Isabel Coixet: "Hay que ser pragmático, contar historias donde te dejen y los espectadores te puedan ver"
La directora repasa los temas capitales de sus películas como el amor, la muerte, la mujer, la igualdad, las segundas oportunidades...
Un artículo de Maribel Lienhard publicado en WMagazín.
Vivimos en la espera eterna, vivimos en las ganas, en la urgencia, vivimos en el ansia de conocer al otro, de conectar con el otro y de ser mejores. Sin ese impulso la vida no tiene ninguna gracia», afirma Isabel Coixet, una de las directoras de cine europeas más destacadas. La cineasta española es una de las invitadas especiales a la edición 16 de Cinexcusa. Festival de Cine de Neiva (Colombia), del 25 al 29 de octubre de 2021. En una conversación digital con Winston Manrique Sabogal, director de WMagazín, Coixet habló de los temas que vertebran su obra cinematográfica y los conectó con la actualidad: las segundas oportunidas, el amor con sus búsquedas y laberintos, la mujer que vive en un mundo desigual y todo eso bajo la presencia o amenaza de la muerte.
Isabel Coixet (Barcelona, 1960) empezó a hacer películas en 1989 con Demasiado viejo para morir joven y desde entonces ha firmado 25 títulos entre largometrajes, cortos, documentales y películas colectivas y una serie de televisión para HBO. En su filmografía destacan películas como Cosas que nunca te dije, Mi vida sin mí, La vida secreta de las palabras, Elegy, Mapa de los sonidos de Tokio, Nadie quiere la noche, La librería, Elisa y Marcela y Nieva en Benidorm, la más reciente.
Coixet se declara una contadora de historias. Es una exploradora del mapa de las emociones y sentimientos, de seres en transición, en búsqueda de otros, que es una forma de buscarse a sí mismo. Para la directora estos son los grandes temas del cine, pero precisa que “un autor es más genuino cuando más fiel es a sí mismo”.
En cuanto al amor, recuerda que es un tema capital en los libros, en la danza, en el arte. Para Coixet, el amor es clave: “El amor o la idea de la superación es lo que hace que, a pesar de todo, merece la pena vivir. Esto tiene que ver con el sentimiento amoroso de quienes son afortunados de sentirlo hacia otras personas y los que no son afortunados lo subliman en otros aspectos de la vida. El amor es el gran motor del mundo que tiene su mimesis que es el odio, por desgracia”.
Isabel Coixet es una directora pragmática que ya ha entrado en el mundo de las series de televisión. Más allá de nostalgias por las salas de cine en su proceso de desaparición, Coixet es narradora: “Hay una cosa fundamental: y es pragmatismo, contar historias donde te dejen y los espectadores te puedan ver”.
Winston Manrique Sabogal. Felicidades por el Premio de Cinematografía 2020 en España. En la aceptación dio un discurso que fue una especie de guía sobre cómo hacer cine y una declaración de amor al cine.
Isabel Coixet. Me pareció que quizás era el momento de decir algunas cosas que he pensado y dicho. El discurso era una manera de unirlas. Un discurso para la gente que quiere hacer cine. Hay cosas que no te enseñan en las escuelas y la vida sí.
W. Manrique Sabogal. Sobre los actores dice que hay que estar con ellos, quererlos.
I. Coixet. Hay que establecer vínculos. Eso es extensivo a todos los trabajos. Esa cosa de cuerpo colectivo que tiene una película si no se lleva con amor, ternura y delicadeza es difícil, debe ser una experiencia placentera.
A los actores hay que conocerlos, estar a la escucha, saber qué necesitan en cada momento. Los directores somos gente que lo utiliza todo, con lo cual lo de los actores repercute en el resultado final. Hay que admitir que, a veces, el actor con su presencia, su fisicidad, te lleva hacia lugares que no encajan en el prototipo que habías escrito. Hay que estar a la escucha de cómo se siente el actor con el personaje, es una manera de enriquecer lo que has escrito. No digo que haya que admitir todas las propuestas del actor, pero sí a la escucha de alguna idea que resulta estimulante.
W. Manrique Sabogal. Si no he contado mal, usted ha firmado 25 títulos entre largometrajes, cortos, documentales y películas colectivas. Desde Demasiado viejo para moir joven y Cosas que nunca te dije hasta la más reciente Nieva en Benidorm, alguna adaptación literaria, aunque la mayoría de sus películas son guiones propios, originales. También ha entrado en el futuro de las series de televisión con el rodaje de Foodie Love, en 2019. ¿Cómo ve el futuro del cine?
