderío como hizo con la presentación. Claro que esto no lo puede hacer permanentemente. Su estrategia es demostrar fuerza dando a entender que la victoria es segura. Lo importante es sacar el máximo de avales, pero lo entendemos como una fase previa. Nos importan más los votos. El aval no deja de ser susceptible de ir aparejado con algún tipo de presión. El voto es secreto. Confiamos más en los votos que en los avales. Ahora, hay que conseguir un número que demuestre que tu candidatura es competitiva.
Desde la candidatura de Sánchez, Adriana Lastra dijo que esto es cosa de "dos y Patxi lo sabe también". ¿Es solo cosa de dos?
En definitiva, por los discursos que se plantean, cada uno pone el énfasis en determinada concepción de partido y de proyecto político. El propio Patxi, no digo que no tenga proyecto político, pone el peso en la cuestión de la unidad. Ni él es ajeno a ese conflicto, no se puede sustraer. No es viable ese propósito previo de unidad en este contexto. No se puede decir 'soy yo el bueno y a los otros dos no les gusta más que la pelea'. Y no responde al problema que tiene el PSOE, que no es el de que estemos peleados, es de crédito político frente al electorado. El PSOE es un instrumento, no es un fin en sí mismo.
¿Hay un pacto entre las candidaturas de Díaz y López?
No, creo que no y espero que no.
Su gran rival es Díaz. ¿Qué le pareció su demostración de fuerza con Felipe González, Alfredo Pérez Rubalcaba, José Luis Rodríguez Zapatero, Alfonso Guerra, José Blanco y José Bono?
Es contraproducente en todos los sentidos. Una cosa es que el acto surja natural y otra es que se busque la imagen de respaldo de quienes han representado mucho en el partido. No conecta bien ni siquiera con nuestro estilo y talante. Los socialistas tenemos que evitar las imágenes de fuerza y de cierta prepotencia, hay que ser más humilde en estas cuestiones. Los socialistas valoran mucho la humildad de sus liderazgos. Además, en el tránsito histórico del socialismo siempre ha estado presente la idea de la renovación y del cambio. Ahora tendríamos que ir a un proyecto regeneracionista y superar la renovación. No es conveniente esa imagen. La política es anticipación y no tanto estar rindiendo homenajes al pasado de modo continuo. Quien mira mucho al pasado es que tiene poco que ofrecer al futuro.
¿Y qué representa Díaz? ¿Cuál es, a su juicio, el modelo para el PSOE de la presidenta de la Junta?
Es una concepción del partido en la que se valora más al medio que al fin, donde se pone el peso más en el instrumento -la organización- que en el fin último -la transformación de la sociedad en torno a la reducción de la desigualdad-. Hay una concepción un tanto burocrática de la acción política. Representa la jerarquía orgánica y modelos que reducen mucho y temen a la participación política.
Díaz defiende que representa a un PSOE ganador. ¿Cree que con ella se volverían a ganar las elecciones?
En este tema está habiendo muy poca corresponsabilidad. Hay quien reprocha resultados electorales de los que se sustrae. He visto personajes que han participado en gobiernos, donde tuvimos derrotas, como la de 2011, y parece que no tuvieron nada que ver. O son de comunidades en las que tuvimos un mal resultado. De todas formas, lo de peor y mejor hay que contextualizarlo. Hay que ver si los resultados de Díaz, que no tuvo que competir en primarias, fueron mejores que los de sus antecesores y cuál es el peso del PSOE en Andalucía. Por sus razones singulares, Andalucía no es como en otras comunidades. España no es Andalucía y ni Andalucía es como España. No creo que los resultados en Aragón o en la Comunidad Valenciana sean simplemente porque nuestros líderes eran peores que los andaluces.
Sánchez consiguió los peores resultados del PSOE desde 1978. ¿Y ahora sí podría ganar unos comicios?
Las encuestas estaban estableciendo una remontada del PSOE a costa de superar un obstáculo que se había producido en el ámbito hegemónico en el que se había movido. En un momento dado, como consecuencia de la crisis y de las propias políticas que desarrolló el Gobierno socialista, se confundió a nuestro electorado y determinó que se alumbrara una formación política que nos ha disputado esa hegemonía. Pero ni Pedro tenía nada que ver con ese Gobierno ni con aquellas políticas ni con el origen de Podemos. Él se encuentra ya un espacio disputado. Lo que recibe Pedro es un escenario donde se hablaba del célebre sorpasso y de la pasokización del PSOE. Esos eran los retos, no era ganar. Conseguimos evitar el sorpasso y la pasokización. Y, a partir de ahí, con la posición de firmeza del "no es no" vemos cómo va recuperando crédito.
¿Cómo lleva las críticas de que Sánchez tiende a la 'podemización' del PSOE?
