La científica Isabel Sola: "Las visiones políticas me resultan muy difíciles de entender"
Esta investigadora del CSIC codirige junto a Luis Enjuanes un proyecto de vacuna contra el coronavirus.
La pandemia del coronavirus ha puesto en el ojo mediático a investigadores de todo el mundo acostumbrados a hacer una ardua e importante tarea alejados de las cámaras. De la noche a la mañana, su trabajo está siendo seguido por millones y millones de personas, especialmente el de aquellos que se dedican a la búsqueda de una vacuna.
Isabel Sola es una de ellas. Esta científica navarra, experta en coronavirus, codirige junto a Luis Enjuanes un proyecto del Centro Superior de Investigaciones Científicas. Ambos, junto a un equipo de 15 personas, llevan desviviéndose desde hace más de medio año para la obtención de un candidato vacunal que logre decir adiós al coronavirus, mientras escuchan fechas, y promesas sobre cuándo estará disponible, algo que ni ellos pueden decir con seguridad.
Aunque va más lenta que otras que aparecen constantemente en los medios de comunicación (Oxford o Moderna, por ejemplo), su proyecto va dando pasos cortos pero seguros y es en la que la sociedad española tiene puesta muchas esperanzas.
La pregunta del millón: ¿cuándo va a llegar la ansiada primera vacuna y se recuperará la vieja normalidad?
A lo largo del 2021 seguramente haya un primer candidato. No sé decir una fecha exacta, pero quizás se podría pensar que si todo va bien pueda ser el primer semestre del 2021. La nuestra la colocaría a partir del segundo semestre o principios del 2022, va por detrás.
Mientras que recuperar la vieja normalidad va a depender de cómo sea la vacuna, de sus características en cuanto a la eficacia y duración a la respuesta inmune que da... Llevará tiempo recuperar la normalidad total.
¿El verano que viene entonces habrá que ir con mascarilla?
(Se lo piensa) Esperemos que no tanto, pero no hay que excluir que haya que seguir teniendo ciertas medidas de precaución.
¿Cómo están evolucionando las vacunas aquí en España?
Probablemente el candidato más avanzado sea el de Mariano Esteban y Juan García Arriaza. Hicieron un primer ensayo de cómo inmunizaba en ratones normales y tienen pensado hacer en las próximas semanas ya un experimento de protección en ratones humanizados para ver si es eficaz y si protege de la enfermedad. Están en esa fase de ensayos preclínicos en modelo animal de ratón.
Nosotros vamos un poco por detrás porque nuestro candidato ha requerido de más tiempo para obtenerlo en el laboratorio. El nuestro se ha construido a partir del propio virus, de toda la ingeniería del genoma, eliminando los genes que le permiten al virus propagarse de una célula a otra. También hemos eliminado todos los genes que tiene y que le hacen ser virulento. Estamos completando este prototipo que es un replicón y tenemos previsto, a lo largo del mes de octubre o primeros de noviembre, hacer un primer ensayo de protección en ratones humanizados.
¿Notan en el día a día la presión de que toda la sociedad esté pendiente de su trabajo?
Es inevitable. Sabemos que estamos trabajando al límite de nuestras capacidades. Somos un grupo de 15 personas y tenemos unas instalaciones que son excelentes pero de pequeño tamaño. Tenemos mucha experiencia, llevamos trabajando toda la vida y lo hacemos al máximo, pero somos lo que somos comparado con gigantes como compañías como AstraZeneca o Pfizer. Confiamos mucho en nuestro candidato, pero sí que sabemos que es una urgencia porque es una necesidad que todos compartimos.
Esta urgencia se junta con la incertidumbre de cualquier proyecto nuevo, lo que ha pasado con AstraZeneca. Si a esto se une la capacidad que tenemos que es la que es, pues la presión sí que la sientes. Yo suelo usar lo que me decía mi abuela: quien espera desespera y quien anda no puede más. Todos estamos desesperados por tenerla pero los que estamos andando con ella no podemos ir más rápido. La presión hasta cierto punto siempre es un estímulo, pero nosotros seguimos trabajando con el rigor de siempre, solo que hay que manejar estas situaciones y afortunadamente es un trabajo en equipo y esto ayuda a que siga siendo un estímulo.
