James Costos: "Los españoles tienen un defecto: la modestia"
¿Quién le cayó mejor a Obama: Sánchez o Iglesias? ¿Y a él?... Todas estas respuestas las responde el exembajador de Obama en España.
Fue, es y será el hombre de Barack Obama en España. Convirtió la embajada estadounidense en Madrid en una 'dance floor diplomacy' (pista de baile), consiguió que el presidente no cancelara la tan ansiada visita a territorio español, transmitió la filosofía política del líder norteamericano al resto del mundo y, lo más importante, se preocupó de conocer (y de entender) a los españoles. James Costos (Massachusetts, 1963) nunca fue un embajador al uso. Más bien al contrario. Quiso y consiguió ser El amigo americano, como ahora ha llamado a su libro (Editorial Debate), y se enamoró para siempre de España.
Recibe a El HuffPost en el lujoso Hotel Santo Mauro en una cálida mañana de otoño en Madrid, esa ciudad a la que llegó un 13 de septiembre, su número. Porque en la vida de Costos, incluso el día en el que llega a España tiene algo de simbólico. Todo comenzó con una llamada que pensó que era broma, en la que a su pareja, Michael Smith, le pedían que decorara la Casa Blanca. Fue el final del James Costos ejecutivo de HBO y el principio de la nueva era de la diplomacia estadounidense. Por el camino no se dejó nada de su personalidad: no ha variado nada su carácter cercano, de sonrisa próxima y que irradia paz.
Precisamente esa paz es lo que más lo caracteriza en su nueva etapa, en la que ha vuelto a centrarse en su faceta de empresario. ¿Por qué paz? Porque, como él mismo explica, ahora se siente "más libre". Amó Madrid desde el primer momento, por eso vuelve cada mes, pero ahora está redescubriendo la ciudad: "Puedo salir a correr al Retiro cuando quiero, coger un taxi... Ya no se trata tanto de ir a un sitio determinado, sino de vivir la experiencia".
Pero no todo fue sencillo desde el minuto cero. España en un primer momento lo descolocó. Como la mayoría de los extranjeros, llegaba con la idea de que se encontraría un país alegre, animado, de gente abierta, siempre dispuesta a pasarlo bien. Había estudiado al dedillo las costumbres y, recién aterrizado en el país, quiso sumergirse en ellas. Pero lo que se encontró fue... El país de los bares vacíos.
Sí, de los bares vacíos: en su primer fin de semana, Costos fue a cenar al bar Tomate en Chamberí y a tomar un brunch en el Ritz. Buscaba sentir la vida de la ciudad, pero se encontró haciéndolo a solas con su pareja. "¿Dónde está todo el mundo? ¿No comen?", terminó atreviéndose a preguntar el embajador a uno de los encargados del hotel. "Con todo el respeto del mundo, la embajada anunció que usted quería venir a las once y media y hemos abierto sólo para usted". Así comenzó la primera lección española de Costos: "El embajador de un país tan grande quiere algo y lo hacen para él. Si te descuidas, puedes acabar viviendo en una burbuja, pero era precisamente lo contrario de lo que me había pedido Obama. Mi labor era acercarme a los españoles, no alejarme de ellos", escribe el exembajador en su libro.
Y así fue. Se preocupó por conocer y comprender a los españoles y ahora ensalza lo que más le gusta de ellos: su "familiaridad" y hasta la única crítica que se le ocurre, la convierte en halago: "Son demasiado modestos". "En la cultura anglosajona siempre estás hablando de tus éxitos, de los logros, mientras que a los españoles les cuesta, no se hacen autopubliciadad y eso por un lado está bien, pero por otro no", dice.