I. Coixet. Hace unos años te hubiera dicho otra cosa. Pero soy una cineasta que quiere contar historias y si ahora el público es más receptivo por las plataformas… Al día siguiente de que Titane ganara la Palma de Oro de Cannes fui a ver la película. Yo estaba en un pueblo de Francia, y éramos cuatro espectadores en la sala. Si eso sucede con una película con la Palma de Oro y todo el eco que ha tenido en los medios, ¿qué va a suceder con otras películas? Igual dentro de dos años cambio de idea. Hay una cosa fundamental: hay que ser pragmático, contar historias donde te dejen y los espectadores te puedan ver.
W. Manrique Sabogal. Contar es el verbo precioso de ustedes los cineastas y los escritores. Ahora le pido que nos cuente algo del cine Texas que cerró en 2020, hace un año, y que es importante en su vida.
I . Coixet. Era un cine de barrio de gente humilde, en Barcelona. Lo teníamos a cuarenta pasos de casa. Allí trabajaba mi abuela como taquillero. Pasé muchísimos momentos de mi infancia, era la fascinación por el cine. Tiene una significación especial, se había mantenido pero la pandemia ha sido la última estocada, al igual que a otros cines. Muchos autores ven esto como el fin del cine, otros ignoran los datos y otros dicen que la gente va cada vez tiene más entusiasmo por el cine, pero los datos no los avalan. El pragmatismo es fundamental. Cuando hice la serie para HBO no me lo plantee como algo diferente a mi oficio de contar A la hora de dirigir no tuve diferencia, sí la encontré a la hora de escribir porque hay que hacer capítulos y dejar cada uno de ellos en alto. ¿Que siento nostalgia por las salas de cine?, claro que sí, toda la gente de mi generación. Pero hay una pulsión más importante que la nostalgia: conectar con lo que hago y a través de eso hay una búsqueda de entender el mundo, no digo que lo haya hecho, porque moriré sin entenderlo, pero la búsqueda es lo importante.
W. Manrique Sabogal. En 1989 estrenó su primer largo, Demasiado viejo para morir joven, y en 1996 obtuvo su primer Goya por el guión original de Cosas que nunca te dije. En esas dos primeras películas están los temas clave del universo Coixet. Vemos una escena de Cosas que nunca te dije.
W. Manrique Sabogal. En esta película hay un hilo narrativo con temáticas, personajes al borde de algo, en tránsito entre lo que fue y lo que será, segundas oportunidades, cómo mudar de piel, lo que quisimos vivir y no pudimos por miedo u otros motivos, lo que callamos, la pérdida, todos esos temas cruciales en la atmósfera del amor y la presencia amenazante de la muerte.
I. Coixet. Pero, ¿no crees que al final son los grandes temas de todos los cineastas? Incluso, cuando se ve un cine más preocupado por cuestiones sociales, muchas veces, utiliza el hilo conductor de una relación sentimental para explicarlo. En Cosas que nunca te dije la gran acusación fue que por qué no hablaba de la España después de Franco. Un autor es más genuino cuando más fiel es a sí mismo. En cuanto al amor, es un tema capital en los libros, en la danza, en el arte. Una de las cosas fundamentales de esa película es que conectó con el grupo de gente que la hicimos de una manera muy visceral.
W. Manrique Sabogal. En el monólogo de la actriz recordé la voz de Virginia Woolf, la voz interior, el pensamiento… La señora Dalloway, de Woolf.
I. Coixet. La señora Dalloway, de Woolf, es capital en la voz interior.
W. Manrique Sabogal. Quiero abordar el tema del amor tan presente en sus películas. Me recuerda a Schopenhauer cuando dijo aquello de si acaso el amor no es más que la estrategia del universo para garantizar la no extinción de la especie, porque da motivos a la gente para que quiera seguir avanzando.
I. Coixet. Es una estrategia muy inteligente, no solo ese amor, también el amor de las madres, hijos, parejas… El amor o la idea de la superación, de que a pesar de todo merece la pena vivir. Esto tiene que ver con el sentimiento amoroso de quienes son afortunados de sentirlo hacia otras personas y, quizás, los que no son afortunados lo subliman en otros aspectos de la vida. Es el gran motor del mundo que tiene su némesis que es el odio, por desgracia. Sería más divertido el amor si eliminamos en la ecuación del amor al dinero que tiene consecuencias funestas.
