Iñaki Egaña, califato independiente
Ahora, más de tres décadas después, ha retomado esa música para crear Izaro.
Después de dedicar toda su vida al rock y al pop, el bajista Iñaki Egaña decidió marcharse a vivir a Jerez de la Frontera para apoyar a su hijo Lander, que quería ser cantaor flamenco. En la ciudad andaluza estuvieron hasta 2017. Lander, cuyo nombre artístico en Maizenita, no ha renunciado a su vocación aunque ahora tiene otros horizontes profesionales en una empresa de telecomunicaciones.
Egaña, por su parte, sigue componiendo y toca de vez en cuando con amigos. En cierta medida, fue así como se inició en la música. En las reuniones familiares, sus aitas cantaban y los hermanos tocaban el piano, pero a él le apasionaban los Beatles y la guitarra. Terminó por decantarse por el bajo y no tardó en formar parte de un grupo, Los Tañidores, apadrinado por el periodista José María Íñigo.
El productor de los tres discos que grabaría, el argentino Adolfo Waitzmann, decide trabajar con ellos en los muchos encargos de bandas sonoras que tiene en esa época. Los Buenos no sólo aparecerán en los créditos de Pecados conyugales o Una vez al año, ser hippy no hace daño sino que se codearán con actores de moda, como Conchita Velasco, Tony Leblanc o Manolo Gómez Bur. Un cineasta joven, Iván Zulueta, prepara una película que con el tiempo será un incono de la cultura pop en España, Un, dos, tres, al escondite inglés (1969).
A punto de incorporarse al servicio militar, el batería Fernando Arbex lo llama para hacerle una prueba. Está montando una banda, Alacrán, y piensa en la voz de Egaña como solista. De esa experiencia, surge otra formación, Barrabás, cuyos discos alcanzan el éxito en varios países. Sin embargo, en mayo de 1972 una visita de la policía franquista a la casa de Iñaki frenará en seco su carrera. Junto a Miguel Ríos y dos componentes de Los Payos, es conducido a los temidos calabozos de la Dirección General de Seguridad, en la Puerta del Sol madrileña.
Miguel Ríos cantará poco después una canción de Egaña, La maraña, que evoca la experiencia vivida y con la que cerrará su etapa en la discográfica Hispavox. El bajista se reencontrará con Juan Pardo, al que había conocido en Los Brincos, que le produce un disco en solitario, Karma. Su horizonte profesional, sin embargo, estaba al sur. Junto a Kiko Guerrero, Manuel Mantero y Manuel Rodríguez en 1976 forma Imán, al que en seguida se coloca un segundo nombre Califato Indpendiente
En los ochenta, los nombres de Barrabás y Juan Pardo vuelven a cruzarse en la vida de Iñaki Egaña. En 1983 graba Prohibido, uno de los últimos discos del grupo, con José María Moll y Miguel Morales. Pardo lo incorpora como bajista a sus exitosas giras por España y América. Todavía siguen siendo amigos. Por esos mismos años, Ana Belén, que acaba de tener a su hijo, graba la Canción para David, que compone Egaña con una letra de Víctor Manuel. Ahora, más de tres décadas después, ha retomado esa música para crear Izaro, en homenaje a su primera nieta.