¿Esperaba que salieran problemas como los de la vacuna de Oxford?
Toda la comunidad científica y, en particular la que tratamos con coronavirus, sabía que esta era una posibilidad. De hecho, la OMS desde casi al principio ha tenido un comité que se ocupaba del desarrollo de la vacuna y tenía presente la posibilidad de que aparecieran efectos adversos que tienen que ver con la respuesta inmune. No tenía que pasar necesariamente, pero era posible... como ha ocurrido con otros virus.
Todas las fases clínicas dan información, pero la fase III informa de la eficacia de la vacuna y, además, al ser un número grande con decenas de miles de personas, pueden salir efectos adversos que no se habían visto antes. En esta fase es la única en la que la vacunación puede ir seguida de la infección y es algo que hay que estar muy alerta.
Se ha publicado que los dos casos que han afectado a la de Oxford tiene que ver con la mielitis transversa, ¿puede ser un patrón?
Cuando apareció el primero, lo primero que pensé es prudencia porque puede ser casual. Esta patología se suele asociar con algunas infecciones virales y parece que la incidencia en una población normal es de 1 cada 200.000 personas aproximadamente. Si se confirmara, porque lo que sé no viene directamente de AstraZeneca, sería algo que creo que habría que revisar por las cifras. Si en una población normal la incidencia es mucho más baja y en este grupo de unos 20.000-30.000 han aparecido dos, habría que estudiarlo y revisar los casos de alrededor para ver si puede haber algo parecido, aunque sea menos severo.
¿Se está jugando mucho la ciencia? Imagine que se comercializa y empiezan a salir efectos secundarios adversos.
Puede suceder esto, ya ha sucedido con otras que han llegado a la fase de comercialización y se han tenido que retirar. Ahí ya se trabaja con toda la población y se ven efectos secundarios muy minoritarios que solo salen ahí. Si son excesivos se retiran en algunos casos, en otros sabemos que, como cualquier medicamento, si se presenta ese efecto adverso en uno de cada millón de personas se puede plantear si el beneficio es mayor que el riesgo. Para que llegue una vacuna de las que se están desarrollando debe demostrar que es eficaz y segura. También tiene que ser transparente para que la analicen los comités de las compañías y de los organismos.
Si se cumplen esos requisitos sería suficiente para pasar a la fase IV, la de comercialización, en la que seguirá habiendo incertidumbre y podrán pasar cosas porque sigue estando en observación. Que ocurriera algo no significaría que se hayan hecho mal las cosas, simplemente es que esa posibilidad existe porque esos efectos son mucho más minoritarios y al inyectar la vacuna en millones de personas es cuando surgen.
¿Por qué España es el peor país de Europa en esta segunda ola?
Creo que hay múltiples causas. Hay personas que están infectadas que no son conscientes de que lo están y hacen vida normal. Tampoco se están respetando las medidas de mantener la distancia, mascarilla, higiene de manos, etc. La sociedad no está llevando a la práctica estas medidas completamente al no respetarse en todas las situaciones.
Luego está el gran problema de este virus: es silencioso con asintomáticos. La única forma de detectarlo es con los sistemas de diagnósticos, para detectar y aislar a los positivos y a sus contactos. Quizás no tenemos información rápida y suficiente a través de los test, el virus va muy rápido y nos lleva la delantera. Si va por delante es muy difícil atraparlo, así que tenemos que ser más rápidos.
¿Los test de antígenos pueden cambiar la tendencia de la pandemia y que vayamos por fin por delante?
Hay mucha esperanza. Cualquier test que ayude a identificar a las personas contagiadas es bienvenido. Cada prueba tiene unas particularidades y hay que aplicarlo adecuadamente. Este test tiene una especificidad y sensibilidad que son las que están por determinar y que probablemente lo hagan más válidos en un momento determinado de la infección, cuando empieza a haber síntomas. Hay que aplicarlos en los grupos de población en los que se sabe que van a ser efectivos y van a ayudar. La agilidad de que te den un resultado en 15 minutos te va a permitir actuar rápido y si se aplica a personas que quizás tienen un síntoma mínimo o estén cerca de tenerlos puede ayudar a controlarla.
