El dilema de Bolsonaro: o miente o no entra en la ONU
Nueva York, sede de la Asamblea General, obliga a estar vacunado y el presidente brasileño presume de no haberlo hecho.
Jair Bolsonaro tiene un problema (más). Su participación en la Asamblea General de la ONU le puede generar un dolor de cabeza y un dilema, por mucho que él, negacionista de todo, se niegue a aceptarlo.
La cita convocada para esta semana se celebrará en Nueva York, una ciudad muy golpeada por la pandemia y que, ante la emergencia sanitaria, adoptó una medida controvertida: exigir estar vacunado para acceder a determinados recintos, como los cerrados.
Bolsonaro saca pecho de que no se ha puesto el antiviral y, de hecho, promete que será el último brasileño en hacerlo. También aseguró que la vacuna puede convertir al ser humano en mono o cocodrilo... Poco antes negaba incluso los efectos del coronavirus, al que llamaba ‘gripeciña’... hasta que lo pilló.
Brasil es, por tradición, el primer país en intervenir, pero en su visita a Nueva York, donde se espera a Joe Biden, Boris Johnson o Pedro Sánchez, Bolsonaro se puede enfrentar con la ley. En concreto, con la Orden Ejecutiva de Emergencia nº 225, firmada por el alcalde, Bill de Blasio. En ella se ordena que “una entidad cubierta (bajo techo) no permita que un responsable, empleado a tiempo completo o parcial, pasante, voluntario o contratista ingrese a un local cubierto sin mostrar prueba de vacunación e identificación con la misma información de identificación que la prueba de vacunación”.
Esta es la orden oficial:
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El texto recoge excepciones, pero ninguna de ellas se adapta a las circunstancias del político brasileño. Ni va al baño (o no como objetivo principal) ni es atleta ni es artista que vaya a dar una función. Acaso, podría acogerse a la excepción que engloba a un “ejecutante no residente que no sea empleado regularmente por la entidad cubierta mientras se encuentre en un local cubierto con el propósito de realizar una representación”. Sin embargo, no hay una mención a congresos, ponencias o discursos, que serían las figuras más acordes a lo que pretende hacer el líder brasileño.
Pero los representantes de la ONU abren una posibilidad. Un ‘código de honor’ por el cual valdría la palabra dada por cada mandatario de que se ha vacunado, aunque no tenga certificado covid ni ningún otro documento que atestigüe su tratamiento. Esto obligaría a Jair Bolsonaro a mentir. Para un negacionista como él, que lleva meses haciendo campaña contra los fármacos, sería un contraste decir ‘en suelo oficial’ que sí le han vacunado. O eso, o no entra (salvo que hagan la vista gorda con él).
″¿Recibo la vacuna para qué, para tener anticuerpos? Mi tasa de anticuerpos está por las nubes. ¿Sí, o qué? Tengo 991. Estoy bien, entonces voy a vacunarme para qué, no va a ser efectiva. Todo el mundo ya se ha vacunado en Brasil, yo lo decidiré en el futuro”, ha señalado en las últimas horas, mientras presumía de su buen estado de salud junto a un médico que le acompañaba.