"Igualdad real": otra trampa del machismo
Cuando desde el machismo hablan de "igualdad real" es para ponerse a temblar, pues uno nunca sabe si se refieren a una "igualdad monárquica" o a una igualdad lejana y abstracta que vuela tan alto como un "águila real". Lo que queda claro es la falsedad del sonido hueco de sus palabras vacías, como si fueran parte de un playback en el que alguien hace sonar el relato metálico mientras ellos sólo mueven los labios.
A diario vemos en redes y conversaciones cómo han pasado de decir que la desigualdad no existía y que todo era un invento de las "feminazis" para beneficiarse económicamente, a afirmar que lo importante es la "igualdad real", estableciendo así una diferencia entre lo que son las políticas y medidas adoptadas para corregir las consecuencias de la desigualdad y promocionar la Igualdad, y lo que ellos han decidido que sea la "igualdad real".
Lo curioso es que todavía no han explicado qué es eso de la "igualdad real", tan sólo se limitan a decir que todo lo que se ha hecho para contrarrestar los terribles efectos de la desigualdad, no es buscar la Igualdad. Por lo tanto, para ellos, promulgar una ley que responde de forma integral contra la violencia de género, impedir la discriminación en el matrimonio entre personas del mismo sexo con una norma específica, desarrollar una ley que promueve la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, establecer medidas para corregir la brecha salarial, potenciar la incorporación de mujeres a puestos de responsabilidad, educar para que la Igualdad sea un valor que de sentido al conocimiento... no tiene nada que ver con esa búsqueda de la Igualdad. Y por el contrario, diluir las medidas supuestamente dirigidas a conseguir la igualdad entre otras manifestaciones que nada tienen que ver con la desigualdad histórica, como por ejemplo, pedir que se legisle sobre violencia doméstica, educar de manera segregada, evitar medidas de acción positiva para corregir la injusticia de la desigualdad... todo ello, dicen, es buscar la "igualdad real".
La conclusión es sencilla, "la igualdad real" en verdad es la desigualdad de siempre después de que el machismo diga que no lo es. Es decir, el argumento de la "igualdad real" es otra de las trampas del machismo para que no se hable ni se consiga la Igualdad. Y para demostrar y reforzar su posición recurren a las falacias propias de quien tiene una posición de poder, para concluir que las medidas que actúan sobre las consecuencias de la desigualdad y sobre las personas que sufren la desigualdad, es decir, sobre la discriminación de género y las mujeres, son discriminatorias y van contra la desigualdad porque dejan al margen a los hombres. El planteamiento es absurdo, pero como se dice desde esas posiciones de referencia que establece el machismo para los argumentos masculinos, y como los beneficiarios de esos planteamientos son los hombres, no tanto por el efecto inmediato de las medidas como por contribuir a mantener sus privilegios al perpetuar la desigualdad, suena razonable y resulta admisible.
¿Se imaginan que ante una campaña sanitaria dirigida a un determinado grupo de personas enfermas o con ciertos factores de riesgo, alguien dijera que se está discriminando a la parte de la población que no recibe dichas medidas? Sería absurdo porque el motivo que lleva a que no las reciban es que no las necesitan, pero, en cambio, ese tipo de argumentos sin lógica ni razón sí tienen validez cuando se usan contra la Igualdad y para intentar que la violencia de género no se aborde con la especificidad que requiere.
Todo ello demuestra que cuando se refieren a la "igualdad real" sólo buscan "atacar a la Igualdad en nombre de la igualdad" para esconder el machismo que hay detrás de todo ese tipo de planteamientos. Es la estrategia del posmachismo, la versión camuflada del machismo para que la confusión actúe como una especie de "curare social" y paralice cualquier iniciativa a favor de la Igualdad.
Pablo Casado y el PP se equivocan al adoptar el lenguaje machista de la ultraderecha, como hizo el pasado 14-2-19 en su crítica a la ministra de Justicia, Dolores Delgado, para defender posiciones y políticas que ya quedaron atrás en el tiempo, como su propio grupo ha ratificado en numerosas votaciones durante estos últimos años. No sé si al hacer esas declaraciones en san Valentín, el día del amor romántico, ha querido plantear una especie de "política romántica", pero el amor y la política se demuestran con hechos, no con gestos, y la Igualdad es irrenunciable. Alguien del partido debería de cuestionar esa estrategia de manipular la Igualdad y olvidarse de la situación real de las mujeres, lo mismo que ha ocurrido cuando se ha tratado de instrumentalizar a las víctimas del terrorismo.
La Igualdad es Igualdad, no "igualdad real"... A nadie se le ocurriría hablar de "libertad real" o de "justicia real" o de "dignidad real"... para cuestionar desde ese concepto particular la Libertad, la Justicia o la Dignidad consagradas en la Constitución Española y en las declaraciones y normativas internacionales. Quien cuestiona la Igualdad recurriendo a "lo real" lo hace, no porque la Igualdad no sea cierta y verdadera, sino porque no la aceptan dentro de sus posiciones y les parece algo irreal desde su mirada machista.