W. Manrique Sabogal. En 2003 llega Mi vida sin mí que le da una gran proyección internacional. Es una película basada en un cuento de Nanci Kincaid. Es una Sarah Polley que conectó con todo el mundo haciendo su lista, Mark Ruffalo. Vamos a ver un tráiler:
W. Manrique Sabogal. ¿Qué le dice esa película hoy?
I. Coixet. ¡Wow! Me habla de la persona que yo era cuando la hice, de preocupaciones de ese momento. Tenía una niña muy pequeña y empecé a pensar qué pasaría si yo me desapareciera, cómo lo llevaría. Tenía treinta y pico de años y ya has conocido muertes, y son personas que te acompañan, pero no están. Es todo eso pasado por un filtro de obsesiones como las playlists, las lavanderías, las peluqueras perdidas, las personas perdidas… Es cómo es para mí una heroína, que es algo muy diferente de lo que sería para un hombre el héroe. Para mí una heroína es una mujer que limpia profesionalmente una escuela, una universidad a la que no ha podido ir y luego llega a su casa y tiene que hacer la comida y llevar a su hija a una guardería precaria.
Cuando se habla de los superhéroes y superheroínas se habla de gente que vuela, y a mí la gente que vuela no me interesa. No me interesan las persecuciones de coches, no me dicen nada. Vista una persecución… Ya Michael Mann las hizo muy bien. Una vez rodada una persecución ya están todas. Pero si se puede explorar las maneras en que podemos afrontar la vida sabiendo que vamos a morir ese para mí siempre es el gran tema, y que está en todas mis películas.
W. Manrique Sabogal. ¿Cómo siente este momento de la mujer, de la lucha por la igualdad? ¿Qué cree que nos falta, sobre todo a los hombres, para contribuir a esa igualdad?
I. Coixet. Es complicado darte cuenta que muchas de las cosas que son y que has dado por superadas no lo están. Estamos en un momento donde cada vez más las prioridades cambian. Yo no puedo ver una imagen más, ni escuchar un comentario más, sobre lo que pasa en Afganistán sin pensar que tu vida va a ser un infierno, pero en los últimos veinte años tampoco ha sido un paraíso. Desde el momento en que una mujer es obligada a llevar una especie de tienda de campaña puesta es tan evidente que las cosas funcionen bien. Y todavía hay gente que piensa que es una opción cultural. No puede ser. No tiene sentido, y no es humano. A partir de ahí no vamos bien.
Las imágenes que publica la prensa, las noticias, de alguna manera es cómo las mujeres estamos buscando el sitio en la foto. Es decir, el sitio en el poder. La gente de mi generación llevamos toda la vida luchando. A los cinco años ya veía que a los niños los trataban de manera diferente y la sociedad no era igualitaria. Llevo toda la vida: «Oiga, oiga… Puedo? puedo? puedo?». Pidiendo… Llega un momento que no tienes ganas de pedir permiso porque hay una fatiga, una carga mental extra el explicar cosas que te parecen de sentido común; incluso a personas inteligentes, formadas, y se supone que son aliados nuestros, hombres y mujeres. Hay unos hábitos metidos y es muy difícil cambiar. Hay veces que opto por el golpe en la mesa, a veces por el sentido del humor…
Ahora vemos fotos de las mujeres afganas en los setenta con minifalda y dicen que Occidente trata de occidentalizar. El problema no es ese. El gran problema es el del cuerpo. El gran problema de los hombres con la toalla en la cabeza y todo ese mundo que falta es la mitad del mundo que no está y se le intenta borrar con el burka o esa especie de tienda de campaña en la cabeza, el insulto, el paternalismo de no puedes salir sola de tu casa si no es acompañada, y la mentira de vamos a respetar el derecho de las mujeres. Cada vez que pienso que se están ganando cosas, y es verdad, pues veo que no es así. En el cine cada vez hay más mujeres directoras, más voces femeninas… Yo es que quiero la mitad, y si puede ser un poco más… Yo ya no estoy ni por la mitad. Ya no estoy ni porque me paguen lo mismo que a los hombres, yo quiero un poco más.
W. Manrique Sabogal. Vamos a pasar a otras mujeres de tus películas como en La vida secreta de las palabras, en Elegy, hasta llegar a la película La librería, basada en la novela de Penelope Fitzgerald, con la que ganó los principales premios Goya. ¿Cómo ve La librería hoy con respecto a la cultura y una mujer ahí delante?
