Javier Sánchez-Junco, un abogado para salvar a Juan Carlos I
Así es el hombre que lleva la defensa del emérito y que ha negociado con Hacienda para evitar el delito fiscal.
Los coquetos árboles apenas dejan ver los chalecitos habitados por poderosos y millonarios en el barrio de El Viso de Madrid. Ese pequeño pueblo al lado de la Castellana en el que duermen algunos de los apellidos más ilustres. Una de esas calles es la de Fray Juan Gil, apenas transitada y poco conocida. Pues en su número cinco se idean estrategias que luego copan todos los titulares y de las que dependen parte del futuro de la monarquía.
Allí está ubicado el despacho de abogados Sánchez-Junco, al que el rey emérito le ha encargado su defensa. Al igual que Fray Juan Gil logró liberar a Miguel de Cervantes de Argel, a ellos les toca salvar al emérito de la maraña de investigaciones en las que está envuelto en la Fiscalía y que pueden acabar con el padre de Felipe VI en el banquillo de los acusados en el Tribunal Supremo.
Al frente de esa defensa está el propio Javier Sánchez-Junco Mas, un fiscal en excedencia y que es uno de los grandes cerebros jurídicos españoles en este tipo de asuntos. Con especial ojo para el asesoramiento en el ámbito del derecho de empresa y el penal económico. Es uno de los abogados más expertos en delitos societarios, contra la Hacienda pública, contra el patrimonio y el orden socioeconómico y contra el mercado y los consumidores.
Este fue uno de los reclamos principales para que el emérito cayera en sus brazos, además de un aspecto fundamental: Sánchez-Junco tienen una visión muy internacional y contactos con despachos allende los Pirineos. Este componente también es clave, pues a don Juan Carlos se le investigan movimientos conectados con las élites extranjeras, desde Arabia Saudí hasta México.
En concreto, la Fiscalía tiene abiertas tres investigaciones sobre el emérito: la de las comisiones por el AVE a La Meca, la de las sociedades en Jersey y la del uso de tarjetas black con fondos de su amigo empresario mexicano Allen Sanginés-Krause. Esta última conexión es la que ha llevado a destapar el fraude de Juan Carlos a la Agencia Tributaria entre 2016 y 2018 tirando de ‘visas’ tanto él como varios de sus familiares con fondos opacos.
El escándalo saltaba cuando este mismo miércoles, a última hora de la tarde, el despacho de abogados mandaba un comunicado: “S.M. el Rey D. Juan Carlos me ha dado instrucciones para que haga público que, en el día de hoy, ha procedido a presentar ante las Autoridades Tributarias competentes, una declaración sin requerimiento previo, de la que ha resultado una deuda tributaria, ya satisfecha, por importe de 678.393,72€ incluyendo intereses y recargos. En cualquier caso S.M. el Rey D. Juan Carlos, continúa, como siempre lo ha estado, a disposición del Ministerio Fiscal para cualquier trámite o actuación que considere oportunos”.
Y es que Sánchez-Junco no sólo se ha convertido en su abogado, sino que en él se ha descargado también la responsabilidad y presión de ser el ‘portavoz’ de Juan Carlos I. En Zarzuela no se quieren pronunciar sobre la situación del emérito y la casa real guarda silencio. Ese papel se ha asignado a la defensa, que ya hizo lo mismo cuando el rey decidió abandonar España en plena polémica durante el verano por sus finanzas. Otro cortafuegos más.
Ha sido el propio Sánchez-Junco el que ha estado negociando estas semanas con el Ministerio de Hacienda para regularizar la situación fiscal de Juan Carlos I, según desvelaba el periódico El País. Con una clara misión: pagar ese dinero defraudado para intentar placar la investigación abierta por las tarjetas black y desactivar esa posible causa en el Tribunal Supremo. La jugada se debe a que la legislación española contempla que el presunto implicado puede eludir el delito fiscal si se abona la deuda antes de que Hacienda o los tribunales notifiquen el inicio de las actuaciones -ahora mismo sólo estaba en fase de investigaciones-. Es decir, regularizar para impedir que se persigan esas irregularidades previas. No obstante. la Fiscalía seguirá investigando.
El abogado Sánchez-Junco sabe perfectamente cómo tratar de resolver esos problemas. Cuando estaba en el otro lado, como fiscal, fue el encargado de procesar, por ejemplo, al banquero Mario Conde por el caso de Banesto. Todavía muchos en la judicatura recuerdan el día que presentó su informe de conclusiones sobre este caso de arquitectura contable de una manera fuerte y vigorosa pidiendo la condena para la cúpula de aquella entidad.
“Una cosa es que la falsedad ideológica practicada por los particulares haya sido despenalizada hasta cierto punto, y otra es el falseamiento de las cuentas anuales, con consecuencias no sólo para los accionistas de una entidad, en este caso Banesto. Nosotros sostenemos que era delito antes y lo es ahora. Por tanto, es lícita la aplicación del código penal vigente”, dijo ante la Audiencia Nacional, precisamente sobre otra de las amistades peligrosas del rey emérito.
Sánche-Junco conoce a la perfección cómo trabaja la Fiscalía, él era uno de ellos hasta hace casi veinte años, cuando colgó la toga para montar su propio despacho en 2001. Fiscal por oposición, arrancó su carrera en los tribunales superiores de Justicia de Madrid y de Asturias. Luego formaría parte de la Fiscalía General del Estado -de la que depende ahora la investigación sobre el rey-, en la parte de la Secretaría General Técnica. En su currículum también consta que ejerció ese papel en el Tribunal Constitucional. Y la parte más valorada por su cliente: estuvo en la Fiscalía Anticorrupción durante cinco años.
Otro punto a su favor es la discreción. No es dado a hablar con los periodistas ni a hacer circular globos sonda por los corrillos de la villa y corte. Contactado por El HuffPost, no ha querido proporcionar ninguna información adicional sobre su labor en esta defensa.
Es un jurista muy estudioso, concienzudo, que conoce todos los detalles y con una experiencia que pocos tienen en estos casos, señalan fuentes jurídicas. Muy conocido en los tribunales y en los casos mediáticos y a la vez él conoce las estrategias y las filias y fobias de sus rivales al otro lado. Y también en el sector destacan de él su labor docente y sus análisis de derecho (ha sido profesor en el máster de acceso a la Abogacía de la Universidad Carlos III, además de en ICADE, la UNED y el Instituto de Empresa). A él siempre le gustaría tener más tiempo, confiesa a los suyos, para dedicarse a esa parte reflexiva y al think tank FIDE (Fundación para la Investigación del Derecho y la Empresa). En cuanto puede le gusta verter esas ideas blanco sobre negro y tiene varios libros publicados por las editoriales Bosch y Comares.
Por sus manos han pasado o están también algunos personajes de la alta sociedad madrileña implicados en asuntos oscuros. Sánchez-Junco ha llevado la defensa de Javier López Madrid, íntimo amigo del rey Felipe VI y al que la reina Letizia llamaba en mensajes el “compi yogui”. Además, tiene como cliente al BBVA en el caso contra Ausbanc. No tiene ni un minuto libre, es un hombre pegado a su oficio.
Sánchez-Junco y el gran caso de su vida: salvar a Juan Carlos I. ¿Lo logrará?