Johnson rechaza dimitir por las fiestas covid mientras se le van parlamentarios al Laborismo
No se descarta que el enfado en las filas conservadoras, manifiesto en varias reuniones de urgencia, se traduzca en un proceso interno para destituir al 'premier' como líder.
La diputada liberaldemócrata Wendy Chamberlain ha preguntado al primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, la pregunta que se hace la mayor parte de la ciudadanía del país -y de medio planeta-, pero la respuesta ha sido clara: que no y que no. El escándalo de las fiestas celebradas en su residencia oficial durante la pandemia, por el que ha pedido sólo disculpas, y que está a la espera de una investigación de una funcionaria oficial sigue en las mismas.
Johnson compareció hoy en la sesión semanal de preguntas al primer ministro en la Cámara de los Comunes mientras afronta más presiones para renunciar por el partygate, como han denominado los medios al escándalo de los festejos que tuvieron lugar en Downing Street en 2020 cuando el país mantenía fuertes restricciones. El premier ha insistido en que hay que esperar a conocer el resultado de la investigación que lleva a cabo la funcionaria Sue Gray, a cargo de esclarecer qué ocurrió en su residencia.
El líder de la oposición laborista, Keir Starmer, acusó a Johnson de ser “incapaz de ofrecer el liderazgo” que el país necesita y calificó de “increíbles excusas” las dadas por el primer ministro sobre si estaba o no al tanto de las fiestas. Starmer agregó que Johnson no podía esperar que la población británica creyera que no sabía que eran fiestas cuando había “botellas (de vino) y platos con bocadillos”.
El primer ministro ha pedido reiteradamente disculpas por estas reuniones y ha llegado a decir que creía que eran citas de “trabajo”, a pesar de que los asistentes habían llevado bebida. “Nadie me advirtió que la fiesta estaba en contra de las reglas”, dice el hombre que estableció las reglas, como titula hoy el diario The Independent, poniendo en pie a las redes sociales.
Fuga del barco
Justo hoy se ha sabido que el diputado conservador británico Christian Wakeford, elegido el 12 de diciembre de 2019 por la circunscripción de Bury South, en el norte de Inglaterra, se ha pasado al Partido Laborista por estar en desacuerdo con la gestión del primer ministro.
El parlamentario, parte de una nueva hornada que obtuvo su escaño en un feudo tradicionalmente laborista, ha dicho en un mensaje a Johnson que tanto el líder tory como el Partido Conservador en su conjunto -al que él mismo pertenecía desde 2013- han demostrado “ser incapaces de ofrecer el liderazgo y el gobierno que este país se merece”.
El dirigente del primer partido de la oposición, Starmer, ha dado la bienvenida al nuevo miembro y ha destacado que “siempre ha puesto primero a la gente de Bury South”.
La deserción de Wakeford se produce cuando crece el descontento hacia el primer ministro entre las filas conservadoras y los rumores de que varios diputados están conspirando para provocar su sustitución. Johnson está en una posición cada vez más débil y es en particular por esos nuevos diputados que obtuvieron escaños en las elecciones de 2019 en circunscripciones del norte de Inglaterra, tradicionalmente progresista, lo que ayudó notablemente a lograr su mayoría absoluta.
No se descarta que el enfado en las filas conservadoras se traduzca en un proceso interno para destituir a Johnson como líder. Por ahora, se han producido varias reuniones en las que la posibilidad no deja de estar sobre la mesa.
Dentro del propio Partido existe un sistema para evitar que un líder desprestigiado como Johnson arrastre consigo al resto del bloque, ahora mismo con mayoría absoluta. El mecanismo del Comité de 1922 dicta que, si 54 tories formalizan un “voto de no confianza” mediante cartas, Johnson se verá obligado a irse. Lo que no está claro es si se está moviendo esta posibilidad en firme y con cuántos votos cuentan los críticos. The Daily Telegraph sostiene que ya son 35 los sublevados.
Además, una nueva encuesta para Channel 4 difundida hoy confirma que Johnson, asediado por los escándalos, está perdiendo terreno en esas circunscripciones del norte y el centro de Inglaterra, que conquistó contra pronóstico en 2019, donde su popularidad ha caído 35 puntos frente a los 9 en diciembre.
Cuando estaba a un paso de ser el primer ministro británico, parecía haberse vuelto más "formalito". Aunque con Boris nunca se sabe.