Jaque al Estado
Los independentistas aprueban la ley del referéndum tras un crispado debate y con la oposición ausentándose de la votación
6 de septiembre de 2018. Esta fecha quedará grabada en la historia reciente de la política española. Un día que se recordará entre políticos y ciudadanos por la jornada maratoniana-show que se ha vivido en el Parlament de Cataluña, marcada por los vacíos legales y la lucha de legitimidades y que ha provocado hasta el bochorno de muchos de los allí sentados. Un jaque al Estado entre acusaciones y pisotones al reglamento.
La secreta hoja de ruta del independentismo se ha materializado de manera exprés. Los soberanistas han logrado aprobar la ley del referéndum, saltándose casi todos los trámites y desoyendo a letrados y hasta el propio Consejo de Garantías. Han incluido la norma invocando una reforma del reglamento para debatirla a modo casi de lectura única.
Esta era la fórmula diseñada para poder firmar posteriormente, ya de noche, el decreto de convocatoria del 1 de octubre. Hasta ahora habían sido todo palabras, era el momento de pasar a los hechos y de poner rúbricas -cuando falta menos de un mes para esa supuesta consulta-. Todos los miembros del Ejecutivo han estampado su nombre, para asumir colectivamente la responsabilidad.
Pero esta sesión, el debate y, especialmente los rifirrafes y los movimientos en la Cámara y sus pasillos han servido para dibujar una radiografía de la política catalana. Una catarsis a modo del Comité Federal del PSOE. Junts pel Sí, la CUP y el Govern no han querido escuchar, ni siquiera a los asesores legales. La oposición ha intentado frenar la ley exprimiendo al máximo las leyes, alargando durante horas la sesión y denunciado un "atropello" democrático sin éxito.
EL 'CORAZÓN PARTÍO' CATALÁN
El resultado: la ley del referéndum ha salido adelante pasadas las 21.30 horas con la oposición ausente del Parlament. La norma es una de las claves para la supuesta independencia, junto a la ley de transitoriedad. Han dado su voto a favor 72 diputados -los pertenecientes a Junts pel Sí y la CUP y el independiente Germà Gordó, no se ha registrado ninguno en contra y se han producido 11 abstenciones (Catalunya Sí que Es Pot).
Los miembros de Ciudadanos, PSC y PP han abandonado el Pleno. Ese corazón partío catalán se ha visualizado perfectamente, con la mitad de la bancada ausente, brillando el corazón rojo del tapizado de los escaños. Minutos después todos los diputados independentistas se levantaban y entonaban juntos a los miembros del Govern Els Segadors.
Es una historia de sentimientos, de estrategias, de símbolos. Los diputados del PP han dejado banderas españolas y de Cataluña en sus puestos cuando se han marchado. La diputada de Podem Àngels Martínez se ha levantado para ir a retirar las enseñas españolas.
EL FACTOR FORCADELL
Con miradas tan distintas en esta poliédrica Cataluña, que se reflejaba (¿o no?) en el espejo de su Parlament. Para Lluís Corominas (Junts pel Sí) "hoy no termina nada, hoy empieza todo", mientras que Anna Gabriel (CUP) clamaba que se rompen desde este miércoles "las cadenas del 78". Xavier García Albiol bramaba que era un "ataque a la democracia", poco antes de que Miquel Iceta (PSC) dijera con tristeza: "No en nuestro nombre. No con nuestra presencia". E Inés Arrimadas ha calificado lo vivido como el "error más grave de la historia democrática de Cataluña".
Se notaba ya el cansancio, los rostros casi desencajados después de horas en el Parlament (la Mesa inició la jornada a las 9 horas y la votación no llegaría pasadas las 21.30 horas). Y una persona sobresalía, la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, protagonista del día por guiar el debate y por ser la cara de la obstinación del independentismo para aprobar la ley en un solo día. Ella, que fue la líder de masivas Diadas cuando dirigía la ANC, ha sido la encargada de pilotar este jaque.
Y ella es la que está ahora más en el punto de mira de la respuesta del Estado. El resto del país ha seguido minuto a minuto lo que acontecía en el edificio del parque de la Ciudadela. Y, especialmente, se fijaban en la que un día fue concejala de ERC y fichaje estrella en la lista de Junts pel Sí.
LA MAQUINARIA DEL ESTADO
La respuesta del Estado también ha llegado. El Gobierno ha fijado una estrategia centrada más en las personas que puedan cometer ilegalidades que en las instituciones. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha solicitado que el Tribunal Constitucional declare nulos los trámites del Parlament y busque las personas con responsabilidades penales. Lo ha hecho vía incidente de ejecución de sentencia. Después de la aprobación de la ley, ha pedido también un informe del Consejo de Estado para recurrir previsiblemente este jueves la norma.
Además, la Fiscalía se querellará contra los miembros de la Mesa del Parlament que han permitido tramitar la ley por delitos de desobediencia y malversación. Es el momento de contrarrestar el jaque al Estado, las instituciones centrales no están dispuestas a permitir otro 9-N.
El presidente Rajoy ha guardado silencio, pero ha enviado ante las cámaras a la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, encargada del tema territorial, su mano derecha en Moncloa, abogada del Estado y una de las personalidades con más tirón de su Gobierno. Sus palabras han sido firmes: "No he sentido más vergüenza democrática en mi vida".
El pulso ya ha cobrado vida física. El calendario ahora será trepidante. Rajoy ha mantenido contacto con el rey Felipe VI a lo largo del día. Su agenda para este jueves incluye reuniones con los líderes del PSOE, Pedro Sánchez, y de Cs, Albert Rivera. Unidad del bloque constitucional. Además, presidirá un Consejo de Ministros extraordinario para aprobar finalmente el recurso ante el Tribunal Constitucional. El Alto Tribunal tiene prevista para mañana una reunión, en la que podría ya admitir a trámite la petición del Gobierno y, por lo tanto, quedaría suspendida temporalmente la ley.
España y Cataluña, Cataluña y España caminan hacia el 1-O.