Pero si hay algo que haya caracterizado el estilo de Costos como embajador es que se sirvió de todos los recursos a su alcance para retirar el pesado "velo diplomático". Normalizó lo que se ha llamado la "diplomacia gay" y convirtió la embajada de Estados Unidos en Madrid en un lugar en el que se estrecharon lazos entre personalidades de muy diversa índole. Por eso mismo se ha lanzado a escribir el libro: "Todo comenzó cuando estábamos preparándonos para dejar la embajada. Quise escribir un libro que tuviera como base las relaciones humanas. Mucha gente sólo ha visto lo que se dice en la prensa y yo quería retirar ese velo diplomático, para que se viera lo que estaba pasando dentro. Luego se me ocurrió ir más allá, compartir con los lectores la historia emocional, las dificultades, la ansiedad... Para que los lectores entendiesen que no todo es cómo lo ves en las fotos, que detrás de ellas hay muchísimo trabajo, muchísimo estrés, todo para lograr el resultado que después se ve en la foto".
De la mano de ese interés por las relaciones humanas, Costos también hace en su libro una radiografía de las altas esferas de la sociedad española. Como embajador tuvo la ocasión de conocer a un "muy cansado Juan Carlos I" en plena crisis de Botsuana y más tarde a los actuales reyes, quienes "rápidamente" le dejaron "seducido" y con quienes congenió desde el inicio. "La reina Letizia se rió —y todavía se ríe— de mi español", escribe el exembajador. Su trabajo también le permitió coincidir con el por entonces presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, el de Podemos, Pablo Iglesias y el actual jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez. En su libro desvela quién le cayó mejor, se atreve a decir que Obama congenió más con Rivera, pero durante esta entrevista es más polite (educada): ¿Con quién se iría ahora de cañas? Entre risas responde: "Con todos, con todos...".
No oculta lo que le gustó que Rajoy le llamara "crack" en su despedida, ni lo muchísimo que costó que Iglesias no se saltara el protocolo cuando conoció a Obama.
El líder de la formación morada quiso regalarle un libro, La brigada Lincoln, sobre los voluntarios norteamericanos que pelearon por la República en la Guerra Civil. "Comparar los regalos a Obama de Rajoy e Iglesias, el jamón que obsequió Mariano y el libro de Iglesias es una excelente manera de entender sus diferencias", rememora.
Pero si hasta este momento la entrevista ha transcurrido distendida, entre risas y de manera dinámica, el tono cambia radicalmente cuando se le pregunta por el actual presidente de EEUU, Donald Trump. A lo largo de su libro, Costos desliza comparaciones con lo que hizo la Administración Obama y lo que está haciendo la actual. Cita, por ejemplo, cómo el por entonces presidente estadounidense mostró liderazgo tras la masacre en Dallas [Murieron cinco policías en las protestas contra la violencia policial en EEUU], reduciendo la tensión social, "no como Donald Trump, que cada vez que ve un fuego, echa gasolina", escribe. "No hace falta que yo te diga que se está cargando nuestro legado, basta con echar un vistazo cada día a la prensa para darte cuenta de que casi todo lo que logró Obama, este presidente lo está echando para atrás", sentencia.
"En el libro no he querido ser crítico, sino hablar del trabajo que hicimos. A veces me parece importante destacar que estas cosas no suceden bajo el mandato de Trump. Diría que en el gobierno actual hay muchísimo caos, por lo que a lo que aspiro es a que el pueblo de EEUU actúe en las próximas elecciones de noviembre. Tal vez según de lo que salga de ahí veremos lo que puede pasar en las elecciones de 2020", añade.
Y mirando al futuro, ¿volvería a aceptar el cargo de embajador de EEUU en España? "Me gustaría mucho". Aquí Costos se detiene y, entre risas, amplía su respuesta: "En el futuro quiere decir en 10 o 20 años y dependerá de quién esté en la presidencia, pero si él o ella me lo pregunta, le diría que sí". La clave de esta respuesta está en ese "ella" que desliza... ¿Será Costos próximamente el hombre de Michelle Obama? Veremos. De momento, sigue siendo el amigo americano.