Ida Vitale: “Las culturas tienden a la desaparición del misterio. Lo compruebo cada día”
La poeta uruguaya publica su 'Poesía reunida' y repasa en esta entrevista su trayectoria, los autores que la han influido, sus preocupaciones, su manera de escribir y los temas que aborda
Por Winston Manrique Sabogal
El año en que el mundo empezó a recitar Elegías de Duino, de Rilke, Fervor de Buenos Aires, de Borges, y Escalas melografiadas, de Vallejo, nació Ida Vitale. Hace 94 años, en la primavera de Montevideo, el 2 de noviembre de 1923. Pronto, muy pronto, el misterio de la poesía llegó como un aire forastero a su vida, sin saber qué era, sin entenderla pero tocándola toda. Para siempre.
Perteneciente a la llamada Generación del 45, la poesía de Vitale se inscribe en las vanguardias latinoamericanas con versos que buscan el encuentro del ser humano con la naturaleza, a la vez que explora las sensibilidades cotidianas lejos del bullicio del mundo diario. Juan Ramón Jiménez la señaló en los años cincuenta al incluirla en una proyectada antología "escondida" de poetas jóvenes. Su primer poemario es La luz de esta memoria, de 1949. La siguiente es una entrevista hecha por teléfono, donde Ida Vitale repasa su vida poética, sus temas preferidos, los autores que siempre la acompañan y se asoma a la realidad del mundo:
La voz cavernosa y cálida de Ida Vitale se torna nostálgica. Nítida al otro lado del teléfono. La poeta está en Austin (Estados Unidos) donde vive hace treinta años. Está recién levantada con el sol ya en alto. La lectura la acuesta tarde, la lectura le ilumina la noche. Rodeada del desorden de cajas de libros ordenados porque prepara su mudanza para regresar a Montevideo, la poeta es una cascada de historias, ideas, reflexiones, preguntas, anécdotas, recuerdos.
La voz de Ida Vitale se ensombrece. Sus palabras se hacen más lentas en este tema. Sin darse cuenta, termina hablando de uno de sus temas, el misterio, de si el misterio ha perdido misterio en esta época. Ha dicho: La palabra infinito es infinita. La palabra misterio es misteriosa. Ambas son infinitas, misteriosas...
Ida Vitale, en 2015, en la Residencia de Estudiantes, de Madrid. /Fotografía Residencia de Estudiantes
Se muestra un poco beligerante, a su manera cordial, en este tema. Está convencida de la importancia de que los niños y las personas tengan momentos en que no tengan nada que hacer. Una especie de desamparo que los habrá de proteger en el futuro.
Entra en otro mundo. Habla feliz de los libros, de sus lecturas... De sus viajes por el mundo... De cómo la dictadura uruguaya la llevó al exilio... Del viaje a sus antepasados.
La poeta sigue en su mundo feliz de la literatura, va y viene a su anchas. Un nombre, siempre con una descripción literaria, luego otro, y así. Lamenta que la capacidad de sorpresa en la gente se vaya perdiendo.
Es de Kenzaburo Oé y se titula La presa, le digo. Creo, si no me falla la cabeza, le insisto. La poeta se muestra feliz, como uno de esos niños del cuento de Oé.
La poeta vuelve sobre la historia de los niños y el soldado negro prisionero. Recuerda pasajes del relato como cuadros, como postales. Lo ve, lo está viendo, lo hace ver... ¡El asombro! ¡La sorpresa! Se detiene en que en ese relato es el descubrimiento de otro ser humano visto como otra especie, como algo misterioso. ¡El misterio! "Ya sé de quién es", dice alegre Ida Vitale al haber resuelto un enigma que la acompañaba hace mucho.
Ahora una de las cosas que le preocupa, además del desorden de cajas que tiene en su casa es que no se podrá llevar los diccionarios prestados por la Universidad. Se lamenta entre risas, y deja de hablar de sus preparativos para volver a Montevideo para hablar de su poesía.
Aunque han pasado 68 años desde su primer poemario, Ida Vitale es una poeta contenida con apenas una quincena de títulos. Tras aquel La luz de esta memoria, de 1949, figuran títulos como Palabra dada (1953), Cada uno en su noche(1960), Oidor andante (1972), Jardín de sílice (1980), Sueños de la constancia (1984), Léxico de afinidades (1994), Procura de lo imposible (1998) y Reducción del infinito (2002). Ha recibido varios premios, los dos últimos son el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, en 2015, y el Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca en 2016.
Es una poeta que sobre personas como ella obligadas a salir de su país escribió:
...tras tanto acá y allá yendo y viniendo.
Francisco de Aldana
Están aquí y allá: de paso,
en ningún lado.
Cada horizonte: donde un ascua atrae.
Podrían ir hacia cualquier fisura.
No hay brújula ni voces.
Cruzan desiertos que el bravo sol
o que la helada queman
y campos infinitos sin el límite
que los vuelve reales,
que los haría de solidez y pasto.
La mirada se acuesta como un perro,
sin siquiera el recurso de mover una cola.
La mirada se acuesta o retrocede,
se pulveriza por el aire
si nadie la devuelve.
No regresa a la sangre ni alcanza
a quien debiera.
Se disuelve, tan solo.
En La luz de esta memoria escribió:
La noche, esta morada
La noche, esta morada.
donde el hombre se encuentra
y está solo,
a punto de morir y comenzar
a andar en aires otros. (...)
- Poesía reunida. Ida Vitale. Edición de Aurelio Major. Editorial Tusquets.