Hay que conocer sus características técnicas especificas para aplicarlo de la mejor forma posible.
¿Cómo ve la situación de Madrid, cree que va directo a un nuevo confinamiento?
Es difícil de predecir. Unas medidas de restricción parcial no van a ser tan efectivas como una restricción completa, pero es verdad que hay que llegar a un equilibrio entre restricciones sanitarias y una cierta normalidad para que la vida siga. Todo va a depender de cómo se haga el seguimiento de esas medidas. El límite para reunirse es de seis personas, los locales cierran a las 22:00, pero si luego nos juntamos grupos más grandes sin mascarilla o en los lugares de trabajo... Las medidas ayudan a poner límites, pero luego está el comportamiento de cada persona y el cómo hagamos de bien el seguimiento de esas medidas. Si a esto añadimos un mayor número de test con diagnóstico puede ser clave.
Entonces, ¿ve un confinamiento?
No tengo toda la información epidemiológica y no soy epidemióloga. Me parece que estas restricciones son parciales y que los números que hay en algunas zonas son preocupantes y muy altos. Entonces sabiendo lo rápido que va el virus lo calificaría entre posible y probable que haya que tomar medidas más estrictas. En cualquier caso, tengo cierta incertidumbre porque quiero confiar en que esta intervención y la suma de los comportamientos individuales, la aplicación de test y su diagnóstico, que nos hará avanzar positivamente... pero a veces la realidad te dice que no seas tan optimista, porque la incidencia ha ido a más en todo el verano. Pensando en eso te diría que igual esto no es suficiente. La realidad te dice que va a seguir creciendo y la esperanza y la confianza que igual se consigue frenar la curva.
¿Se habría ido de vacaciones ahora como se fue Simón?
Estoy segura que aunque se fue de vacaciones no desconectó. También es verdad que las personas no somos máquinas perfectas y, cuando una está sometida a una presión muy grande, te puede estimular o llegar a destruirte. Creo que es humano que uno necesite un respiro para poder recuperar. Las personas que se quedaron están perfectísimamente preparadas y seguro que él no desconectó de todo y siguió dando apoyo. La prioridad es que las cosas sigan de la mejor forma posible sin abandonar en absoluto el compromiso y las obligaciones que tenemos para contener el virus. La covid-19 no se va de vacaciones.
Dentro de que se mantenga el trabajo que ellos tienen que hacer, es humano que Simón o quien sea pueda recuperar toda la energía que ha estado perdiendo por el camino. Cada uno tiene sus formas de desconectar, hay personas que igual duermen muchas horas o se van de fin de semana. No se puede recriminar si el trabajo ha continuado de la mejor forma posible, lo importante es que se hayan seguido tomando las medidas y que no se haya parado. Tiene que continuar la actividad sin que se note que hay personas descansando o parando para comer.
¿Entiende la tensión política que hay?
Visto desde nuestro punto de vista de la ciencia, en el que nos movemos por resultados, hechos y evidencias, las visiones políticas me resultan muy difíciles de entender. En estas circunstancias debe de haber unidad para tomar medidas que tengan que ver con los hechos y sean necesarias, las que están demostradas que van a ser efectivas. No hay discusión política, es una cuestión de hechos. Se necesita un mensaje conjunto y una acción unificada que tiene como objetivo contener la pandemia con todos los efectos que esto tiene. Debe de haber un mensaje único basado en evidencias y hechos que que se tiene que compartir desde cualquier signo político.
¿Es partidaria de un comité de expertos independiente que tome las decisiones?
Si no fuera un político experto en virus y epidemiología necesitaría consultar a estas personas. Si me preguntan de economía yo no puedo tomar decisiones sin hablar con un experto. Es fundamental. A la hora de tomar medidas en una situación límite, el consejo que puedan dar expertos en virología, epidemiología, biología, medicina, etc es necesario para que los políticos tomen decisiones con conocimiento. Tendría que ser algo conjunto, el experto propone al político medidas efectivas de acuerdo a la evidencia y luego el político decide. Si le pasan 100 medidas, igual toma 60... pero es mucho mejor eso que nada. Esto sería lo más deseable.