Hungría rompe la unidad de la UE y rechaza más sanciones a la energía rusa
También se niega a expulsar diplomáticos por la matanza conocida en Bucha, como ha confirmado Orbán tras hablar este miércoles con su socio personal Putin.
Hungría pone en jaque la unidad de la UE contra Rusia. El Gobierno de Viktor Orbán, amigo de Putin y uno de sus escasos apoyos personales, se opone a las medidas planteadas en el seno de los Veintisiete, donde forma parte.
Así, Orbán, que ha hablado con Putin este miércoles, ha reiterado que no expulsará a diplomáticos rusos tras conocerse la matanza de civiles en Bucha ni se sumará a las sanciones generalizadas al suministro energético de Moscú.
Tras su conversación, el líder ultra húngaro ha confirmado que su Ejecutivo no tiene ningún problema para acatar la orden rusa de pagar la energía comprada a Moscú en rublos, una exigencia plasmada por Putin como respuesta a los países que califica de “hostiles”, como los Veintisiete.
Sobre la mesa comunitaria está la posibilidad de que Bruselas plantee el embargo de la energía rusa, una medida que tendría que sortear las reticencias de varios socios europeos, aparte de Hungría.
Alineado con su amigo ruso, Orbán también se ha opuesto al envío directo de armas a Ucrania, hasta el punto de prohibir que se utilice territorio húngaro para trasladar estos equipos. Su posición le ha valido llamadas directas por parte de Volodimir Zelenski, que ha instado a Hungría a ser más contundente en su distanciamiento de Rusia.
“Zelenski tiene la mala costumbre de decirle a todo el mundo lo que tiene que hacer”, ha lamentado Orbán en su comparecencia ante los medios tras la llamada de Putin.
Orbán también ha abierto la puerta de la ‘vía húngara’, como otro posible escenario para desarrollar las conversaciones en paz entre Rusia y Ucrania. Incluso, se ha ofrecido a Putin para favorecer un encuentro con Zelenski, algo que el mandatario ruso ve “positivo” pero para lo que exigiría sus condiciones antes de aceptar.