Pues fíjate yo, que llevo 36 años en este partido y he formado siempre parte de la estructura orgánica y rompo bastante los esquemas de ese riesgo. Se dice con un propósito despectivo. Esto encierra varias cosas, negar a una parte del partido y a Sánchez su identidad. Me parece muy feo, es una actitud que siempre he encontrado en la parte de la derecha. Y siguen sin comprender que la aparición de Podemos tiene que ver mucho con nuestro fracaso, no han entendido los cambios en nuestro país. Intenta descalificar tanto como si yo dijera que otros se han 'derechizado'.
¿Díaz ha 'derechizado' el PSOE?
Podría decirlo yo también frente a aquellos que nos acusan de 'podemizar'. Es todo lo contrario, lo que intentamos es recuperar de un modo efectivo el espíritu fundacional de este partido, que en origen fue un partido transformador. Los valores hay que demostrarlos, la solidaridad para ser creíble hay que ejercerla y la fraternidad hay que practicarla.
Sánchez llegó al poder con el apoyo de Díaz y la federación andaluza. Usted que conoce tanto a Pedro, ¿por qué se rompió aquel respaldo y tan pronto?
Porque era un apoyo instrumental, de interés y de conveniencia. Susana en ese momento no quiso dar el paso y no le parecía bien que Madina fuera el secretario general. Esto le llevó a dar el apoyo sin creérselo demasiado y estableciendo reservas de poder. Parece ser, por algunas declaraciones de ahora, que era 'yo te apoyo, pero mandamos nosotros y te vamos a estar vigilando'.
¿Qué le parece ver a algunos de los colaboradores más cercanos a Sánchez como Óscar López o César Luena en otra candidaturas? ¿Se sienten traicionados?
No. Respeto las decisiones de cada uno. Me sorprende.
Escuchamos al presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, a la entrada del Comité Federal vinculando su "futuro" y el de "muchos" a la victoria de Díaz. Si gana Sánchez, ¿hay riesgo de escisión en el PSOE?
Nosotros, en ningún momento, se nos ha pasado por la cabeza esta cuestión. Tenemos un plan, que es el A, y es ganar estas primarias.
Hablando del "no es no". Usted se abstuvo en aquella votación de investidura. ¿Cómo lo explica?
En mi caso es muy fácil de explicar. Defendí públicamente la posición del "no es no". Tengo la concepción de que si formo parte de un órgano colectivo y mi posición pierde, estoy obligado a las conclusiones del debate aunque no me gusten. Seguí peleando para que no fuera una abstención completa, se hubieran evitado las elecciones con una abstención técnica. Yo soy secretario provincial, ¿cómo puedo exigir luego que los que no están de acuerdo con las posiciones de la mayoría las respeten? No puedo ir haciendo lo que me dé la gana y exigiendo a los demás que respeten.
¿Y los diputado que votaron 'no'?
Cada uno actúa como quiere. Por ejemplo, desde la posición de Pedro, que fue el más radical, que se marchó. No eran miembros del Comité Federal, otros no tienen ninguna responsabilidad orgánica.
Hablando de su tierra, si gana Sánchez, ¿tiene que tener miedo Ximo Puig a su liderazgo autonómico? ¿Usted se plantearía presentarse al congreso del PSPV?
Jajajaja. No, para nada. Cuando tomé hace tiempo la decisión de formar parte de una candidatura para ser diputado, opté por un escenario político distinto a la Comunidad.
¿Cómo llevan ser la candidatura que más fondos ha recaudado?
Hay un detalle muy importante, el número de donantes y la cuantía. Es las candidatura que más moviliza en número, con más voluntarios y de la gente más sencilla. La mayoría de las donaciones son de diez a veinte euros y de veinte a treinta. En 36 años que llevo en este partido, nunca había visto en un proceso interno esta movilización tan impresionante.
Si gana Sánchez, ¿estamos abocados a ir a elecciones en breve?
Pues como ahora, la llave la tiene Mariano Rajoy. Si no consigue sus propósitos, tiene el botón. Otra cosa es que el PSOE se más complaciente. Si el PSOE es complaciente, llega a acuerdos con el PP y puede cogobernar aunque no sea de modo formal, Rajoy no tendrá problemas. Pero el problema no es que gane Sánchez, es cuál va a ser la actitud del PSOE frente al PP sabiendo que siempre a partir de mayo la cuestión la resuelve Rajoy.
Por cierto, ¿cómo ve esta semana negra del PP?
Ninguna sorpresa. ¿Es que no lo sabíamos? Estos temas de corrupción, más allá de lo del expresidente de Madrid, son de hace tiempo. La declaración de Rajoy es por un caso que ya sabíamos que existía. Cuando nos abstenemos frente a un Gobierno, ya sabíamos claramente que estaba cruzado por la corrupción totalmente. Incluso, el caso de González tampoco nos pilla por sorpresa. El problema del PP es que parece que no sabe funcionar sin la corrupción. Lo único que nos da es un poco, a los que defendíamos el 'no', más razones.