I. Coixet. Si nos vamos a los orígenes de la película que es la novela que Penelope escribió con sesenta y pico de años cuando ya sus hijos estaban encauzados en la vida y el cuidado de su marido, que estuvo enfermo, le dio un poco de respiro, se ve que con un talento inmenso tuvo que esperar a los 60 años para escribir. A un librero hombre nunca le hubieran hecho lo que le hicieron a ella del mobbing, ni el hombre de banco le hubiera explicado las cosas como si fuera idiota. Ni la gente le hubiera discutido su elección. Como mujer todo el rato te estás enfrentando a personas que intentan explicarle incluso cuando te alaban, intentan explicarte lo que has hecho. Para mí es una gran parábola sobre lo que habla Rebecca Solnit en Men explain Things To Me, de creerte que esa mujer que tienes delante no sabe lo suficiente ni está capacitada para tomar decisiones. Y en una sociedad pequeña ya sabes que pueblo chico infierno grande todas esas tensiones están hilvanadas en una trama muy sencilla. Yo leí la novela y me tocó muchísimo. Siempre digo que Florence Green soy yo.
W. Manrique Sabogal. Hablemos ahora de otra mujer, de Nadie quiere la noche, en la que se juntan dos cuestiones: por un lado Josephine, protagonizada por Juliet Binoche, que en época victoriana va al Polo Norte en busca de su marido el explorador Robert que está buscando la ruta del Polo Norte, y se enfrenta a muchos obstáculos; y, por otro lado, está el tema de las potencias tratando de cruzar el Polo y adueñarse de él.
I. Coixet. No va a quedar, ni Polo Norte ni casquete polar. Es una película sobre una ambición sesgada, la única manera de que una mujer como Josephine obtenga la gloria es a través de la gloria reflejada del marido. Pero la realidad es que ella fue una mujer que recaudó el dinero para que su marido hiciera esa expedición, y él nunca quiso compartir eso con ella. Todo eso con la mirada hacia las personas que lo habitaban, y cómo ese Polo Norte idealizado por el mundo victoriano a la postre será un lugar donde las comunidades inuit vivían los escasos meses que podían y cómo, de repente, el hombre blanco llega con su banderita y descubre algo que ya estaba descubierto y habitado. ¡Descubrir, descubrir! El descubrimiento siempre es a partir del hombre blanco que llega, como en América Latina. ¿Qué es este descubrimiento? Las personas allí vivían y tenían su civilización. De repente, llega un señor con sus carabelas. ¿Qué es esto? Hay cosas que tenemos que poner en cuestión. Ahora, afortunadamente, las nuevas tendencias de la Historia ven que conceptos como el descubrimiento ya no funciona. Nunca debían haber funcionado. La película es la historia de amistad, de esas dos mujeres que han sido utilizadas por un hombre que al final desea llevarse la gloria mientras ellas languidecen en esta especie de eterno invierno polar por nada.
W. Manrique Sabogal. Nos vamos despidiendo, pero antes de llegar a Nieva en Benidorm, hago una parada muy rápida en Elisa y Marcela, el primer matrimonio entre personas del mismo sexo, con todo lo que está pasando, en parte de involución, por la intolerancia que se vive y donde la ultraderecha parece que coge ventaja. Y llegamos a Nieva en Benidorm, su película más reciente, veamos el tráiler:
W. Manrique Sabogal. Aquí están condensados los temas que vimos en Cosas que nunca te dije y otras películas: segundas oportunidades, amor y una frase de la actriz Carmen Machi que cita a la poeta Sylvia Plath que le dice al protagonista: “Si no esperas nada de nadie nunca te decepcionarán”.
Isabel Coixet. Es una frase de un texto de Sylvia Plath que también vivió unos meses en Benidorm. Tenemos un personaje que ha vivido así toda su vida, sin decepciones porque no ha confiado en nadie, cerrado al mundo, sabiendo que cuando te abres al mundo como ser vulnerable vas a sufrir, pero ahí es donde queda el sentido de la existencia. Vivimos en la espera eterna, vivimos en las ganas, en la urgencia, vivimos en el ansia de conocer al otro, de conectar con el otro y de ser mejores. Sin ese impulso la vida no tiene ninguna gracia y Sylvia Plath lo sabía y esa definición de la no vida, de la no existencia, es muy bonita. Yo conecto mucho, desde adolescente, con Sylvia Plath.
Winston Manrique Sabogal. Y casi todas sus películas nos conectan con el Carpe diem. Muchas gracias Isabel Coixet por haber aceptado esta invitación de Cinexcusa.
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